CINCO DÍAS PARA SUMERGIRSE ENTRE 2750 METROS SOBRE EL NIVEL DEL MAR, HASTA 1800 METROS BAJO TIERRA

En el marco de la formación Tecnología en Gestión Comunitaria, Desconcentración San Cristóbal, para las mujeres adultas del Colegio Mayor de Antioquia; fuimos invitadas a una salida pedagógica a Bogotá, Capital de la Republica, con el acompañamiento docente de Luisa Fernanda Cadavid, Edier Henao y José Aníbal Quintero.Una experiencia Caleidoscópica, que arranca en el parque del corregimiento San Cristóbal, donde llegamos a las 3 y 30 del amanecer del día miércoles 19 de junio del año 2019, ese día y esa hora que no regresaran, como no lo hace ningún otro día, ninguna otra fecha. Después de un corto vuelo en avión, arribamos al aeropuerto internacional El Dorado de Bogotá. Por espacio de dos horas aproximadamente, viajamos 17 seres humanos dentro de un pequeño autobús, 3 docentes, 13 estudiantes y nuestro recién conocido amigo y conductor don William. Nos elevamos bordeando el páramo de Verjón, para llegar al municipio de Ubaque. Los territorios son fractales, un territorio fractal de otro. Ubicado en el oriente de Cundinamarca, nos recibe la tierra en plena madurez o tierra de sangre vital, Ubaque, Territorio que es la parte central entre la Patagonia y el norte del Abya Yala, nos cuenta nuestra anfitriona Lida Castillo, gobernadora del cabildo indígena, quien ya se ha unido a esta historia, Las palabras se desgranan con dulzura en su boca, en tanto que nos narra historias de Las Wuayas, guardianas del conocimiento, aquellas que se reunían con la mayoras y subían al cerro Guayacondo, para aprender y ejercer la medicina .Y,- continua narrando- fue en este lugar en 1563, donde se celebró la última gran ceremonia del cacique Ubaque de toda el Abya Yala, llegaron cientos de comunidades para hacer rituales y hablaban en lenguas tanto espirituales como nativas, asegura Lida, atrapando nuestra atención. Acunada por el cerro Guayacondo y, ubicada en el oriente de Cundinamarca, se encuentra la Laguna de Ubaque, este lugar pertenece al grupo de lagunas sagradas de la religión muisca- va narrando Lida- caminando de espaldas a la laguna sagrada, o laguna del comienzo. Volteamos sobre nuestros ejes y encontrarnos frente a nuestra asombrosa mirada el cerro Windo con su forma de cóndor de alas extendidas y bajo sus dominios la ancestral Laguna Ubaque; o también podría ser una mujer con sus piernas abiertas dejando ver el útero que sería la laguna, nos aseguró nuestra guía. Aprendemos en breves instantes un poco más de historia; como por ejemplo, la importancia de La ceremonia de correr la tierra, este es el lugar del número 1 para la ofrenda, se visitaban 7 lagunas del territorio, los territorios son fractales, un territorio es un fractal de otro acá, venía el gobernante supremo a conectarse con los mundos inferiores Una suave lluvia desciende sobre la alguna en medio del ritual del silencio. Bajo el alero de un quiosco nos refugiamos, continúa lloviendo. Todos nuestras emociones del momento quedan depositadas en las hojas de una planta sagrada, que Lida ha repartido entre nosotras, luego las devolvemos a sus manos y ella a la laguna, allí muy seguramente fundidas con el oro del zipa quedaran atadas para la historia de generaciones futuras y es que según cuenta la leyenda, allí reposan los tesoros más hermosos de algunos de los Zipas de la era precolombina. Esto se debe a que era uno de los lugares de adoración más significativo de estos caciques, principalmente del cacique de Ubaque y el Jeque Popón. Ellos creían que Como es arriba, es abajo-, asegura nuestra guía- eso espero, e iniciamos nuestro ascenso hacia el museo Vivo del maíz. La trocha que conduce al Museo es todo un reto que algunas de nosotras no queremos asumir, Luisa con tranquilidad absoluta se queda mirándonos con esos hermosos ojos de agua y busca una solución acudiendo a Lida. Un carro vendrá a recogernos a quienes tenemos dificultades para caminar. Las demás suben entre el camino resbaladizo y los chistes de Estefanía retorciéndose de risa. Todos los territorios de Colombia se conectan con la lengua sagrada Chibcha, nos cuenta Lida, hay un arraigo que nos une que es la lengua sagrada, esa