La moda de fotografiar los platos de comida

Es un hecho que hoy en día la afición por fotografiar y publicar cada acontecimiento de nuestras vidas, por mínimo que sea se ha convertido en regla general; registramos todo lo que consideramos transcendental o importante en nuestro día a día y la comida no se escapa de esto; a tal punto que hoy en día varios chefs reconocidos han prohibido o limitado esta posibilidad hastiados de que su establecimiento parezca más una especie de convención de fotógrafos que un restaurante (como es el caso de David Bouley, Heston Blumenthal o David Muñoz) ya que la comida pasa a un plano secundario, los improvisados fotógrafos molestan al personal de servicio o las fotos no hacen honor a los platos allí servidos. Por otro lado los comensales que aman hacerlo dicen que “homenajean al chef” al tiempo que le ofrecen “publicidad gratuita” a su establecimiento.



Sin embargo la tradición no es nueva; al principio los álbumes eran el medio idóneo para conmemorar hitos familiares; posteriormente las filmaciones los reemplazaron en gran medida. Hay que recordar que más allá de cumplir con la función de preservar recuerdos servían como medio de lo que la gente le quería mostrar a sus familiares y amigos. Ahora con el auge de la web y el social media nos vemos expuestos a millones de fotografías y videos publicados cada segundo.
De tendencia en tendencia hemos llegado al “food porn” caracterizado por dos corrientes principales: una donde las personas se esfuerzan por mostrar platos provocativos sin redundar en lo vulgar, enfocándose en la sofisticación, elegancia y sutileza de las tomas “disparando” el deseo en quienes vean las imágenes. La otra corriente existente se centra en la exaltación de la comida altamente calórica: papas fritas, carne asada, enormes hamburguesas, batidos, perritos calientes, pizzas y demás pastelería. Para la muestra basta simplemente con buscar #foodporn en Instagram para darnos cuenta que arroja más de 50 millones de resultados. Para entender más a fondo el fenómeno tenemos que profundizar en la razón emocional que hay detrás del social media: cuando alguien “lanza” un mensaje busca generar emociones en la gente que lo recibe para conseguir que reaccionen de forma positiva, no hacia nosotros, sino con nosotros. Esta reacción generará una asociación con nuestro nombre y ahí radica el “premio”. así que la ruta lógica que hay al enviar un mensaje positivo por este medio será primero que nos recuerden, que deseen estar con nosotros en ese momento, luego transmitirles nuestros gustos de acuerdo a lo que queramos proyectar y por último cambiar su percepción hacia nosotros. La fotografía gastronómica es un arte; no en vano es una de las especialidades mejor pagadas; sin embargo se pueden hacer tomas “decentes” de lo que comemos durante nuestros viajes u ocasiones especiales, basta con un excelente ángulo, una buena cámara reflex y un objetivo canon 18-55 que siempre es útil en este tipo de situaciones.
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