Niños utilizados

Con este título no me refiero a los niños soldado ni a los niños explotados y esclavizados en fábricas, no. Esa es una realidad que a pesar de dolerme como si el aleccionamiento y la esclavitud la sufrieran mis propios hijos, no puedo remediar, no conozco de cerca y al carecer de experiencia no puedo hablar de ella.
Con este título quiero hablar de varias situaciones que he ido viendo a lo largo de mi vida en la que los adultos han utilizado a los niños de escudo, de rehenes o de armas, metaforicamente, pero no por ser de modo metafórico deja de ser un uso cruel e injusto.

Niños rehenes

Niños rehenes


La primera vez que tuve consciencia de una situación así fue cuando los padres de una amiga decidieron separarse no sin armar antes un tremendo conflicto pre apocalíptico, pues para ellos fue un gran drama aún viviendo ya una época en la que los divorcios, las separaciones y las familias monoparentales estaban a la orden del día. Los sentimientos están ahí y en situaciones dolorosas como la separación de una persona con la que has convivido y formado una familia durante 25 años, es normal que sientas que el fin del mundo, al menos de tu mundo, tal y como lo conoces se acerca.

En esta situación se vieron inmersos cuatro adolescentes, que igual piensas que adolescente no se puede considerar niño. En ese caso no lo cuentes como tal. Pero en esta situación estos cuatro adolescentes vieron que al igual que el mundo de sus padres, el suyo propio se hacía pedazos. Tuvieron que decidir a quien seguir: a su padre o a su madre. Quien eligió a la madre, obtuvo desprecio por parte del padre y quien eligió al padre, desprecio por parte de la madre. ¿Y el amor incondicional?
No fue divertido ser espectadora de todo esto y ver el proceso por el cual mi amiga se fue convirtiendo en víctima sin desearlo de su conflicto, que aún a día de hoy sigo pensando que magnificaron en exceso.

Mi amiga eligió quedarse con el padre porque consideró que de sus dos progenitores era quien más sufría por la separación. Recuerdo que un día queríamos ir a Toledo en autobús y el padre no estaba, así que ella no tenía dinero y pensó en pedírselo a la madre. Fuimos a casa de su madre a preguntarle si podría prestarle 5 euros y ella montó un tremendo espectáculo gritando en la puerta de la casa: “¿Para pedir dinero si que me necesitas? ¡Que te lo de tu padre que para eso vives con él!”.
Mi amiga se quedó helada y le dijo que eso no era justo. Su madre sacó un billete de 5 euros, se lo lanzó en la cara y cerró la puerta.

Siempre he pensado que entre las cosas que he visto y vivido bien me daría para un buen libro. Esta fue la primera vez que fui testigo del uso abusivo que algunos padres hacen de sus hijos, en este caso usándolos como una especie de rehen. Posiciónate, elige con quién estás y si no estás conmigo, olvídate. Mi amiga se sentía atrapada en una telaraña gigante y los meses posteriores trataba de hacer favores a uno y otro por igual, aunque el trato que recibía por ambos lados variaba dependiendo del momento. La relación con su padre iba bien hasta que hacía algo por su madre, momento en el cual todo se torcía y la decían frases como: “Si tanto la quieres vete con ella ¿no se que haces aquí?”

¡Como si en el corazón de un hijo que ha sido llenado de amor durante 18 años no pudieran caber el cariño hacia los dos progenitores a la vez!

Niños arma

niños arma


La segunda vez que vi como un padre usaba a su hijo como moneda de cambio y arma arrojadiza fue cuando otra de mis amigas se quedó embarazada de un personaje, mayor que ella, aficionado a bares, tragaperras, de los que les gusta coquetear con las drogas, hacer derrapes con el coche y tirarse jugando a videojuegos horas y horas. Siento si alguno se identifica con esta descripción.

El personaje en cuestión era un tipo feo, quizá por todo lo que consumía, vete a saber. Pues bien, la dejó embarazada después de que mi amiga tuviera el valor de dejarle varias veces pero el poco valor de quedarse soltera y no retomar la relación. He escrito “la dejó embarazada” pero más bien mi amiga se dejó embarazar porque se sentía sola con un personaje así a su lado y pensaba que un bebé llenaría su vida y la colmaría de amor. Él pensaba en enganchar a mi amiga porque sus posibilidades de tener una nueva relación con otra persona más tolerante que ella eran nulas.

Y así tuvieron una preciosidad de bebé que por suerte no se parecía a su padre. Cuando fui al hospital a visitar a mi amiga, estaba sola en la habitación. Pregunté por el padre y me contestó que había ido al bar con sus amigos y familia a celebrar que era padre.

Los primeros meses del bebé su padre no fue capaz de cogerlo en brazos y mucho menos de cambiarle un pañal y ya de levantarse a cogerlo por la noche… Mi amiga tenía que ocuparse de ella, del bebé y de él porque era un tremendo inutil que no sabía cocinarse ni limpiar. Para colmo los 2500 € que daban de cheque bebé en aquel entonces decidió gastárselos en arreglar su coche, una TV, una PS3 y dos juegos.

Ahora pienso que mi amiga era una pardilla y que yo con eso tengo ya motivos suficientes para adelantar lo que más tarde decidió hacer ella: separarse. En aquel entonces aunque no me gustaba él como pareja de mi amiga, me guardé mi opinión para cuando ella me la pidiera.

Cuando decidió separarse el bebé tenía 8 meses y apenas veía a su padre 5 minutos al día en los cuales no le cogía, ni le hablaba ni jugaba con él. Por supuesto el padre no quería que mi amiga le dejara y jamás pensó que, siendo ella así de pardilla y tolerante se iba a atrever a separarse con un bebé de por medio. Pero se atrevió.

