Retrato del Dr. Haustein, 1928
El modelo ocupa la parte inferior de la composición y deja espacio a una sombra que se proyecta sobre la pared del fondo del cuadro. Esa sombra no es otra que la mujer de la que el doctor estaba locamente enamorado y representa el amor furtivo, lo oculto, lo escondido. A Sonja, que así se llamaba su amante, se la ve segura, sofisticada y fumando en pipa larga. Quizá lo más curioso es que Friedel, la mujer del doctor, tenía conocimiento de esa doble vida de su marido y por eso se quita la suya. Poco después, cuando la Gestapo empezó a perseguir a los judíos –el doctor lo era– Haustein también decide precipitar su sentencia de muerte al ingerir cianuro.
La sombra pintada por Schad no es más que el preludio de lo que iba a suceder y que nadie esperaba. Todo estaba a punto de saltar por los aires. Un cuadro con mucha historia.