“Cancionero del Vaso” 1980 - Pablo Virumbrales



Me muerdes, me atenazas, me destrozas,

me rompes, me desgarras, me quebrantas,

cuando tus labios buscan a mi vida.

Desde una mañana, bien me acuerdo,

que mi cuerpo tembló sobrecogido

al sentir sobre mí la piel núbil

y suave como una estrella del olvido,

de una niña inocente y perdida

como yo, sólo he buscado eso,

la caza de la felicidad cada

alborada, hecha de una sonrisa

femenina, de unos ojos verdosos o

azulados, de la curva insinuante

de unos pechos, de un abrazo

preñado de insolencia y esperanzas,

pero solo contigo he descubierto

el nacimiento de cada recoveco

del sentido, la voladora pasión

de un sol eterno, el dolor

tan intenso del deleite, la acogedora

furia del mordisco, mujer, vagina,

savia, semen, fuego, corazón,

intestinos, sangre, nieve, luz,

estertor, gemido, desvarío, turbión,

tormenta, climax, desmayo, paz,

ternura, perfecta sinfonía,

desolación, descanso, eternidad a trozos.

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