Desde hace unos años en Madrid se han ido remodelando muchos de los antiguos mercados de abastos de toda la vida para modernizarlos y adaptarlos a los nuevos tiempos, algo que nos encanta ya que dan vida a los barrios y era una pena ver cómo iban cerrándolos poco a poco. Nos encanta visitarlos todos y ver cómo vuelven a estar llenos de gente día y noche.
Uno de ellos es el Mercado de San Miguel, situado en pleno centro de Madrid desde hace más de 100 años, junto a la Plaza Mayor, algo que lo ha impulsado a convertirse en una de las visitas imprescindibles para los turistas que vienen a la capital. Recibe más de 10 millones de visitas al año y es un punto de encuentro para los visitantes más foodies, que tienen una amplia variedad de pinchos, tapas y raciones a elegir entre sus 20 puestos.
El denominador común entre todos sus puestos es su compromiso de calidad para ofrecer a los visitantes un tapeo de calidad, con ingredientes de primera calidad. Todos los puestos están alrededor de una barra central donde se puede ir con las tapas o raciones y bebidas que hayas comprado en el momento para poder comerlas, que pueden ser de cangrejo, de embutidos ibéricos, de gazpacho y salmorejo, de variantes, de ostras, de "pescaíto" frito, de vino, de comida mexicana, de bacalao, de brochetas, de fruta pelada y cortada lista para tomar, de empanadas, de pizzas, de quesos, de ahumados, de postres... la lista es interminable, además de contar con puestos de locales con renombre en la capital como Casa Lhardy, el Horno de San Onofre o Rocambolesc.
En resumen, es una visita obligada en el centro de Madrid, saldrás encantado con su ambiente, oferta gastronómica, variedad y calidad de sus productos. ¡Sin duda merece la pena ir a verlo!
Bon appétit!