Reflexión: todo está como tiene que estar

Jueves reflexivo: todo está como tiene que estar

Hola a todos y bienvenidos un día más. Ya estamos a jueves y toca el post improvisado. Y aunque hoy sé de qué voy a hablar, no sabría decir si es un paseo, una sensación, una tradición...Es un poco de todo, uno de esos batiburrillos que suelo tener en la cabeza. Y lo mejor para salir de dudas es empezar, así que allá vamos.

Ya os he dicho muchas veces que en mi familia había (y sigue habiendo) una serie de tradiones que nos inventamos, y que me gusta mantener. No son grandes cosas, son sencillas, pero son esas cosas que hacen que sienta que todo está como tiene que estar. Y eso me pasa mucho con las excursiones que hacíamos cada año en el cambio de estación. En verano ya os he dicho que era una en concreto que indicaba el principio del estío, en primavera la excursión era a un embalse que nos encantaba y en invierno a un pueblecito que adornaban precioso en Navidad. Peor en otoño la excursión era genial porque nos gustaba, en cierto modo, llevar la contraria, pues consistía en ir a un pueblecito que era, en realidad, una ciudad de vacaciones. Es un lugar al que iba mucha gente, mucha, durante el verano. Y nosotros también íbamos, era un lugar para ir con amigos y familia, para pasar el tiempo sin prisa y para disfrutar. He pasado muchos días de veranos allí y he disfrutado del sol, el mar y las risas. En cambio en otoño todo era diferente. La ciudad estaba casi vacía. Las casas que salpican los prados estaban cerradas, pues los veraneantes habían vuelto a su rutina, y las hojas secas cubrían los caminos y las aceras.


Todo olía a otoño. Las temperaturas eran muy agradables y daba gusto pasear. El mar estaba menos azul y más gris, y el boj que bordeaba una gran parte de los caminos albergaba unos escarabajos que siempre me han hipnotizado. Eran de color dorado, y mi hermana y yo nos pasábamos mucho tiempo observándolos. Y cuando veíamos a uno de esos escarabajos ya sabíamos que todo estaba bien.

Por cierto, aquí también hablé de un paseo por ese lugar, por supuesto en otoño (y creo que en más post compartí mi tradicional paseo). Y hace algunos días tuvo lugar la tradicional excursión.

Cuando llegamos a nuestro destino aparcamos el coche en el lugar de siempre, donde mi padre dejaba su Seat 124 y mi abuelo el Ranault 8al principio y el Renault 5 después. Y con muchas ganas empezamos a caminar entre las casas abandonadas, mientras decíamos, como siempre, que podrían rodar ahí mismo "The walking dead". Y caminamos por senderos que nos regalaban un mar espectacular, de un azul inmenso que impresiona.

playa

Un paseo por la playa siempre relaja

Después de caminar durante un buen rato, dejando que nos envolviese el sonido del mar y que nos embargase el aroma a hierba, flores y relax.

Cuando llegamos al final del camino bajamos a la playa, a dejar que las olas mojasen nuestros pies, y a subir y bajar escaleras, a reírnos y a relajarnos.

Y después de disfrutar retomamos el camino de vuelta al coche, intentando rodear para que la ruta sea más larga. Esta vez vamos por las aceras y carreteras que están cubiertas de hojas secas.



Y después de pasar por la zona de juegos, donde tantas y tantas horas hemos pasado a lo largo de nuestra vida, vi un escarabajo en el suelo. Uno de esos que completaban el círculo cuando era pequeña. Me puse muy contenta, me acerqué para observarlo y le saquéalguna foto. Y entonces le dije a mi marido que todo estaba como tenía que estar. Ahora sí. Y con esa sensación de felicidad que se siente cuando pasas un buen rato con las personas que quieres, olvidando que hay problemas y a veces la vida es difícil. Esa sensación que nos da fuerza. Después de despedirme del adorable bichito seguimos hasta el coche, que ya estaba cerca y nos fuimos de allí, de mi inicio de otoño, para continuar el día con planes chulos.

escarabajo

Se ve fatal pero ahí está. No pude evitar hacerle una foto de recuerdo

Esa pequeña excursión me hizo sentir muy bien, para mí ahora todo está como tiene que estar. Con altibajos, con problemas, con momentos duros y también con amor, risas y momentos increíblemente maravillosos. Entre cosas buenas y no tan buenas, de momento, el otoño ya está completo. Ya he cogido castañas, he recolectado manzanas, nueces e higos, he hecho compota y pasteles, he ido a ver mi árbol de los frutos rojos (os lo he contado en muchos post), he visto amanecer y atardecer y tenemos Halloween (para mí Samahín o Samaín) a a vuelta de la esquina. ¿Se puede pedir más?Y aunque ando algo liada y a carreras, estas dosis de relax me llenan y hacen feliz.

Pues hasta aquí el post de hoy. Muchas gracias a todos por leerme y nos vemos el sábado con el resumen semanal y algún especial.

Muy feliz jueves.

Fuente: este post proviene de Pequeños trucos para sobrevivir a la crisis , donde puedes consultar el contenido original.
¿Vulnera este post tus derechos? Pincha aquí.
Creado:
¿Qué te ha parecido esta idea?

Esta idea proviene de:

Y estas son sus últimas ideas publicadas:

Recomendamos