Hola a todos y muy bienvenidos un día más. ¿No os ha volado la semana? A mí se me ha esfumado, ¡¡¡por favor que paren el tiempo!!!
Ya sabéis que el post de hoy lo escribo totalmente sobre la marcha, estoy con mi gatito y ya ha amanecido porque he madrugado menos que otros jueves, pues mis hijos ya están de vacaciones y nos levantamos un pelín más tarde.
Pido perdón de antemano por los fallitos que pueda tener el post y sin más rollo empezamos.
Hace casi un año hice un post sobre una tarde en la playa que podéis leer aquí y me gustaría hacer otro ahora, sin releer el anterior(os dejo el enlace pero ni lo miraré) para escribir sin sugestionarme.
Desde que empecé a leer a Agatha Christie me gusta fijarme en esos ambientes pequeños que forman una especie de ecosistema propio.
De todos los libros de esta autora los que más me gustan son los que transcurren en un ambiente cerrado tipo crucero, hotel o un autocar que va de excursión tipo Némesis, Muerte en el Nilo, Maldad bajo el sol...
Pues si quiero observar algo así solo tengo que acercarme a mi playa preferida de la ciudad.
Es una playa grande, y está dividida en 3 secciones, zona Escalerona, zona centro y zona Piles.
Casitodo el mundo que acude a esta playa camina por la orilla del mar en algún momento, de hecho la orilla es un ir y venir constante de gente, jejeje. Yo suelo hacerlo antes de marchar porque así llevo ya las cosas conmigo y salgo por la parte que quiera, me acerco a la escalera que me apetece sin tener que ir a buscar las cosas. La playa tiene 25 escaleras situadas a cien metros una de otra.
Esta semana he ido todos los días a la playa, pero el domingo estuve hasta más tarde, eran bastante más de las nueve y media cuando volví a casa.
La verdad es que durante mi tarde en la playa estuve centrada en mis cosas y no observé nada alrededor, pero el paseo antes de irme, un paseo de ida y vuelta por la orilla, sí que me inspiró.
Una de las cosas que adoro de la playa es ver la mezcla de gentes que hay, mayores y pequeños, gente tomando el sol y gente haciendo ejercicio, gente en bikini y gente con camiseta, pareos o trajes de surf, gente comiendo helados o con táperes de comida sana...es que cabemos todos.
Cuando empecé a caminar por la orilla charlando con mi marido, pues habíamos ido en plan pareja aunque nuestros hijos estaban por ahí, en la misma playa, con sus amigos, observé la cantidad de gente que había, y todos parecían felices, creo que debe ser cosa del mar, jejeje.
La marea estaba intermedia pues estaba bajando y por la arena se veían las construcciones que habían hecho los niños a lo largo de la tarde. Algunas estaban abandonadas, seguramente esas familias se habían retirado temprano, y otras tenían a sus constructores todavía por allí, morenitos después de un día en la playa, con sus gorras, sus bañadores con los personajes de moda y esas caras de ilusión que tienen los niños cuando se lo están pasando bien.
Algunos construían presas en la orilla, esperando que entrase el mar, y me recordó a un amigo de la infancia con el que pasamos muchas jornadas de playa construyendo puentes y presas sin parar.
Caminado por la orilla pude ver a grupos de señoras que iban charlando felices. Siempre me resultan graciosas y entrañables, con sus bañadores floreados aunque hay alguna más moderna que se atreve con el bikini, sus medalla de oro deslumbrando al sol y perfectamente peinadas. Parecían felices y seguramente muchas de ellas se merecen distraerse después de una vida de lucha.
No pueden faltar en un paseo por la orilla los adolescentes. Muchas chicas caminaban en grupo por la orilla, con sus bikinis chulos, riéndose y hablando de sus cosas, esas cosas que para los demás son nimiedades y para ellas son un mundo. Me gusta verlas y recordar mi época de adolescente, mis risas con las amigas por la orilla, los secretos, las confidencias...la única diferencia es qu eellas se hacían selfies bastante a menudo y nosotras llevábamos una cámara de fotos analógica muy de vez en cuando.
También hay pandillas de adolescentes en la arena. Me encanta verlos con las toallas extendidas, las mochilas a un lado y todos hablando y riendo. También me recuerdan a mi época, y mi madre me cuenta que en sus años jóvenes también iba a la playa en pandilla y se lo pasaba genial. Fueron tiempos muy bonitos y me alegra ver que sigue ocurriendo y me pregunto en qué quedará todo eso. ¿Mantendrán el contacto en el futuro?¿Alcanzarán sus sueños? ¿Guardarán buenos recuerdos de esa etapa?