con la que pronuncia Maíz, sembrado, alimentos. Museo vivo del maíz o una estrategia de conservación activa del maíz Este acto artístico, político y cultural, que envuelve la siembra de maíz nativo, practicado por nuestros ancestros que durante siglos, especialmente las mujeres, escogieron, mejoraron e intercambiaron las mejores semillas, nos cuenta Diego Chiguachi, ingeniero Agrónomo de la Universidad nacional. El Museo Vivo del Maíz Nativo nace, como un ejercicio simbólico que cuestiona los cultivos transgénicos, que ha transformado la vida en el campo a causa de las patentes, la proliferación de las semillas transgénicas y el control económico de la producción.-enfatiza- y continúa narrando: El Museo del Maíz Nativo actualmente posee una colección de cientos mazorcas de todo el país, que dicho sea de paso posee más de 500 especies de ellas. Vamos a una finca cercana para consumir los sagrados alimentos, y a manteles: sopa de habas y maíz, puré de cidras y arvejas secas; toda la gastronomía del altiplano en pleno, comemos en tanto que el profe José nos habla de las delicias de los piqueteaderos. Sin más alternativas sopa de habas con chancho, Allí no existe otra oferta culinaria, los piqueteaderos están lejos y cerrados, nos argumenta Lucero, entre risas, Nada que hacer hambrientas, cansadas, con sed y bueno hay que enseñar al paladar a nuevas experiencias gastronómicas. El pan de sagú, recién salido del horno En el carro de nuevo y rumbo a Fomeque, o Bosque de los Zorros, en idioma Muisca. O la tierra del SAGÜ, allí, nos dice el profe José, el 65% de la población es rural. La vista es imponente, montañas de roca abrazadas por la neblina, alguien dice; un piqueteadero! Cerrado! Jajaja, en el auto todo se vuelve risas y complicidad, hay que entrar en sintonía con el ambiente. Andrea, toma fotos a diestra y siniestra, su asombro la convierte en un click constante. Bajémonos aquí donde Omar les digo,- risas- y aprovechamos para estirar las piernas y bajar el mareo que a muchas les ha subido, Soroche lo llaman o mal de altura. Don William, nuestro conductor va disminuyendo la velocidad, nos bajamos, llueve, respiramos, estiramos las piernas y retomamos el camino. Pasan unos cuantos recodos y ante nuestros ojos: La tierra de los Zorros, silenciosa y extremadamente limpia, descendemos del auto con los oídos llenos de aire, el cuerpo encalambrado y nuestra mejor sonrisa para ingresar a la sede de las mujeres ADIMF. Allí, rendidas de sueño, hambre y cansancio damos buena cuenta de las delicias del sagú, del pan recién horneado, y una bebida endiosadamente deliciosa, a punto de elixir diría yo. Nos esforzamos por mantener viva la atención, lo vale ese pan recién hecho con cuajada, queso, mantequilla, y harina de Sagú, y por supuesto las voces de las mujeres de la Asociación de mujeres para el desarrollo integral de la mujer Fomequeña, Mujeres que avanzan en el emprendimiento productivo de amasijos tradicionales de Harina de sagú, y en la búsqueda de resignificación de derechos. “El Sagú, es un tubérculo del que se extrae la harina para hacer diferentes productos alimenticios, se siembra en enero o a principios de febrero y se saca en diciembre para secarlo. Luego se lava la raíz, se pela, se ralla, se lleva a un recipiente con agua y se le va cambiando hasta que quede blanca la masa, se asolea hasta que esté seca y queda lista para usar nos cuenta Berenice una Fomequeña de hermosa piel bronceada por el frio. Ahora estamos en el Hotel Muscua, y su vista a la calle principal, no hay nada más valioso en esta silenciosa noche, de este solitario pueblo, excepto las toallas y la ducha caliente; caímos rendidas después de degustar un café, silencio, ahora hablamos un poco con Carmen Alicia, del piqueteadero prometido por el profe José y de las achiras de Sagú. Nos vamos arrullando con nuestras propias voces. 