“Cancionero del hombre herido (Alondra)” 1983 - Felix F. Medina Mendoza



Soledades del hombre herido,

grises tardes de otoño...

Difusas de sombras, manto

que enseñorea la tarde

difuminando el planeta.

Herido soy en presente

por un origen de frío,

¡ay! pobre corazón mío

que estruendo cual torrente.

Hombre herido, detente,

demuestra tu fuerza y brío

aprisionando el estío

que aún te queda en la mente.

Aprisiona una nube, hazla río

de luna transparente,

hazla pírica fuente

donde se cauterice el dolor mío.

Loco tormento mío

que alevoso y potente

a la mansión de lo ausente

arrastra mi amor baldío.

Lágrimas no hacen olvido

cuando se vierten sobre mi tumba,

pero el olvido retumba

cuando se llora a un ser vivo.

¡Musas!... conducidme al leteo río

para dejar de sufrir,

tal vez en este morir,

venga el recuerdo que tanto ansío.

Ella es mi curso y mi río...

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