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Todo en él era distinto, y como no iba a serlo, si más allá de que conociera más chicos que me han gustado y atraído sexualmente, él fue el único que logró que mis más oscuros pensamientos se dispararan apenas lo vi.
Su cabello café claro, su tes blanca, su nariz finamente respingada, y esos ojos almendrados que para mi, podían volver loca hasta la más reprimida monja. Para que decir su sonrisa, me derrotaba cada vez que de reojo la veía, era imposible no verlo. ¿en qué estaba pensando cuando acepté la salida?, quizás solo la acepté porque iban más compañeros de trabajo, pero él, él solo había un par de veces a la sala de reuniones para informar los cambios en la compañía. Y yo, solo lo había visto una vez y me dejó con sus ojos pegados en mis recuerdos. Pensé que nunca más lo volvería a ver, hasta esa noche, con aquél rosado vino entre sus manos, sirviéndole a unos cuantas señoritas que le coqueteaban descaradamente, y claramente no le molestaba, porque les sonreía coquetamente de vuelta.
Yo estaba con un margarita, que no me quería beber, simplemente lo tenía para que no insistieran que bebiera, que como no lo iba hacer en tal dichosa fiesta de compañeros. Me reí con mi mejor amigo del lugar, me comentaba sobre la chicas, las cuales le apetecían en cierto grado, y sin filtro, me contaba que les haría. ¿cómo no reírme si me decía hasta lo más mínimo que les haría?.
en un momento se acercó él, y yo no me percaté porque me di el ánimo de beberme el margarita y entregué el vaso a mi amigo ya que me había propuesto ir a bailar, porque estaban tocando buena música y esa noche nos prometimos pasarla bien, y sin duda lo iba hacer. Hasta que de pronto sentí una mano rodear mi antebrazo, me giré pensando que era algún otro compañero, pero no, era él. Arqueé una ceja cuando algo me sorprendía y u pequeño rubor en mis mejillas, y él con una sonrisa apacible me indicó con los ojos la "pista de baile", que no era más que el salón con los muebles corridos hacía las paredes, si, el lugar era grande, pero no habían previsto bailar hasta sino cuando llegamos.
De primera instancia negué, diciéndole que no podía porque bailaría con mi amigo, pero no pude terminar de hablar cuando me doy cuenta que no estaba mi amigo, y me sentía a solas con él, aunque hubiera más gente.
El margarita provocó que la boca se me secara, por lo que me mordía el labio más de lo normal, me lo humedecía y más aún con los nervios de tenerlo a él ta cerca, como en un momento me lo imaginé.
Fuimos a la pista de baile, y bailamos más o menos 30 minutos sin parar, me daba la vuelta, me apegaba sin descaro contra su cuerpo, mi caderas se hacían unas contra las de él, me ofrecía más margarita y yo solo lo bebía. La poca costumbre de beber, como siempre, me hizo secar la boca y sentirme mareada, y al parecer él no se aprovechaba de eso, solo me contemplaba, sentía como sus ojos me recorrían por completo el cuerpo, hasta cuando miraba mi trasero al voltearme y bailarle así. Cada vez que me volteaba, apegaba mi espalda a su pecho, sintiendo su hombría reaccionar de inmediato, cosa que me provocaba cierta sonrisa satisfactoria por crear esa reacción en él, no como antes que lo detestaba cuando bailaba con otros chicos en fiestas, en él era distinto, se sentía hasta agradable y deseable.
-¿Estás bien?. -Inquirió susurrando en mi oído, un poco agitado, lo más probable que por el baile.-
-Si, muy bien... -Contesté en un susurro que apenas podría escuchar yo, y por lo mismo él se acercó más a mi y apoyó su mejilla contra la mía, con sus labios rozando el lóbulo de mi oreja.-
-¿Qué?, podrías hablar un poco más fuerte, no te vendría mal -Musitó solo para mi, y mis entrañas se revolvieron dentro de mi, como si los nervios fueran más que mi serenidad que debería mantener en ese momento, era solo un baile, solo esa noche. Ya había bailado con más chicos otras veces, unos demasiado descarados, otros demasiado dulces y otros simplemente normales, pero él era una pequeña mezcla de todos ellos pero sumamente mejorados.-
-Que estoy bien, demasiado bien -Mierda, ¿yo contesté así?, que me pasa, reacciona, reacciona, me decía a cada segundo. Él sonrió y negó, dejando un sutil beso en mi barbilla, la cual me hizo estremecer e inconscientemente me apegué contra su cuerpo, rodeando su cuello con mis brazos, ladeando el rostro hacía un lado, sin que alcanzara a ver mi rostro porque el cabello me caía de ese lado. Mi sonrisa no la podía ocultar, hasta que él sacó mi cabello y lo dejó caer por mis hombros. Ladeó un poco el rostro para mirarme.-
-Así está mucho mejor -Apenas vi que movía los labios de reojo, con esa maldita sonrisa que me hacía respirar entre cortado. Alcé un poco más la barbilla y quedé de frente a su rostro, con el rubor de mis pómulos por causa de los margaritas, él no borraba esa sonrisa de sus labios. Maldita sea, siento esas ganas de morder su inferior e inconscientemente yo estaba mordiendo mi labio, él frunció el entrecejo y deslizó su pulgar por mi inferior, sin dejar de verlos. Sacó el dedo cuando comenzó a acercarse, sin cerrar los ojos, ambos. Esperé porque me besara, porque me hiciera olvidar de toda la gente del lugar, pero fue en eso cuando escucho mi nombre en un grito. ¿Quién carajos podría ser?, lo odiaré, si demasiado. Era mi mejor amigo, que venía con mis compañeros. Me separó de inmediato y me giró.-
-¿Qué pasó? -Le preguntó con el ceño fruncido.-
-No sabíamos donde estabas Sofía, hasta que un chico me dijo que te había visto bailando por acá. ¿Vamos atrás?, está divertido. O ya te irás a casa? son las 5:00am.
