Ramón Berenguer: "Para mí es una satisfacción el poder ayudar a otras personas para que se sientan mejor consigo mismas"

Ramón Berenguer (Alicante, 1956) se ha dedicado a la enseñanza durante 34 años. Ahora, este gran aficionado al baile y al senderismo, está felizmente jubilado. Él sigue aprendiendo y ayuda a los que más lo necesitan, por eso colabora en el Teléfono de la Esperanza, servicio que atendió más de 160.000 llamadas en 2020, un 38% más que el año anterior.





Ramón Berenguer

¿En qué consiste el Teléfono de la Esperanza?

Es una ONG de ámbito nacional e internacional (en algunos países) que atiende telefónicamente a personas en situación de crisis emocional las 24 horas del día, los 365 días del año. También ofrece una atención presencial y consultas con psicólogos y mediadores familiares y abogados, todo ello de forma gratuita. Además tiene programas de prevención de la salud emocional: cursos, talleres, conferencias, charlas, una revista trimestral y artículos en blogs y web.

¿Desde cuándo participas en el Teléfono de la Esperanza y qué es lo que te aporta?

Colaboro desde el 2007. Lo conocí después de haber participado en un curso para "padres y educadores" y, posteriormente, de "desarrollo personal". Me ayudó a conocerme mejor. Después realicé los cursos de formación para ser voluntario. Para mí es una satisfacción el poder ayudar a otras personas para que se sientan mejor consigo mismas, tal y como me ayudaron en su momento.

¿Cuáles son las consultas o peticiones más frecuentes?

La mayoría son por problemas psicológicos o psiquiátricos que suelen provocar soledad, incomprensión, incomunicación, depresión... circunstancias que, en ocasiones, derivan en intento de suicidio. Y luego están las relaciones interpersonales, especialmente las familiares y de pareja que generan ansiedad, depresión, baja autoestima, falta de autonomía emocional... situaciones graves que pueden originar reproches, celos, insultos, abusos, maltrato... sobre todo cuando se trata de cambiar la manera de ser de otra persona.

¿Ha aumentado el número de llamadas desde que estamos en pandemia?

Sí, concretamente un 42%, y de ese aumento cabe destacar un incremento del 55% en las llamadas con temática suicida.

¿Cómo actúas o cuál es el protocolo a seguir ante una llamada de socorro de un posible suicida?

Primero mantengo la calma y transmito serenidad a la persona que llama. Después muestro un interés real por conocer y comprender las situaciones que le han llevado a tomar una solución tan drástica e irreversible como único remedio a sus problemas. Lo principal es que la persona pueda expresar con palabras todo el dolor que siente.

Los que colaboramos en el Teléfono de la Esperanza hemos de tener presente que la persona con ideaciones suicidas no quiere morir, se encuentra emocionalmente hundida, en un "callejón sin salida" y, en ese momento, no encuentra otra solución para librarse de la angustia, el dolor y el sufrimiento que siente.

Una persona así no suele encontrar a su alrededor comprensión, más bien reproches ("Eso te pasa por no hacerme caso"), desvalorizaciones ("No digas tonterías") o consejos de lo que tiene que sentir, pensar o hacer... "Ya verás como todo se arregla", "No tienes que pensar en esas cosas, tú lo que tienes que hacer es...". De ahí la importancia de empatizar con la persona dándole a entender que verdaderamente comprendemos las circunstancias por las que está pasando y que entendemos cómo ha llegado hasta ahí. De esta manera es posible que la persona disminuya su nivel de angustia y, desde un estado de mayor tranquilidad, descubra por sí sola otras alternativas como solución a sus problemas.

¿El 65% de las llamadas son de mujeres, por qué crees que llaman más que ellos?

Pedir ayuda puede hacernos sentir débiles, inútiles e incompetentes. El rol masculino que inculca la sociedad a los hombres es el de fuerte, el valiente que no le teme a nada... por ese motivo puede que los hombres tengamos más vergüenza a la hora de pedir ayuda y elijamos otras formas de "matar nuestras penas" como el alcohol u otras sustancias que se dan mayoritariamente en los hombres. Pudiera ser también que esa vergüenza a mostrar debilidad y pedir ayuda sea la causante de que el 75% de los suicidas sean hombres.

¿Cómo compaginas tu participación en el Teléfono de la Esperanza con tu vida personal?

Ahora que estoy jubilado es muy fácil. Realizo mis turnos y también colaboro con parte de la gestión administrativa del centro.

¿Crees que debería haber más asociaciones como esta?

Ojalá no fueran necesarias ONGs como esta e incluso ninguna. Eso sería un signo de una sociedad muy avanzada donde la solidaridad, la empatía y el respeto fueran los valores imperantes. Mientras avanzamos en esa dirección serán necesarias. Con la pandemia se ha visto que lo mejor que ha funcionado ha sido la solidaridad entre las personas.

¿Tu objetivo es seguir en el Teléfono de la Esperanza durante muchos años?

Sí, mi objetivo de tiempo es mientras mi cuerpo y mi cabeza aguanten.

Más información sobre el Teléfono de la Esperanza aquí.

Fuente: este post proviene de Relatos de tinta-e, donde puedes consultar el contenido original.
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