Reflexión: gente buena

Jueves reflexivo: gente buena



Hola a todos y bienvenidos un día más.Ya estamos a jueves, y hoy toca post improvisado. Es tempranito, la calle está en silencio y con un café, y con la mejo compañía gatuna, empezamos.

Estos días todo es difícil. Hay una pandemia mundial, mucha gente es irresponsable y no cumple las medidas de seguridad y en mi comunidad estamos muy mal. Tengo varios familiares muy directos sanitarios, y también amistades, y en UCI(los han derivado a todos a UCI y plantas de Covid) están desbordados. No podemos salir del municipio, han cerrado muchas cosas y todo es durísimo.

Pero no quiero quedarme con esto. Me niego. Quiero quedarme con lo bueno. Sin volver la espalda a la realidad, por supuesto, pero me quedo con lo bueno, y con la gente buena.

Esta semana, sin ir más lejos, me he encontrado con una veterinaria que me ha ayudado de la forma más desinteresada. Espero que la vida se lo devuelva, y yo, mientras tanto, la ayudaré todo lo que pueda.

Mi abuela siempre decía que hay que hacer el bien sin mirar a quien. Yo siempre intento un término medio. Si puedo ayudar a alguien y está en mi mano, lo hago. Y si por lo que sea esa persona no es como yo esperaba, si al final es desagradecida, pues me da igual, no lo pienso, porque se ayuda desinteresadamente, sin esperar nada a cambio. Que no voy a negar que es muy agradable que nos agradezcan algo. Pero no lo busco, la verdad.
reflexion


También tengo cerca(no cuento a la familia porque son todos muy buenos, la verdad, hablo de gente que no es familia) a personas muy atentas, de esas que hacen que todo sea más fácil.

Mi hija tiene un amigo del alma que es un ángel. En momentos muy malos, él y su familia estuvieron presentes, y de la mejor manera. Sin hacer ruido, sin alboroto y sin buscar notoriedad. Pero estuvieron. Siempre tienen detalles; un ramo de flores silvestres en mi cumple porque había desescalada, me lo hicieron llegar sin saltarse normas. Un whatsapp cuando hace falta, o compañía, sin más.

Mi hijo tiene dos amigos, a los que conocemos desde los tres años, que son geniales. Uno de ellos es muy muy atento. No tienes que pedirle jamás un favor, se le ocurre a él sin que nadie le diga nada. Pero claro, le viene de familia porque su madre es así. Yo he pasado muy buenos momentos con ella, risas, cafés, charlas...son personas que suman.

Tengo más gente que suma, pero no quiero aburrir enumerando. Por eso se me ocurre nombrar a esa gente que ayuda sin conocer. Cuando falleció mi madre fue todo horrible, la policía estaba en casa...horrible. Y cuando llegó mi hermana yo bajé a la calle con ella y nos pusimos muy mal. Pues una señora de un negocio, que no nos conocía, nos metió en el local, nos sacó sillas y agua y nos ayudó todo lo que pudo a calmarnos. Que obviamente era imposible, pero sin ella no sé qué habríamos hecho porque estábamos fatal.

En el mundo blogger también hay personas estupendas. En esas mismas fechas, algunos compis blogger me escribieron porque me notaban mal. Y desahogarme fuera de mi entorno fue sanador. Porque yo no quería aumentar el dolor de los míos, y desahogarse fuera del círculo ayuda.

En estos momentos la vida es muy difícil para la mayoría de la gente. En mi caso arrastro un año horrible y nefasto, pero por supervivencia y porque necesito avanzar, elijo quedarme con lo bueno. Y lo bueno es que hay mucha gente que ayuda. Hay muchas personas que se interesan por otras. Hay muchos jóvenes con inquietudes más allá del botellón. Y yo quiero dirigir mi mirada hacia ese lado.

Desde hace tiempo no pierdo ni un instante en lo malo. Bueno, quizás un poco, pero intento quedarme con lo bueno. Leo las noticias, claro, y me informo. Pero sin obsesionarme y darle vueltas. Y el resto del ocio lo elijo para avanzar.

En mi tiempo libre, que ahora no es demasiado, cuando no estoy fuera o con la familia, leo, veo series o pelis en plataformas, que hasta ahora no las amortizaba, jejeje.

Y con los blogs hago igual. Leo los que me gustan. No me importa demasiado la temática, aunque me gusten más unas cosas que otras. Me guío del buen rollo. Puede ser un blog de belleza, o de relatos, o algo personal. Pero de esos que hacen que después de leer me sienta bien. Y eso no excluye las reflexiones, que tampoco tiene que ser todo desconexión, pero reflexiones sin odio, rencor o negatividad.

Hace poco leí una frase, que creo que la dijo Sara Carbonero, aunque no estoy segura porque no soy de seguir famosos en redes sociales(soy rarita, lo sé) y me encantó. Valoramos mucho a las personas que nos acompañan en los malos momentos, como es lógico. Pero no valoramos lo suficiente a quienes nos acompañan en lo bueno, a las personas que se alegran de nuestros éxitos, que disfrutan de nuetrso avances. Porque como decía ella(más o menos, no es textual), es muy fácil sentarse delante de alguien que te cuenta sus desgracias mientras piensas que tú no estás tan mal.

Y pienso igual. Cuando me van las cosas bien y hay gente que se alegra y lo celebra, lo valoro mucho. Y cuando a los demás les ocurre, yo me alegro de verdad. Quiero felicidad a mi alrededor, es lo mejor.

Y estos días que tanto nos están pesando, esta separación porque llevamos tiempo sin ver a nuestros mayores, estas navidades en mi comunidad, con grupos máximos de seis personas y toque de queda a la una...estos días necesitamos un empujón y un chute de alegría. Porque solo nos queda agarrarnos a lo que sea para superar esta situación.

Cuando era pequeña, en mi ciudad hubo una reconversión industrial que dejó en una situación muy precaria a muchas familias. Mis familiares cercanos tuvieron suerte, pero había muchas familias mal, y como daños colaterales estaban los comercios de la zona, los bares...y el ambiente era bastante triste, hasta los niños lo percibíamos.

Pues uno de esos días emitieron en la tele(solo había dos cadenas por entonces), como gran novedad, una obra de Lina Morgan, creo que "Vaya par de gemelas", pero no estoy segura porque yo, en aquel momento, no le presté atención.

Pues al día siguiente, mi hermana y yo fuimos con mi madre a los recados(creo que seguíamos de vacaciones de Navidad). Y el ambiente en las tiendas era otro; la gente estaba más animada, y muchos comentaban que se habían reído mucho con la obra, y que aunque, por desgracia, los problemas seguían ahí, se habían animado y tenían un poco más de fuerza para seguir luchando. Y decían que cuando uno está mal, reírse no es un crimen o ser irresponsable, es una salvación.

Y aunque yo era pequeña, porque tendría unos 9 años, lo recuerdo a la perfección. Y siempre he intentado aplicarlo, eso y el juego de estar contenta de Pollyanna. Sí, cursi que es una.

Y para acabar, porque he divagado muchísimo, que espero que todo mejore, y mientras tanto, hay que buscar la manera de llevarlo lo mejor posible. Cada uno como pueda, sepa y quiera. Y yo elijo el buen rollo.

Mil gracias por leerme y nos vemos el sábado con el repaso semanal y con algún especial de esos que hago rescatando post.

Muy feliz día.

Fuente: este post proviene de Pequeños trucos para sobrevivir a la crisis , donde puedes consultar el contenido original.
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