Antes de que un autor escriba un libro que valga la pena leer, por lo común escribe varios que no valen nada. Antes de que un orador aprenda a entusiasmar a su auditorio hasta el punto de que todos se pongan de pie, por lo común resulta un pelmazo más de una vez. Antes de que un vendedor logre cerrar esa venta importante que lo colocará en la cima del mundo durante semanas, meses o años, sufre docenas de decepciones, rechazo y negativas.
Jamás se hará nada a la perfección, no importa qué cosa sea. Lo más que podemos hacer es tratar de hacerlo lo mejor que podamos, por muy imperfecto que pueda resultar. Pero es mejor tratar de llegar a una meta y obtener un resultado imperfecto que ni siquiera intentarlo. Prefiero tratar de tener éxito y fracasar, que tratar de no hacer nada y esperar a tener éxito. Casi todos los resultados, por muy imperfectos que puedan ser, son mejores que no obtener ningún resultado. Como dijo Theodore Roosevelt: “Solamente quienes están con nosotros en la arena, con las manos sucias y las frentes sudorosas, y que tienen un sentido de propósito, y osadía y dedicación, pueden criticarnos.”
El ahora es el único tiempo que disponemos. Es nuestra única moneda negociable, el ayer es un cheque sin fondos, el mañana es prometedor .Únicamente podemos pasar el día de hoy en el noble esfuerzo de utilizar todos los dones que tenemos cada uno. Debemos hacer uso de todo el amor, la energía, el talento y la esperanza que ya poseemos y compartirlos con todos aquellos que se cruzan en nuestro camino, hasta que parezca que ya no tenemos nada más que dar. Somos infinitos y nuestro potencial va más allá de nuestra desbordante imaginación. Las únicas limitaciones son aquellas que nos auto imponemos.
El éxito no se mide en relación con lo que los demás puedan decir o hacer o lograr. Es simplemente el grado hasta el cual tu puedes utilizar el potencial que posees. Lo único contra lo que debemos luchar constantemente es contra nuestra tendencia a no emplear todo el potencial que poseemos. El éxito no es algo que deba merecerse o ganarse. Debemos resistirnos a la tendencia de creer que el mundo va a venir hasta nosotros, que nos van a suceder ciertas cosas. Nosotros somos los que debemos ir hacía él; somos nosotros quienes debemos “sucederles” a las cosas. No hay nada más triste que un hombre que pasa toda su vida en espera del arribo de su barco, cuando nunca envió uno a la mar. No pases toda tu vida en espera de esa “gran oportunidad”. No confíes en la suerte. Debes crear tu propia suerte.
Te dejo con un vídeo que te ayude a mejorar: “Voy a por 10 o voy a por 100″ por Juan Haro
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