LA SOMBRA DE LOS CIVILES
(Recordando a Lorca)
Limoneros y naranjos
de soles colgando a miles,
farola de luz de luna
que ilumina los jardines,
fontanas de limpias aguas
y rumores tan sutiles
como si nanas al tiempo
cantaran para dormirle;
lamentos de dos guitarras
que acompañan los decires
de unas gitanas que bailan
y un cantaor que se exprime
rasgándose la garganta,
al igual que los faquires
cuando se tragan puñales
de la punta a sus raíces.
Abril enciende sus noches
con el brillar apacible
de mil millones de estrellas
que iluminan los jazmines.
La fiesta es todo un jipío
de mujeres como huríes,
ojos negros, pelo negro
y belleza indescriptible.
Se desborda la alegría,
beben vino bota en ristre,
la camisa de satén
se ha adornado de rubíes
que corren entre lunares
al tiempo que todos ríen,
cuando de pronto; aparecen
las sombras de dos fusiles
proyectadas en el suelo
por luna de blancos grises,
junto a ellas, dos tricornios
inquietantes y temibles.
Al asomar misteriosos,
recortados sus perfiles,
el silencio se hace sordo
y el temor se hace tangible.
Se han acallado las voces,
las guitarras ya no gimen,
del gitano, en su garganta,
se asfixiaron los sentires;
la fiesta se ha terminado
¡han llegado los Civiles!
JJRME (Terly)
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