A que vida tan complicada, mi niño.
Las estrellas acamparon en mi patio, en una tienda de campaña enorme. Necesitaron que la marea subiera para poder regresar a su cielo, así que mientras esperaban la marea, conversamos sobre ti. De lo mucho que me extrañas. Del dolor que te da en el pecho a las tres de la mañana cuando dormido me buscas a tu lado, para despertar recordando que estoy lejos, enfadada y posiblemente con un novio mas joven y más cachas que tu. Ya me gustaría a mí esperar la marea, para irme contigo?
Después tome clases de Origami los viernes por la tarde. Empecé haciendo flamencos. Primero de papel, luego me gustaron todo tipo de flamencos, en fotos, de cerámica, incluso llegue a conseguir algunos reales, llené mi patio de ellos. Hasta que mis vecinos me denunciaron por extraña y la policía vino a llevarse tus flamencos dejándome sin sorpresa para ti.
Ahora guardo mis besos para ti. Los deposito cada mañana en una caja, y por la noche no me dejan dormir, con el ruido que hacen. He guardado tantos besos en aquella caja, incluso aquellos que no eran para ti. Es la razón por la que ahora ya no doy besos al saludar a los amigos, a mi padre, o a mi perro. Porque todos mis besos van a parar a tu caja, incluso los que me han devuelto, los traicioneros, los que no quiero, y los de compromiso.
Espero que aparezcas pronto, porque la caja explotará sino, y me quedaré otra vez sin un presente para ti? te extraño
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