20 de Junio, Rumbo a Usme o el turismo rural comunitario. Usme es la localidad número 5 del Distrito Capital de Bogotá, Colombia. Nos cuenta don William, ubicada en el sur-oriente de la ciudad, vecina a la localidad de Sumpaz, en donde se encuentra el páramo más grande del mundo, hacia allá nos dirigimos atravesando nuevamente la ciudad. Descendiendo de Fomeque y atravesando nuevamente la capital tomamos la avenida Boyacá rumbo a la localidad de Usme, vereda la Requilina – reliquia- donde visitaremos La experiencia Campesina Mujer y Tierra¸ Johanita, se ha convertido de repente en una experta guía turística, nos habla de los edificios y avenidas con la propiedad adquirida en estas cortas horas de viaje. La ruta agro turística, significa un pacto de borde urbano-rural, donde la ciudad no se lanza sobre el campesino y su tierra. La cuál nació como iniciativa de un grupo de campesinos de la zona que se sentían amenazados por la expansión urbana de la Localidad, nos narra la campesina y guía que hemos recogido en la plaza central de la localidad, ella lleva varias horas esperándonos y nosotras otro tanto viajando. La Ruta, tiene como finalidad mostrar las potencialidades y fortalezas de la ruralidad de Usme, tales como, la cultura, el patrimonio y la gastronomía, Nos asegura. Iniciamos el recorrido bajo la lluvia, tierra mojada-lodo- en las suelas de los zapatos y un frio que se cuela hasta los huesos, con todo viva en nosotras siempre la disposición al aprendizaje y, en los profes José, Edier y Luisa, la voluntad de cuidado y acompañamiento. La finca es pequeña y está habitada por patos, hola señores patos, pueden prestarnos un baño urgente, y regalarnos un café, solo uno Ingresamos a la casa bordeada de jardines y se nos ofrece una bebida humeante de hierbas frescas y acompañado de cuajada, la más deliciosa del mundo, eso creo. Allí temblando de frio escuchamos más, indagamos otro tanto. Liliana ha tomado posesión de una minúscula escalera sobre la cocina, creo que huye del frio. Vamos a conocer los cultivos, un poco de lluvia, risas y cataplum Lucerito cae al suelo, ninguna otra, por fortuna, los docentes José y Edier, se han dado a la tarea de ofrecernos con gentileza su apoyo y Johanita vigila cada uno de nuestros pasos, -ahí no vayas a pisar, cuidado te caes!, Formamos una cadena humana de apoyo, hasta llegar a la Finca El Cerezo No. 1, donde se encuentra una vivienda campesina de más de 120 años de antigüedad. Era de los tatarabuelos. Nos cuenta la más hermosa abuela, vestida todita de azul, quien emerge como un hada, de un cuento de hadas por supuesto. Esta vivienda está elaborada con materiales naturales como el chusque, estiércol de animal, greda y arenas. A este tipo de construcción se le denomina bahareque- Afirma orgullosa -y nos enseña su huerta, sus conejos, nos habla del papayo macho y la papaya hembra. Ver y no tocar advierte constantemente, ante nuestra curiosidad. Abandonamos El Cerezo topándonos con dos ovejas, hola señoras ovejas. Eliza, Chechi y Yo, hacemos mudras sobre la hierba esperando a nuestra manada que están conociendo el sembrado de aromáticas. Luego, hacemos un ritual saludando la cordillera, hay magia en el ambiente. Respira, respiremos tomemos aire, retomemos fuerzas. Carmen viene con la cara encendida de emoción. Diana se adelanta, seguida de Cristina, Lourdes me cuenta historias con su voz temblorosa de frio. Arribamos a la Finca la Morelia donde disfrutaremos las costumbres gastronómicas de la vereda la Requilina, nos cuentan las mujeres de Usme. Allí, descubrimos que en el altiplano todas las comidas llevan maíz, incluso el ajiaco. Regresamos a la capital, ahora hay nuevos expertos guías dentro del carro, ya sabemos reconocer calles y avenidas todo se nos va haciéndose familiar. Cerca al aeropuerto el Dorado esta nuestro Hostal. Una vez instaladas en el Hostal Munzo, nos damos una ducha caliente y algunas salen a centrocomercializar. Junio 21 / AM Las voces de todas fueron una sola gota De Nuestra visita a la Casa de la mujer, Federación de Mujeres Rurales y campesinas de Cundinamarca. Y el Centro Nacional de Memoria Histórica. Son las 7 de la mañana, A un pequeño restaurante, ubicado cerca al hostal ingresamos para tomar nuestro primer alimento del día, todas van llegando con una sonrisa y su mejor disposición. Luego al auto y partimos a nuestra aventura del hoy. Ya las distancias se van acortando a fuerza de recorrerlas, Aquí pienso que la Narrativa se agota, muchas cosas quedarán ocultas en el Alma, porque no se han ido, porque