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-¿Qué haces tan lejos de casa? -Fue lo que escuchó Sofia venir de alguien que por su voz, dedujo que era un hombre. Se sacó los auriculares, en los que sonaba, someone like you de Adele. Una vez dejó sus auriculares rodear sus hombros, se giró para poder ver a la persona tras de sí, con un poco de miedo. ¿Y quién no? si no sabía quien era, era tarde, aproximadamente las 22:00. Era alto por la primera impresión que tuvo al voltearse, olía bien, y parecía no ser un maleante. Tomó distancia al percatarse que al voltear, quedó un tanto cerca de éste, y arqueando una ceja, fijó sus ojos en los ajenos.- ¿Cómo se supone sabes eso? -Inquirió con cierto miedo, pero que pretendía no dar a lucir.
Él por su parte, solo río, y se limitó a contestar aquella pregunta con otra.- ¿Sabías que andan chicos por aquí cerca asechando chicas exactamente a las... -Y se detuvo para ver la hora en su reloj de pulsera.- ...22:05 de la noche? -Su sonrisa de ladeó al decir aquello, cobijando ambas manos en los bolsillos de lo que era su chaqueta. Sofia tragó saliva molesta, y manteniendo el semblante duro, se relamió los labios y suspiró pesado.- ¿Eso te importa?, no será a ti a quién asechen, si es eso lo que quieres, claro. -Dicho esto, se colocó nuevamente los auriculares y se dirigió a donde claramente no era el camino hacía su casa, pero al estar molesta, solo se quiso alejar de aquel chico, el mismo que río nuevamente al ver la ruta que se disponía a tomar.- Sabes que no es por ahí, ¿verdad? -Le miró de reojo y comenzó a caminar contrario a ella, dándole la espalda. Cuando llevaba ya unos 2 minutos caminando, pensó en que si era tan terca como para seguir en el curso que le vio, y fue en eso cuando se quiso dar vuelta para ver donde iba, y ve que pasa rápidamente a su lado, con los labios fruncidos de la molestia que sentía, obviando que era por lo de la dirección y lo que le había dicho en un comienzo. Él continuaba caminando detrás ella, y ella, pensó en que la seguía, y una cuadra antes de llegar a su hogar, se volteó cruzándose de brazos mirándole desafiante, por otra parte, él se detuvo, no pretendía chocar con ella, ni menos "molestarla" más.- ¿Qué pretendes? ¿Seguirme hasta mi casa? ¿conocer a mis padres? ¿Tomar el té con ellos? -Fue una pregunta tras otra, esperando nuevamente respuesta a cada una de ellas, pero eso no fue lo que sucedió, el pasó por su lado y se dirigió hasta la casa contigua a la de ella, y antes de siquiera  pisar la entrada de esta, ella cogió una pequeña piedra, la cual lanzó en dirección hacía él, y la misma que le dio de lleno en la nuca, sin dolor alguno, ya que perdió potencia por la distancia que mantenían. Abrió los ojos de par en par al percatarse donde había chocaba la pequeña piedra, y se acercó hasta donde estaba él, no para acercarse, para entrar a su casa. Buscó las llaves de la entrada algo torpe entre los bolsillos de su pantalón, chaleco y blusa que traía debajo, pero nada, estaba en eso cuando siente nuevamente la presencia de alguien tras de ella, y golpeó la  puerta para que alguien le abriera y entrara, fue en eso cuando la voz de él se hizo eco en la cabeza de la chica. "Que educada sueles ser con tu vecino".
Se dio media vuelta y se encontró con él detrás, ruborizándose completamente y sudándole las manos. ¿Cómo ocurrió que no se dio cuenta? ¿Cuánto tiempo llevaba en sus "asuntos" que no se daba cuenta de su alrededor?. La ciudad era tan pequeña que no era mucha la población, y menos en invierno, ya que en verano llegaba toda la gente a la costa, así que, ¿Era tan asocial como siempre se lo decía su madre?.
