Esta vez el retorno a Twin Peaks es más global, con otras ciudades donde ocurre la acción y nuevos personajes con un reparto lleno de caras conocidas, con un soberbio Kyle MacLachlan interpretando hasta tres papeles diferentes, que se han movido entre todo tipo de géneros, desde la sitcom más distendida hasta el cine negro, pasando por el surrealismo visual que hemos tenido que esforzarnos para interpretar. Esta variedad de situaciones ha hecho de esta tercera temporada una experiencia única que ha ampliado, y sobre todo ha aportado algo nuevo, tanto al universo de la propia serie como al saturado mercado televisivo actual, lo cual vale su peso en oro, aunque no todo el mundo pueda apreciarlo, algo lógico teniendo en cuenta la complejidad de la propuesta.
Mi puntuación: 8/10