El hecho de adquirir conocimientos básicos en inglés, abrirá instantáneamente una infinidad de puertas a culturas desconocidas, oportunidades de trabajo soñadas y un sin fin de nuevas experiencias.
Dale la bienvenida al inglés y transforma tu mundo: El cerebro funciona como una esponja, todo a lo que le demos nuestra atención, se transformará instantáneamente en parte de nuestros pensamientos. Poco a poco, puedes ir agregando a tu rutina todo tipo de contenidos en inglés, desde canciones hasta películas y por más increíble que parezca, te servirá enormemente a la hora de reaccionar ante una situación, puesto que tendrás almacenado en tu cerebro muchísimo vocabulario –incluso de forma inconsciente-.
¡Busca un cómplice!: Hasta los más grandes héroes tienen un compañero a su lado. Al fijarte una misma meta con una persona que consideres de confianza, te sentirás motivado a aprender e incluso se puede transformar en una divertida competencia entre ambos. Además, la parte más importante de todas, es que tendrás con quien practicar. La práctica es la clave del éxito.
Transfórmate en un lorito parlanchín. Sí, así como lo lees. Todo lo nuevo que aprendas, deberás agregarlo a tu rutina diaria. ¿Aprendiste a decir 5 palabras nuevas? Pues practícalas en tu día a día. Mientras más practiques, menos miedo tendrás a la hora de hablar en inglés, pues cada palabra se convertirá en tu zona de comodidad.
Un nuevo idioma, es un nuevo enfoque. Todos tenemos intereses diversos, en internet hay una infinidad impresionante de contenido novedoso todos los días, pero la mayor parte es en inglés. Selecciona un tema que sea de tu interés y escríbelo en tu buscador pero en inglés, te sorprenderá la cantidad de novedades que encontrarás ¡un mundo nuevo!
Reconcíliate con tu niño interior. Así tal como tu familia te enseñó a hablar, debes aprender a hablar inglés. ¿Recuerdas esos métodos? Repetición constante con la boca bien abierta: Mamá y papá. Hazlo todos los días frente al espejo con una palabra diferente y verás que le perderás el miedo al idioma y además, al imitar las muecas de tu familia, modularás mejor y tu pronunciación será fantástica.
Elige un modelo a seguir. Todos tenemos amores imposibles que engalanan las pantallas con nuestras películas favoritas, elige un actor o actriz que sea de tu agrado y trata de imitar lo que dicen, con el mismo acento, la misma velocidad, la misma entonación. Esto te ayudará no solamente a hablar más rápido, sino a entrenar tu oído.
Los subtítulos son tu mejor amigo. Pero no en español, sino en inglés. La próxima vez que veas tu película hollywoodense favorita, dale un giro inesperado y escúchala y léela en inglés, así estarás practicando lectura sin siquiera darte cuenta.
Recurre a tu libro favorito. ¿Recuerdas ese libro que marcó tu vida? ¿El que conoces como la palma de tu mano? Llegó la hora de transformarlo. Búscalo en inglés y comiénzalo a leer, verás que poco a poco las palabras se traducirán solas en tu cabeza mientras lees las líneas.
Exponte sin miedo, sal de tu zona de comodidad. ¡VIAJA! La mejor manera de aprender es lanzarse al vacío sin miedo. Toma un avión y elige un destino de habla inglesa y enfréntate al idioma cara a cara. No tendrás manera de huir y verás lo rápido que reacciona tu cerebro al exponerse a tal situación.
Habla contigo mismo, serás tú mejor maestro. Generalmente pasamos todo el día teniendo pequeñas conversaciones con nuestro cerebro, recordándonos tareas pendientes e incluso soñando despiertos con cosas que nos gustaría hacer ¿qué tal si lo haces en inglés? Practica contigo mismo sin miedo, si te equivocas, serás tu propio crítico.