Mi paraíso arde, mis hermanos gallegos, envueltos en fuego, luchan por detener unas llamas que no perdonan, que arrasan montes, pueblos y ciudades.
Nuestros vecinos portugueses pierden tierras, naturaleza y vidas...
Hoy en Oviedo no amanecía, el humo y la ceniza nos rodean y cubren nuestro cielo.
Sólo espero que llegue el agua, que caiga a mares. Que frene este infierno.
Lloro por mi paraíso verde, sufro por mi familia gallega y amigos portugueses.