-¡¿Qué?! Porque no me has avisado de la hora? Por dios, por dios, moriré! -Sin tomar atención del chico me fui, sin saber su nombre aún, corrí hasta las escaleras, las subí, saqué mi chaqueta negra de cuero, mi pequeña cartera y recordé que estaba el chico en la pista. Me devolví pero no estaba, lo busqué con la vista por todos lados, y como ya era tarde, me di el lujo de buscarlo por toda la casa, ero no lo encontré. Abrí mi cartera para sacar mi móvil y llamar un radio taxi, pero no estaba. Jodr, ¿Dónde lo habría dejado?, la única posibilidad era el cuarto del dueño de casa en donde había dejado las cosas. subí nuevamente las escaleras deprisa, hasta que entré y sin encender la luz tanteé la cama para ver si estaba allí, mis cosas eran las única que estaban en ese cuarto. Lo encontré y vislumbré a un chico en el balcón fumando, fruncí el ceño para ver de quién se trataba, y no logré percatarme de quien era, por lo que vi la hora en mi móvil y aún no eran ni las 4, maldito alex que siempre me hace bromas estúpidas. Bufé y al parecer el chico me escuchó, volteó y lo miré,era él. Bendita suerte, sonreí y no sabía que decirle, nuevamente los nervios me consumían.-
-Solo vine por mi móvil, salgo de inmediato, lo siento .- Asentí casi tartamudeando al decir aquello, pero él negó tranquilo.-
-Tranquila, ¿ya te vas?
-Pensé que eran más de las 5 como me habían dicho, pero veo que no. De todas manera me voy.
-¿A esta hora sola?
-No me queda de otra, pediré un radio taxi para irme a casa.
-Mh... ¿No te puedes quedar un rato más?, son tus compañeros, la estás pasando bien, mejor quédate, es peligroso que salgas a esta hora.
-Asentí como si me hubiera dado una orden, él sonrió y palmeó la baranda con el ápice de de sus dedos, yo me acerqué dejando la cartera en la cama nuevamente. Llegando apoyé los codos en la baranda mirando a todo el mundo en el patio, tirando cerveza por todos lados, riéndose y haciendo estupideces.-
-Es muy bonita la casa, y algo costosa al parecer. Debe ser jodidamente de dinero el que la prestó, o quizás un arrogante que quiere hacernos sentir mal por sus lujos. -Bufé, ni sabía porque estaba "alegando". Él rió y negó.-
-¿A si?, ¿Qué más piensas?
- Yo lo miré de soslayo y me encogí de hombros.- No lo sé, no lo conozco en realidad, y creo que no me gustaría conocerle, casi siempre la gente que tiene tanto lujo suele ser insoportable, arrebatadora o algo así. -Él nuevamente rió y negó, curvando sus ojos en media luna al hacerlo. ¡Me encanta que hagan eso!, no podría seguir viéndolo sonreír así, por lo que mejor continué viendo a la torva haciendo ridiculeces abajo.-
-Bueno, el insoportable, arrebatador o algo así, soy yo...
-Quedé boquiabierta cuando me dijo eso, no sabía donde meterme. ¿Por qué tuve que decir todo eso?. Maldito alcohol que hace asincerarme- Lo siento, de verdad, lo siento. -Apoyé la frente en la baranda avergonzaba, y él como todo el tiempo se reía. Pasó un brazo por sobre mi hombros y palmeó el derecho al terminar su recorrido, con cierta gracia. Me quedé quieta, con ese cálido calor sobre mis hombros proveniente de su brazo, cerré los ojos y sonreí, quedándome así el tiempo que fuera necesario para calmar los latidos acelerados de mi corazón, y sin motivo alguno, me imaginé ya de mañana, recostada en la cama tras nosotros, deshecha y él a mi lado, durmiendo. Me vi desnuda a su lado, y de solo pensarlo, me ruboricé por completo, mordí mi labio y respiré entrecortado, intentando ahora, calmar esas locas ideas que él provocaba en mi.-
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