Joven aplaza tareas importantes
Esta tendencia a posponer obligaciones tiene más que ver con la gestión emocional que con la holgazanería, pues estamos divididos entre el aspecto emocional, el deseo inmediato y el racional, que tiene objetivos a largo plazo. A nuestro lado emocional le apetece irse de cañas o sentarse en el sofá y descansar. Nuestro lado racional, sin embargo, sabe que si vamos a hacer la compra o estudiamos el primer tema del examen, en el futuro estaremos más tranquilos.
Existen tres factores clave que explican este comportamiento: el valor, la impulsividad y la expectativa. Es decir, si para nosotros la tarea tiene poco valor o la recompensa es mínima, es más fácil que abandonemos. Si nuestra autoestima es baja es muy posible que tiremos la toalla antes de empezar. De la misma manera, alguien impulsivo es más probable que se rinda ante lo que le apetece hacer realmente.
Mañana es el día más ocupado de la semana
El primer paso para evitar la procrastinación es saber qué queremos hacer y para cuándo. Dividir el trabajo en tareas pequeñas y asequibles, evitar las distracciones, respetar los descansos, pedir ayuda y establecer metas y premios. Deja de procrastinar, no lo dejes para mañana.