"Relájate, es sólo una maniobra"

Las primeras maniobras ejército contra ejército en la historia americana, “peleadas” en el otoño de 1941, fueron un juego elaborado, pero ayudaron a preparar a las fuerzas americanas para la Segunda Guerra Mundial

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¿Has oído alguna vez la batalla del Río Rojo? ¿La batalla de Shreveport? ¿La batalla de Pee Dee? ¿La segunda batalla de Camden? Fueron las mayores batallas de la historia en el hemisferio occidental, más grandes que Gettysburg o Shiloh, Celaya o Tuyutí; sin embargo, no se disparó ni una sola bala con ira. Fueron las “batallas” que se “pelearon” en Louisiana y las Carolinas en las grandes maniobras de otoño de 1941.

Durante 1940 y 1941, el General George C. Marshall, jefe del Estado Mayor del Ejército de los Estados Unidos, y el propio jefe del Estado Mayor de Marshall, el Teniente General Lesley J. McNair, habían estado criando y entrenando un ejército contra la eventualidad de que los Estados Unidos se vieran arrastrados a la Segunda Guerra Mundial. El diseño y la construcción de esta fuerza fueron en gran parte obra de Whitey McNair. A partir de materiales dispares -guardias nacionales, reservistas, reclutas del primer reclutamiento del país en tiempos de paz-, a mediados de 1941 había creado una fuerza de 1,4 millones de hombres, y las grandes maniobras a nivel de ejército -siguiendo las anteriores maniobras a nivel de división y de cuerpo- fueron su prueba final. Fueron las primeras maniobras entre el ejército y el ejército en la historia de los Estados Unidos.

Hasta cierto punto su propósito era probar a los oficiales de las divisiones de la Guardia Nacional. Al menos en los niveles superiores, muy pocos de ellos pasaron; y Marshall los eliminó sin piedad. Sin corazón, también, en algunos ojos, porque estos eran hombres cuyos fines de semana y vacaciones habían sido sacrificados lealmente durante dos largas y lúgubres décadas, y ahora que tenían la oportunidad de servir a su país estaban siendo empujados a un lado para hacer espacio para los oficiales regulares – o eso les parecía a sus partidarios. Muchas víctimas eran influyentes y estaban bien conectadas, y el propio Marshall estaba mucho más en sintonía con la política de lo que se suele creer; pero él quería tener el mejor cuerpo de oficiales que pudiera, y dejó que las fichas cayeran donde pudieran. Para dar sólo algunos ejemplos de entre muchos, el General de División Ralph E. Truman, de la Guardia Nacional de Missouri, dejó el mando de la 35ª División (“Santa Fe”) a pesar de que el influyente senador Harry Truman era su primo; el General de División Edward Martin, de la Guardia Nacional de Pensilvania, dejó el mando de la 28ª División (“Keystone”) a pesar de que era un poder político y pronto sería gobernador de su estado; El General Mayor Claude Birkenhead de la Guardia Nacional de Texas fue retirado del mando de la 36ª División (“Texas”) a pesar de que era un destacado abogado de San Antonio con importantes conexiones políticas; y así sucesivamente.

En cuanto a los oficiales regulares, las maniobras probablemente no le dijeron a Marshall mucho que no supiera ya…

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