“Adíos a las águilas, seis poemas de Leopoldo Maria Panero” edición de Enrique Zamorano



EL DÍA EN QUE SE ACABA LA CANCIÓN

Cuando el sentido, ese anciano que te hablaba

en horas de soledad, se muere

entonces

miras a la mujer amada como a un viejo,

y lloras.

Y queda

huérfano el poema, sin padre ni madre,

y lo odias,

aborreces al hijo colgando

como un aborto entre las piernas, balanceándose allí

como hilo que cuelga o telaraña,

cuando el sentido muere,

como un niño

castrado por un ciego,

al amparo de la noche feroz, de la noche:

como la voz de un niño perdido aullando en 

el viento

el día en que se acaba la canción, dejando

sólo un poco de tabaco en la mano,

y la ciudad ahora, las

ciudades convertidas en vastas plantaciones de tabaco,

y la mano

asombrada toca la boca sin labios

el día en que se acaba la canción, y se pierde

el hombre que a sí mismo le daba el nombre de alguien,

al dar la vuelta a una esquina, un atardecer sin música.

El día en que se acaba la canción el dolor mismo

es sólo un poco de tabaco en la mano,

y las palabras

son todas de antaño, y de otro país, y caen

de la boca sin dientes como un líquido

parecido a la bilis,

el día

en que se muere el sentido, ese

asesino que al crepúsculo hablaba y al

insomnio susurraba palabras y cosas,

el día

en que se acaba la canción miras

a la mujer amada como a un viejo, y

con la cabeza entre las piernas,

frente al mundo abortado, lloras.

http://elpoemadelhombremuerto.blogspot.com/feeds/posts/default?alt=rss

Fuente: este post proviene de Blog de cristinuka, donde puedes consultar el contenido original.
¿Vulnera este post tus derechos? Pincha aquí.
Creado:
¿Qué te ha parecido esta idea?

Esta idea proviene de:

Y estas son sus últimas ideas publicadas:

Malcolm era un joven responsable alto y muy delgado. Tenia el pelo castaro, que llevada argo y despeinado, y las ojos marrones le bizqueaban de tanto leer: Una noche, sus amigos lo encontraron haci ...

Recomendamos