Víctimas, todas mujeres, de entre 10 y 35 años, generalmente trabajadoras o estudiantes, de clase baja.
Todas con una característica en común: antes de privarlas de la vida, fueron cruelmente torturadas, violadas, estranguladas y/o degolladas.
Cortesía: especial
El infierno comenzó en 1993, cuando la adolescente de tan solo 13 años, Alma Chavira Farel, se convirtió en la primera, de una larga, muy larga lista de niñas y mujeres asesinadas cruelmente en dicho estado fronterizo.
Los cadáveres de las mujeres eran abandonados en el desierto, completamente ultrajados, golpeados y hasta desfigurados.
¿Por qué los feminicidios en Juárez?
De acuerdo con el informe “Homicidios de Mujeres en Ciudad Juárez”, mismo que fue realizado por la Procuraduría de Chihuahua, los feminicidios ascienden a 447 y la mayoría de estos fueron atribuidos a la violencia doméstica, a la misoginia y a la violencia de género.
No obstante, una de las grandes dificultades para clasificar las cifras de las mujeres asesinadas es que en este estado el feminicidio NO está tipificado como delito en el Código Penal.
Por ello, la Comisión de Igualdad de Género del Senado de la República, aprobó el año pasado un acuerdo para pedirle al Congreso de Chihuahua que pueda tipificarse este tipo de crímenes, pues “solo así se garantizaría el derecho al acceso a la justicia, la vida y la dignidad de las mujeres”.
Pese a los esfuerzos gubernamentales y sociales para combatir este tipo de violencia contra las mujeres, los crímenes perpetrados contra nuestro género no decrecen.
Para muestra, a 25 años del asesinato de Chavira Farel, la violencia no cesa. Al día, en promedio 7.5 mujeres son asesinadas.
Asimismo, y de acuerdo con datos oficiales, de 1985 a 2016 se han registrado 52 mil 210 homicidios violentos de mujeres con presunción de feminicidio, lo que, de acuerdo con Excélsior, representa cinco veces la capacidad del Auditorio Nacional.
“Vivas nos queremos”.