Reflexión: un paseo nocturno

Jueves reflexivo: un paseo nocturno

Hola a todos y bienvenidos un día más. ¡Ya estamos a jueves! El tiempo vuela, la verdad.

En la encuesta que os puse hace unos días os preguntaba por vuestra sección favorita del blog, y muchos elegisteis esta, pero además, me dejasteis claro que en especial los paseos, algo que me sorprendió. Los hago a veces como un diario, no pensaba que pudieran interesar a nadie, pero ya que os gustan, me animo a compartir uno de mis paseos nocturnos. Y ahora, sin más rollo, empezamos.

Sé que muchos de vosotros sois más diurnos. Nosotros nunca hemos sido de dormir demasiado (muy mal, lo sé), y hemos salido muchas veces a pasear por la noche, pero no era una "obligación", solo lo hacíamos cuando queríamos. Cuando se tiene un perro no queda otra. Ya he dicho que durante el día buscamos actividades para perros sueltos, los perros tienen que ser perros, que los humanizamos demasiado. Pero por la noche, desde hace más de dos años, damos un paseo largo y agradable, de calidad. Y a mí me sienta de maravilla.

Hoy os contaré uno que hemos dado esta semana. Salimos de casa sobre las diez de la noche, después de cenar, reposar un poco y dejar la cocina recogida y las cosas del día siguiente adelantadas.

Sagrado-corazon-de-jesus

La imagen es antigua pero es de un día muy bonito
Salimos de nuestra calle con compañía perruna y nos decidimos por una que está bordeada de árboles, con adoquines y mucha tranquilidad. Enseguida nos encontramos con un perrito amigo y estuvimos un rato de juegos en una zona en la que no se molesta a la gente que pasea. Y después continuamos hacia una zona por la que no solemos ir.

La acera es ancha y tranquila, y los comercios cerrados nos recuerdan que durante el día es una zona bulliciosa y alegre.

La temperatura es agradable, después de unos días de frío ha llegado el veranillo de San Martín. Nosotros caminamos despacio, y hablamos de vez en cuando. Recordamos cosas divertidas, y también charlamos de cuando nos conocimos, un frío noviembre de hace ya mucho, mediante un grupo de amigos comunes.

Cuando llegamos al final de la calle vemos un bar que algunos días a la semana tiene karaoke, y también música en directo. Me gusta ver a la gente bailar y divertirse.

Llevamos un ratito caminando y decidimos volver por la otra acera, para disfrutar del silencio. La carretera está mojada, porque ha llovido, y cuando pasa algún coche hace un ruido que me traslada a los inviernos de mi infancia, cuando Asturias era lluviosa.

Entonces llegamos a un callejón que es un paraíso para mi perrita, le encanta ir. Nosotros lo llamamos el Callejón Diagon, como buenos fans de Harry Potter. Lo recorremos despacio, contemplando los dibujos que hay en la pared, y escuchando el retumbar de nuestros propios pasos.

Luego tomamos una calle tranquila, que durante el día está llenísima de vida. Nosotros solo nos cruzamos con una chica que, al pasar, deja un rico aroma a fresa flotando en el aire. En esta calle hay bastantes locales, y al final vemos uno que es un local donde se reúne gente a jugar a juegos de mesa. ¡Me encanta! Y muy cerquita hay un videoclub. Venden mucho merchandising de series, sagas y películas, pero también es un videoclub de toda la vida. Lo veo y me entran unas ganas enormes de hacerme socia. Veo esas estanterías llenas de películas, y creo que juegos (miro desde fuera) y entonces sí que viajo en el tiempo. Siempre me ha encantado ir al videoclub, de niña, de adolescente, cuando me quedaba a dormir con amigas y nos íbamos a elegir peli (y siempre elegíamos las mismas) y cuando fui madre, aunque eso duró poco porque fueron desapareciendo.

Entusiasmada por mi viaje al pasado seguimos por la calle y llegamos a una zona arbolada que comunica con el lugar por el que empezamos a caminar. Ya estamos cerca de casa cuando vemos a una perrita que es muy juguetona, y claro, nos toca parar para que los perros jueguen y se diviertan. Buscamos un rincón en el que no molestemos y dejamos que empiece la fiesta perruna, mientras charlamos con la dueña.

Después de un ratito ya iniciamos la retirada. Los pocos bares que permanecían abiertos van cerrando, y apenas hay nadie por las calles. Estamos muy muy cerca de casa cuando empieza a llover. Sorprendidos, apuramos el paso y caminamos resguardados por los alerones de los edificios. Y enseguida llegamos al portal. Es el momento de entrar en casa y tomarnos una infusión antes de ir a la cama. El paseo nos ha sentado de maravilla, llegamos a casa con energía y renovados. Y este fue mi paseo, espero que a pesar de la sencillez os guste.

Mil gracias a todos por leerme y nos vemos el lunes con algo nuevo.

Feliz jueves y feliz finde.

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