Pequeñas mentiras sin importancia

La tragicomedia, ese patrón dramático en el que los cineastas, y todos los creadores de ficción, se escudan para contar las verdades del barquero, y a esas verdades se enfrentan un grupo de amigos durante unas inocentes vacaciones en la costa. En forma de vodevil el director francés Guillaume Canet destripa las convenciones sociales para evidenciar la hipocresía que todos practicamos en nuestras vidas. Si se pretendía poner en un brete al espectador, incomodarlo e inquietarlo a partes iguales, pues objetivo logrado, el inconveniente es que para hacerlo se haya que recurrir a tópicos sobre la homosexualidad, el desamor, el compromiso afectivo o la maternidad, y alargar la narración hasta unos exasperantes ciento cincuenta minutos. Obviando sus defectos, nos quedaremos con sus valores sociológicos

Puntuación @tomgut65: 5/10


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