Esto se suma a las investigaciones de E. H. Walker, quien anteriormente mencionaba la posibilidad de que muchas de las ideas de la Teoría de la Relatividad se deban a su esposa, Mileva Maric, quien tuvo que dedicarse a sus hijos y no pudo continuar su propia investigación.
Incluso se han publicado las “normas” que el mismo Einstein asignó a su esposa, en las que le pide que su ropa esté en orden, que su estudio siempre esté en orden y que su escritorio no sea tocado por nadie, o que no espere ninguna muestra de afecto del científico, ni le reproche por ello.
Las declaraciones de este diario fueron escritas en su diario entre 1922 y 1923 mientras viajaba por diversos países asiáticos, y han sido publicadas recientemente en un proyecto que intenta dar a conocer las ideas del científico.
En su diario escribe reflexiones en las que describe la supuesta inferioridad de países como China, Sri Lanka y en menor medida Japón. Esto contrasta enormemente con la idea que solemos tener del científico como personaje humanitario e incluso con su propia condición de refugiado.
En lo que escribe de su viaje a China describe a sus habitantes como “trabajadores, inmundos y gente obtusa” y luego menciona que “los chinos no se sientan en bancas mientras comen, se acuclillan como los europeos, cuando hacen sus necesidades en lo profundo del bosque”. Y termina criticando la fecundidad de los chinos y diciendo que “sería una pena que los chinos suplantaran las otras razas”.
Sobre Ceilán, ahora Sri Lanka, Einstein menciona que las personas del lugar “viven en gran inmundicia y un hedor considerable”, además de que “hacen poco y necesitan poco”.
La publicación al inglés de sus diarios incluye facsímiles de algunas partes y es la primera vez que se traduce del alemán para que un público más amplio pueda conocer sus ideas. Aunque por lo que conocemos, no sabemos si queremos saber más.