Triora, tierra de las brujas.

En un pueblo Italiano en medio de las montañas se relata una y otra vez la misma historia. Una historia estremecedora y siniestra en la que, a finales del siglo XVI, un grupo de mujeres fueron acusadas de ser brujas.



Se dice que eran las más crueles y despiadadas y que, desde ese hermoso paraje, lanzaban conjuros por doquier haciendo que escasee la lluvia. Debido a la sequía, los animales morían de hambre y de sed. Las culpables confabulaban con el mismísimo diablo y por ello tenían que ser capturadas. Muchas de ellas fueron encarceladas en prisiones de Génova, algunas fueron torturadas y al menor descuido se suicidaron, las menos afortunadas fueron condenadas a la hoguera. El responsable de organizar todo el show fue el Comisario Especial de la República, Giulio Scribani, quien creía tener todo el derecho y la razón.



Recorrimos las estrechas callecitas de este pueblo con mis dos niñas que creen que ser brujas es un oficio o una profesión muy seria. Vivieron cada paso del camino, curiosearon dentro de las casas viejas bloqueadas por puertas decoradas con dibujos de algún pintor moderno. Se nota que no han sido abiertas en mucho tiempo. En el interior, al mirar a través del agujero de la cerradura, se podían observar aún los escombros de lo que alguna vez fue una agradable morada.



Queríamos llegar hasta la iglesia montaña arriba, pero sólo llegamos al cementerio situado en la cúspide de ese hermoso pueblo que nos regalaba una vista espectacular: montaña tras montaña revestidas de un frondoso manto verde.



Al volver decidimos tomar una ruta alterna para conocer más, recorrimos ese camino serpenteante y estrecho con mucho cuidado ya que inspiraba respeto y temor. Nos llevó sobre las nubes y nos devolvió debajo de ellas, impresionantes vistas y sensaciones, un efecto que sólo la naturaleza puede causar.



Luego de aquella interesante ruta, me quedé con mucha curiosidad y busqué información, casi inexistente (diría que muy básica) al respecto. Sin embargo, en el pueblo se encuentra el Museo Regional Etnográfico y de la Brujería Triora, toda la información allí está en italiano y existe documentación acerca del proceso que siguieron las acusadas que me gustaría entender. En fin, me da gusto haber conocido aquel lugar y mis hijas ahora más que nunca creen que sí existen las brujas, aunque mi esposo cree que sólo hay una y esa soy yo.



Fuente: este post proviene de Holanda para una latina , donde puedes consultar el contenido original.
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