Una tarde que estabamos tomando café en el piso de mi amiga llamaron a la puerta y era el subnormal del tipo este que venía a decirle que se quedara con el niño, que él se iba a ir del pueblo y que les iba a dejar en paz. Mi amiga entró llorando porque le daba pena, yo pensaba en lo fácil que había sido quitarse de en medio ese bulto y en que a ella le iba a ir fenomenal sin ese grano en el culo y con esa cosa tan bonita de bebé que además no podía ser más dulce.

Pasó que mi amiga encontró un buen hombre con el que ahora está casada, feliz y con dos hijos más. En ese momento el padre decidió que quería ser padre. ¡Milagro! de pronto se le despertó la paternidad, ¡qué cosas! A partir de ahí todo fue bastante infernal, mi amiga pasó por épocas depresivas muy duras, entre juicio y juicio. Pero los juicios no eran lo peor, lo malo era lo que ambos le hacían al niño. Él cuando se lo llevaba los días que le tocaban metía en su pequeña cabeza mensajes muy negativos sobre su madre y la nueva pareja de ella causando luego un conflicto en la casa familiar que si todo se hacía con respeto hacia el niño, era totalmente evitable. Y ella contestaba a las ofensas programadas por el padre en el niño con otras ofensas hacia el padre y así entraron en un circuito sin fin.

A veces pienso que muchos adultos no comprenden que los niños deben ser felices y verse afectados en la menor medida posible por las historias de los adultos. Nuestros problemas ya les afectan sin manifestarlos, porque los niños sienten nuestras vibraciones y saben cuando estamos nerviosos o preocupados, al igual que saben cuando estamos felices. No es necesario hacerles partícipes verbalmente de lo malo que es papá o lo mala que es mamá. Si ya sentir el mal rollo les afecta, imaginate si les haces conscientes por completo de la mala relación entre sus padres. Esto se puede dar la vuelta hasta el punto de que o bien el niño se sienta culpable de la separación o bien, cuando sea suficientemente maduro culpe a ambos de haberle llenado la cabeza de prejuicios en contra del otro progenitor.

El niño se convierte en estas situaciones en un misil que suelta su carga explosiva aquí y allí, mensajero de los mensajes de odio o repulsa de madre a padre y de padre a madre.

Niños escudo

La última anécdota en cuanto a cómo los adultos a veces utilizamos a los niños es mucho más reciente que las dos anteriores y a diferencia de las otras no va de padres e hijos sino de monitoras y niños asistentes a un campamento.

Entre un grupo de madres de la escuela a la que asisten mis hijos hemos estado dos semanas recogiendo firmas para que el ayuntamiento ponga en marcha una escuela de verano municipal. En el pueblo hay una alternativa de ocio privada  que hace las veces de esta escuela con la cual hay bastantes madres disconformes porque no le ven lo pedagógico por ningún lado. Viene a ser como una macrodiscoteca sin control con reggaeton y chunda chunda desde las 9 de la mañana y en la que cantan  y bailan y el que quiere colorea y juega.

No es mi opinión, pues yo no he tenido necesidad de utilizar este servicio, pero las madres que me han metido en este lío de recoger firmas para solicitar que pongan este servicio desde el ayuntamiento lo saben por haberlo sufrido en carnes propias.

¿Qué nos hemos encontrado a la hora de recoger firmas?

Nos hemos encontrado con la negativa de muchas madres y padres por temor a que, de no realizarse esta escuela de verano municipal tuvieran que inscribirlos de nuevo en la que hay privada y que el trato hacia sus hijos fuera negativo e incluso se les negara la plaza por haber firmado por que haya más opciones en el pueblo.

Terrible, cuando me lo comentaron la primera vez no daba crédito a lo que escuchaba. ¡Si tienes el temor de que tu hijo puede ser tratado de modo negativo en un sitio, no lo inscribas ahí! Ni me lo pensaría de estar en su lugar. Y dirás… es que no hay más alternativas en el pueblo. ¡Demonios! Es para lo que estamos recogiendo firmas, para que las haya. ¿Y si no aceptan ponerlo municipal? Hay alternativas siempre: canguros, centros de ocio y tiempo libre en otros pueblos…

Pero no rendirse al temor hacia quien gestiona el centro existente y las represalias que pueda tomar esta persona, por muy influyente que sea. Porque esta persona, de ser tan descarada como para tomar estas represalias que los padres y madres temen, estaría utilizando a los niños como escudo  para proteger su financiación.

Las tres situaciones que cuento son reales, y me hacen ver que los niños son tremendamente vulnerables en un mundo en el que los adultos hacemos y deshacemos, utilizando la figura del niño y a veces pasando por encima de esta, llevándonos a los niños por delante y arrastrándolos hasta crearles verdaderos conflictos internos, que no deberían padecer.

Niños estresados, con ansiedad, incapaces de atender, castrados emocionalmente, porque al igual que ocurre con los animales expuestos en zoos o en circos, los niños ante estas situaciones en las que son tratados como objetos para un fin que favorece al adulto, sufren porque no es su estado natural.

Les hacemos partícipes de unos sentimientos y unas reacciones que no les corresponde. Ellos tienen que disfrutar, ser felices, reir, jugar y aprender de un modo lo más sano posible.

Quizá así cuando lleguen a adultos sean capaces de hacerlo mejor de lo que nosotros lo hacemos y sean adultos conscientes de que estas situaciones que hoy te cuento se dan y no deberían darse.

PD: Agradezco a mis amigas que me hayan permitido narrar su caso, se que en su momento fue muy duro para vosotras y rememorarlo duele pero también he parendido del mismo modo que vosotras que echar la vista atrás a veces es saludable para evitar los errores que una vez cometimos.



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