Pues tenía algo superespecial para el post número 500 del blog pero tenía que coincidir con el día 19 y luna llena, una alineación de planetas y con un horóscopo favorable y bueno, era demasiada presión así que paso (además la paciencia no es lo mío). Total, que desde el bloqueo y demás estaba empezando a notar que al blog le faltaba algo. Y he llegado a la conclusión de que ese algo era mi cara, no vaya a ser que se os olvide. (Además también es un poco especial ¿no?) Así que aquí está. ¿A que tengo cara de estar supersana? (Casi parece que soy feliz y todo ¿eh? Las fotos son de Marzo, echad cuentas).
En fin, que igual que espero que no se os haya olvidado mi cara, entiendo-que-entendáis que a mí no se me iba a olvidar cómo ser egoblogger. Hombre, por favor. Es un poco como montar en bici, no se te olvidan las poses (esta es la mía, la de tocarme el pelito, que yo intento no hacerlo pero hay costumbres que nunca mueren) y siempre ves algún lugar del que piensas «Ay, en este sitio quedarían geniales las fotos con mi camiseta nueva». A mí me pasó con esta pared la primera vez que fui al mercado a comprar flores y me pasé un mes
Por cierto, una cosa os voy a decir sobre las secuelas egoblogueriles: después de haber tenido un egoblog ya no vuelves a hacerte una foto normal EN TU VIDA. Y no os digo nada, pero a mí me parece que dentro de unos años, cuando vea fotos mías con la pose-del-pelito delante de la Torre Eiffel o de una tienda de magdalenas, voy a pensar «Pues no era gilipollas, APENAS». Porque pensadlo bien: ¿en una tienda de magdalenas? Que además, esto yo lo pensaré en unos años, pero la gente que me vea haciéndome las fotos ahora lo piensa ya.