Tragó saliva notoriamente, haciendo notar el nerviosismo de que él estuviera por delante de ella ahora. Dio un paso hacía atrás, chocando de lleno con la puerta que ni medio paso estaba detrás de si.- Lo siento, no lo sabía... -Murmuró inclinando el rostro para mirar sus zapatilla, avergonzada por todo aquello, por tratarle así, y sobre todo por no darse cuenta de su presencia en el lugar.- No te preocupes, solo vengo durante el invierno -confesó el al darse cuenta del repentino cambio de actitud de la muchacha, dibujando una sutil sonrisa en sus labios al divisar entre la oscura noche, el rubor de las mejillas de la chica.- Es obvio que no te diste cuenta de mi presencia, siempre estás en tu "mundo", ¿Quién se daría cuenta de alguien más?. Ni yo lo haría la verdad. -Intentó calmarla con aquella palabras, y lo logró, escuchó una pequeña risa salir de entre los labios ajenos, cosa que le provocó nuevamente la propia.- Anda, venga. No hay nadie en tu casa, tus padres con los míos fueron a la costa sur a pasar la noche "actividad de viejos", ya sabes. Aburrido, aburrido. -Se encogió de hombros se alejó de ella para sentarse en las escaleras de entrada a su casa, esperando que ella hiciera lo mismo, pero no, por lo visto se quedó allí, giró la cabeza para hallarla tras de sí, y se encontró con sus ojos de lleno, y un nuevo sonrojo en sus mejillas, lo que cierta tensión provocó en el ambiente, y ella se apresuró a sentarse a su lado, abrazando sus rodillas y apoyar el mentón sobre estas.- Me aburriré toda la noche, ¿Por qué me hacen esto?, le dije que no tardaría. -Sofía susurró para si misma, pero claramente su acompañante le escuchó.- Hey, gracias por eso -Irónico negó, riendo un poco luego de eso.- De nada -Respondió ella de inmediato.- Y... Lo siento por no saber quién era, en verdad. -Confesó al ya estar más calmada, mirando por delante el mar azul que se reflejaba por el cielo de la noche. Suspiró hondo y ladeó el rostro para ver al chico a su lado, sonriendo por primera vez ante él.  Él quedó en una pieza, sintiendo como dentro era un caos, ¿Por qué le pasaba eso? él no era así, siempre trabata con chicas bastante simpáticas, bastante alegres y de muy bonita sonrisa, y como era sociable, no era primera vez que comenzaba a conocer a una de una manera absurda. Pero fue distinto, muy distinto con ella. Desvió la vista hacía el frente para no hacer notorio el nerviosismo, que por muy leve que era, le provocaba morderse el labio inferior cada vez que lo sentía. Sofia frunció el entrecejo intrigada de su actitud, y se encogió de hombros sin quitar la vista de ahora, el perfil de él.- Sofia, deberías saber que por mucho que vivas acá, no te salvas de la gente extraña que se ha venido a vivir por acá, es peligroso igual, aunque todo mundo te conozca. -Afirmó haciendo obvio aquello, varias personas de la capital se habían venido a la ciudad, pero las juntas que se habían hecho de eso, no eran sanas, y todo allí lo sabían, pero al parecer excepto ella.-
-¿Cómo sabes que me llamo Sofia? -Le miró con el ceño fruncico.-
-Todos lo saben, por dios -Rió negando, extendiendo su diestra hacía la chica a su lado.- Thomas, un gusto, tu vecino de invierno y a veces verano durante aproximadamente 20 años -Se presentó con una sonrisa alumbrante en sus labios, ella se quedó con la vista fija en eso; su sonrisa. Se relamió los labios y un escalofrío le recorrió desde las piernas hasta la garganta, extendiendo su siniestra hasta la mano que ofrecía el chico.- Sofia, 19 años, de acá. -Se encogió de hombros con cierta gracia, curvando sus ojos en una sonrisa que le hacía todo en su rostro más agradable.- ¿Por qué vienes solo por el invierno? -Cuestionó mirándole fijamente a los ojos, sin percatarse, ambos, de que aún tenían las manos entrelazadas.-
-Porque me gusta más, y no hay tanta gente, y también evito a mi ex que veranea acá a veces, y sé que viene para encontrarme..
-Ya veo, que mal que haga eso.
-Sofia no supo que más decir, nunca había tenido un ex, y era porque nunca quiso entablar una relación con alguien, siempre dando la excusa que no le gustaba o no era el indicado. Solo tenía miedo de ser dañada, su mejor amiga, que se mudó a la capital, le comentaba de su antigua relación, de que el chico no la tomaba en cuenta, que nunca fue atento con ella, pero que lo amaba, y más allá de enamorarse, sentía que era el chico ideal para su vida, pero para él, al parecer, nunca lo fue, siempre estuvo rodeado de hermosas chicas, y era simpático con ellas, pero con ella, no lo era luego de un tiempo, que al parecer le estorbaba.
Con las historias que su amiga le contaba, no le daban ganas de enamorarse, aunque no lo podría evitar algún día, creía que enamorarse era más que decirse un te amo, más que estar oficiales, más que todo eso, era compartir una vida unidos por un tiempo indefinido.
Un suspiro hizo romper el silencio entre ambos, proviniendo de Thomas.
Sofia salió de su mundo y lo miró, fijándose de inmediato en la unión de sus manos, intento casi imperceptible soltarlo, pero no pudo, Thomas la sujetaba con tanta firmeza, que le fue inevitable.- Ya, pero no te desquites con mi mano... -Dijo Sofia entre risas, para que el ambiente se relajara, él río y le soltó la mano, pidiéndole disculpas.- No me di cuenta, en serio. Lo siento, Sofia.
-Y allí se quedaron, hablando de los días en la playa cuando era invierno, de la arena helada y no tediosa del verano, que era todo más tranquilo, no había de por medio un sol que apenas te dejaba dormir a las 6 o 7 de la mañana. Transcurrieron las horas y comenzó amanecer, viendo ambos al sol como iba saliendo del mar, según ellos, riendo a la par cuando Thomas lo dijo. Inconscientemente y fuera de sus planes, se tomaron la mano y cerraron pidiendo un deseo. "No quiero que quede hasta aquí".
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