permanecen, y perviven y reviven una y otra vez a la vuelta de cualquier esquina de esta mí amada Patria! , Ay país, país, país. Ver llorar a Elizabeth, con un dolor profundo en mi hombro. Ver llorar a mujeres Fuertes como Lourdes, o escuchar al profe Edier, con la voz cortada narrando una historia dolorosa escrita en su memoria, Aquí donde las voces de todas fueron una sola Gota de llanto amargo, Duele. No hay más. Momentos de catarsis. Y unas al hotel, otras a caminar la avenida séptima. Junio 22 La voz de la guía pierde importancia. Hoy es un día para recorrer la historia; algunas desayunamos Changua con pan y café, otras caldo de costilla o tamal y, viajamos al Museo Nacional. En el hall del museo posamos para la foto histórica; mientras esperamos la guía que nos da el ingreso: el Museo Nacional o la penitenciaria del panóptico, fue una idea diseñada por Jeremy Bentham. Llamada así por su forma en cruz y las rejas en las convergencias que permiten vigilar desde el centro y en los tres pisos del edificio, toda la actividad de los prisioneros. Cuando inició la construcción de la cárcel del Panóptico, este lugar quedaba a las afueras de Bogotá. Conforme fue pasando el tiempo, el lugar empieza a quedar en el Centro que hoy conocemos, luego se fue necesario pensar entonces en una alternativa diferente para recluir a los prisioneros de la capital y se construye la cárcel de la Picota. -va narrando nuestra guía -: a partir de este momento, de estas palabras, salidas con gracia en la juvenil voz de nuestra guía, caminar por las galerías del museo atormenta los sentidos y taladra el alma; el frio, el dolor que albergan sus paredes empieza a revivir y a envolvernos, ahora se escuchan los ecos de aquel pasado tortuoso de una patria que duele hasta lo más profundo de la medula. Esté fue un lugar de torturas y de infamias, susurramos Chechi, Elizabeth y yo, sentadas en banco del museo, ¡aún para los niños! Ya no escucho las voces de mis compañeras y docentes, gritos de dolor en las gargantas de vidas en desesperanza; particularmente para mí el recorrido y la voz de la guía pierde importancia. Hasta llegar al momento de tatuarse la importancia en la piel, ejercicio de memoria propuesto por la guía. Todas, el compañero Felipe y los profes, lo disfrutamos y salen a relucir sentires, deseos y memorias, historias, ¿qué puede ser más importante que llevar como humanidad una historia de dolorosa infamia? Ay país, país, país! Humanidad que duele hasta lo más profundo del ADN del alma. Tatuarse en la piel y recordar que ella tiene memoria que aquí se tejen historias. El almuerzo en el colorido barrio San Diego, aledaño al Museo, todo un disfrute al paladar y a la vista , su estrecha calle, sus casitas y su vista a Monserrate; un placer que refresca el alma, finalizamos con un delicioso café y luego A transitar por La Séptima, la misma que ante nuestros ojos se ofrece como un espectáculo lleno de vida y alegría, por todos lados se ve una Bogotá diversa atractiva y con desarrollo. Caminamos Hasta llegar a La Plaza de Bolívar, a su alrededor se encuentran El Congreso de la República, La Casa de Nariño, El palacio de Justicia, La Catedral Primada. La plaza de Bolívar es sin duda referente histórico, no solo de la ciudad, también de la patria Ha sido escenario de hechos como el Bogotazo-, lo escuchamos en la mañana- de funerales de personalidades públicas, de manifestaciones políticas, de la toma del palacio de justicia y otros tantos acontecimientos, durante más de 200 años. Ella se imaginó una barca para cruzar el rio magdalena Vamos emocionadas al museo del oro, unas, otras sueñan con el momento de las Compras después de la visita al museo. -Para llegar al museo debemos agilizar el paso- dice Luisa, yo miro sus pies que ya per se tienen agilidad propia, miro los míos adoloridos, ella gentil me ofrece su brazo para ayudarme en la caminata, como si leyera mis pensamientos, vamos avanzando en grupos de acuerdo a intereses y agilidad. El Museo del oro tiene exposiciones permanentes y varias colecciones como las de la Ceremonia de El Dorado, La balsa de El Dorado, Detalles de la balsa muisca y otras reliquias, no dejan de sorprendernos. Andrea es un click