La joven de la perla (1665-1667)
De estilo gótico y tamaño reducido (46,4 x 40 centímetros), la obra maestra de Vermeer muestra el rostro de una mujer cuya identidad se desconoce. Quienes han estudiado la vida del pintor optan por tres figuras: la hija mayor del artista, María; la hija del comisario de Vermeer o su sirvienta Griet, protagonista del famoso libro de Tracy Chevalier, que se llevó al cine.
Johannes Vermeer demostró ser mucho más que un gran artista, era un seductor visual. En La joven de la perla vemos un estudiado rostro sobre un fondo oscuro que destaca y hace visibles todos los matices: los ojos cristalinos de la muchacha, sus labios y la perla.
Rostro de la mujer retratada por Vermeer
Su boca entreabierta refleja una estudiada sensualidad y la perla es perfecta, un ejemplo de su habilidad por la óptica. ¿Sabías que son varias las mujeres de los lienzos de Vermeer que lucen una perla en su oreja?
Sin embargo, un estudio científico ofreció nuevos datos sobre el célebre cuadro. Según Vincent Icke, astrónomo y artista holandés, no se trata de una perla, sino de una lámina de plata pulida o una esfera de cristal veneciano cubierta con un barniz. Y es que el título original del óleo no era el actual. En el inventario más antiguo de su obra (1676) aparece como Un retrato al estilo turco. Más tarde pasó a llamarse Joven con turbante y Cabeza de joven, hasta que en 1995 un catálogo razonado del pintor lo denominó La joven de la perla y así continúa.
La joven de la perla en el museo Mauritshuis de La Haya
Fuente: este post proviene de Relatos de tinta-e, donde puedes consultar el contenido original.
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