Está situado en la pequeña ciudad de Klevan (Ucrania) que cuenta con unos 8.000 habitantes, y la conecta con una antigua fábrica procesadora de madera. Tiene una historia muy peculiar, que empieza de forma trágica durante la II Guerra Mundial cuando un tren ruso que transportaba tropas y material militar fue literalmente masacrado en esa zona por la Luffwaffe alemana.
Por aquel entonces circulaban por él tres trenes que transportaban tanto materiales como personal que trabajaba en las fábricas colindantes. Hoy en día sigue funcionando pero con una ruta privada tres veces al día.
Debido a la disminución de su actividad, los árboles y la vegetación fueron "invadiendo" tanto el túnel como los rieles, lo que unido a la acción moduladora del tren con sus tres pasos diarios crearon este peculiar paisaje único en el mundo.
Como todo lugar insólito tiene su propia leyenda
La vegetación alcanza aproximadamente un tercio de la vía y su colorido va cambiando a lo largo del día y a medida que éste avanza. Cuando el sol está en pleno esplendor sus tonos son verdosos, mientras que al atardecer la coloración muta en tonos dorados.
La luz y las ramas han modelado este espectacular paisaje, cuyos colores generan una atmósfera romántica dando pie a su denominación más reciente como Túnel del Amor. Su belleza llega a tal punto que ha atraído al turismo y son muchos los fotògrafos de renombre que han querido captar con sus cámaras imágenes del mismo. Si bien su belleza es constante durante todo el año, la estación ideal para visitarlo es primavera, cuando el verde de la vegetación y las flores alcanza todo su esplendor.
Atardecer en el túnel
Según cuenta la leyenda,si dos personas comparten un amor sincero y cruzan los tres kilómetros del túnel cogidos de la mano, si piden un deseo, éste se acaba cumpliendo. Por ello, es un lugar de visita obligado para las parejas, locales y turistas, pero no por ello es menos atractivo si se visita de forma individual o en grupo.
Terminamos el post con otro "Túnel del Amor" muy especial gracias a los acordes de Dire Straits, disfrútalo, merece realmente la pena y éste sin tener que poner rumbo a Ucrania. Lo que no sabemos es si algún visitante ha conseguido unir ambos y experimentar la sensación especial de la mezcla.