constante. Estefanía se desilusiona al conocer la balsa, Ella se imaginó una barca para cruzar el rio Magdalena, Felipe se retuerce de risas. Ahora ingresamos al salón de la ofrenda, estamos en una habitación oscura, sus puertas se cierran y en un instante todo se ilumina para descubrir cientos de adornos de oro que nos rodean. Momento majestuoso, donde pudimos apreciar cerca de 34.000 piezas de orfebrería de diversas culturas prehispánicas. En el primer piso me cruzo con Diana; Liliana y Lourdes, que vienen de visitar la tienda, Voy cojeando hacia la tienda, me giro y a mi izquierda un inmenso Letrero, miro a mis compañeras todas se imantan hacia la salida, a mi particularmente me llama la EXPOSICIÓN PARTERÍA, como saber ancestral y práctica viva, ubicada por estos días en el museo. Allí, las parteras afro del Pacífico visibilizan sus saberes tradicionales, saberes alrededor de las plantas medicinales, los vahos, los sobijos, el parto humanizado, del cuidado del cuerpo y la salud y de muchos otros temas, documentando la maternidad y el parto durante cientos de años. Reza el cartel. Todo un mundo de La medicina ancestral espiritual, como tejido social y comunitario. Regresamos al Hotel algunas, otras se quedan en la Avenida Séptima. Desde el asombro hasta la plaza de los comuneros. Nuestra visita a la catedral de sal de Zipaquirá, primera maravilla de Colombia A solo 50 kilómetros de Bogotá se encuentra una de las obras de arquitectura más importantes para los colombianos, Nos había informado la profe Gloria Zuleta, se le conoce como la primera maravilla de nuestro país. Hacia allí nos enrutamos. Vía Zipaquirá atravesando la capital, ya identificamos donde murieron, Gaitán, Galán o Garzón, reconocemos calles y avenidas. Historias. La Catedral de sal de Zipaquirá, es un universo subterráneo en el que los visitantes podrán encontrar 8.500 metros cuadrados de imágenes y representaciones religiosas perfectamente talladas sobre la sal que recubre las paredes de la antigua mina, el ambiente es religioso, arquitectónico, cultural y natural. Nos va narrando la guía virtual. Vamos sumergiéndonos en las profundidades guiadas por el vía crucis, hasta llegar a la cruz mayor de 16 metros de altura, ubicada en la nave central, Más allá de la Religión, es un lugar que debe será visitado desde el asombro desde la historia y la espiritualidad de nuestros pueblos originarios. Las expresiones artísticas se van ampliando desde la religiosidad, como la creación, el árbol de la vida. Hasta llegar a la zona Comercial, todo un mundillo de baratijas y /o suvenires. que compramos pensando en nuestros seres queridos. La plaza empedrada, los postres de tiramisú y otros De Nuestra visita a la mina partimos a la Plaza Mayor de Zipaquirá o Plaza González Forero. La misma que otrora fuera, escenario de las capitulaciones comuneras en 1781, razón por la cual recibe el nombre de Plaza de los Comuneros, adornada en su marco por casas coloniales y republicanas, bordeada de cerros y enmarcada por un cielo hermoso y trasparente. Allí disfrutamos nuestro almuerzo acompasado por partido de Futbol que se transmite en la TV Colombiana, Colombia Paraguay 1-0. Cuanto lo siento por los aficionados a dicho deporte. Luego a disfrutar el postre de tiramisú, el café y de regreso Al hotel. Nuestro regreso del aeropuerto el dorado al José María Córdoba, tuvo momentos para las risas para las últimas fotos, para el café y, luego los abrazos, para el suspenso y la admiración hasta quedar en el parque San Cristóbal donde hace exactamente 5 días emprendimos esta mágica aventura. Pensar en esta historia, nos remite a revivir el momento que soñamos como mujeres adultas llegar a la Universidad, fue posible, como cualquier cosa con la que sueñas y te empeñas. Gracias profes Luisa Fernanda, Edier, José, compañeras, Lourdes, Liliana, Lucero, Andrea, Cristina, Estefanía, Cecilia, Elizabeth, Johanna, Diana, Carmen y compañero Felipe por esta aventura! Al final del viaje sabemos que no va existir otro momento como este y aquí lo registramos para la historia, porque bien sabemos se ira diluyendo en la memoria, sin pausa y hasta el final. Con amor: Elena L.

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