Lo decimos porque su último deseo fue ser incinerado, y sus cenizas fueron esparcidas en el mar de California para descansar, por siempre, en Fondo de Bikini, la ciudad ficticia donde se desarrolló Bob Esponja.
Stephen Hillenburg murió el 26 de noviembre de insuficiencia cardiaca causada por la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) una enfermedad neurodegenerativa para la que no existe cura, y que reveló padecer en marzo de 2017.
Y bueno, aunque nos sentimos tristes por su muerte, nos alegra saber que al fin está en su lugar favorito en el mundo, sobra decir cuál es.