Yo en esa etapa era feliz y disfrutaba mucho, pero creo qu elo valoré más con el tiempo qu emientras estaba ocurriendo.
Además a lo largo de la playa vi grupos de chicos jóvenes jugando al fútbol, es tan fácil dibujar un rectángulo en la arena y hacer que se convierta en un campo de fútbol...me gusta ver a los chicos jóvenes haciendo deporte y divirtiéndose.
Y no solo juegan al fútbol, en la red de voley playa siempre hay chicos, y mola verlos.
Bueno, y hay gente de todas las edades jugando a las palas o corriendo, claro.
Esta foto es del año pasado, creo que la puse en el post que os nombro.
Poco a poco vamos caminando y avanzamos despacio, como avanza la tarde. El sol está tan bajo que el mar lanza miles de destellos plateados, y el aire es más fresco y agradable.
Me encanta ver como algunas familias cenan apurando los últimos rayos de sol. Muchos niños están envueltos en sus toallas, con el pelo mojado y reluciente, y comen un bocadillo que les sabe a gloria, seguro.
Los papás en sus toallas o en sus tumbonas también picotean para llegar a casa listos. Luego toca guardar los juguetes lo más limpios de arena qu epodamos, perseguir a los peques para que se vistan, sacudir y recger las toallas y despedirse de la playa.
Otros en cambio recogen todo y se arreglan un poco, quizás van a cenar a alguna terracita para rematar el día, o simplemente ya han cenado y van a comprar un helado ya de retirada, pero sea lo que sea suena de lo más apetecible.
Me gusta ver familias de todo tipo; papás jóvenes con los niños, que me recuerdan a mí de pequeña o a mí ya de madre, mamás con sus niños como los días en que me tocaba ir sola porque mi marido tenía que trabajar, o grupos de mamis cargadas de bolsas que intentan pasar la tarde como pueden, eso también lo he vivido y es muy divertido.
Me encanta ver a los abuelos disfrutando de sus nietos, a veces parece que se lo pasan mejor los mayores que los niños, y también me recuerda a mi infancia, con mi abuelo bañándose al atardecer y nadando mientras mi hermana y yo nos dedicábamos a salpicarnos.
Durante un rato caminamos charlando y cuando volví a centrarme en lo qu eme rodeaba descubrí que quedábamos muchos menos.
La mayoría de las familias se habían ido o estaban a punto de hacerlo. Y muchos de los adolescentes que estaban en grupo también. Pero sí que quedaban parejitas que seguramente se quedarían a contar estrellas o simplemente buscaban un poco de intimidad. Se les veía tan jóvenes y llenos de vida, que no pude evitar preguntarme cuantos de esos amores de verano serían para siempre.
Al mirar a mi alrededor entre los destellos que lanzaba el agua sentí que la playa se estaba vaciando definitivamente, las señoras subían las escaleras coloradas después de tanto sol y cargadas con sus tumbonas, sus capazos y sus bolsas de rafia, y ya solo quedábamos algunos de los que nos resistimos a dejar el arenal.
En el paseo de la playa y enfrente se iban formando colas en las heladerías, el mejor remate para un día de playa.
Y al llegar al final decidimos que nosotros también debíamos volver a casa, así que cogí un poco de agua con mis manos y la lancé hacia arriba para llenar el aire de gotitas saladas e irisadas, y con ese simple gesto de despedida subimos por la escalera e iniciamos la vuelta a casa, con esa sensación de delicioso cansancio que solo la playa nos deja.
Esta es de ayer, es una pena que no se aprecien los destellos.
Bueno, hasta aquí el post de hoy, ya sé que no es nada del otro mundo, una simple tarde en la playa pero me apetecía compartirla y ya que el añopasado hice un aentrada similar pues...para crear tracidión. Ahora cuando la publique seguramente releeré la antigua.
Mil gracias a todos por leerme y os cuento que mi amiga Eme me ha nvitado a contar en su blog Viajes y fotos mi primer viaje. Yo he contado el primero que hice ne avión con mi familia a otro país, puse algunas fotos y está lleno de cariño.
Poéis leerlo aquí y de paso conocéis a Eme que es genial, su blog mola, especialmente los relatos y las fotos que nos deja de sus viajes.
Muchísimas gracias a todos y hasta el sábado en el resumen semanal.