Aunque sirve de base a muchas áreas de estudio, esta ciencia es relativamente poco conocida y pocas veces atrae la atención sobre la técnica en sí misma.
Una ciencia centenaria
La mayoría de los minerales adoptan formas cristalinas cuando se forman en condiciones favorables. La cristalografía es la ciencia que se dedica al estudio y resolución de estructuras cristalinas, es decir, el estudio del crecimiento, la forma y la geometría de estos cristales.
Pero además, la cristalografía es el arma secreta de la ciencia. Así que para celebrar un siglo desde que se utilizó por primera vez, la ONU proclamó 2014 como el Año Internacional de la Cristalografía.
El descubrimiento de los rayos X supuso una revolución para la disciplina, que experimentó su cénit al desentrañarse los misterios estructurales del ADN.
De estudiar únicamente la forma externa de los cristales, con estos rayos, los cristalógrafos pasaron a conocer por fin de qué estaban hechos, cómo era su composición y su compleja estructura
El hallazgo ?que le dio el Nobel de Física en 1901 a Röntgen? tardaría aún unos años en trasladarse al estudio de los cristales. En 1912, para demostrar la naturaleza electromagnética de los rayos X, el científico alemán Max von Laue iluminó con esta luz un fragmento del mineral blenda y confirmó su teoría, lo que abría un enorme abanico de expectativas hacia la desconocida naturaleza interna de los cristales.
El fenómeno probado por von Laue ?conocido más tarde como difracción? también le valió un Nobel, y sirvió para que aumentara la lista de laureados en esta disciplina, entre ellos los Bragg ?padre e hijo?, quienes demostraron que la difracción daba información sobre la estructura interna de estos materiales.
De hecho, la Fundación Nobel ha concedido hasta 29 Premios Nobel a hallazgos directamente relacionados con esta ciencia, lo que supone el 16% de todos los que la fundación ha otorgado en el ámbito de la Química, entre ellos Dorothy Hodgin que usó este método para descubrir no sólo la estructura de la penicilina sino también la de la vitamina B12, y más tarde la de la insulina. En 1964 fue galardonada con el Nobel de Química.
Sus beneficios
A caballo entre la biología y la biomedicina, los investigadores no dudan en afirmar la gran importancia de la cristalografía para la ciencia y de que si no fuera por el descubrimiento hecho hace 100 años, el mundo tendría una apariencia muy diferente a la que tiene ahora ya que estamos rodeados de materiales sólidos, y la mayoría de ellos son cristalinos.
Lo que los Braggs y von Laue hicieron, aseguran los científicos, permitió entender disposición atómica de esos sólidos, lo cual es muy importante si se quieren crear nuevos materiales o entender cómo funcionan.
Pero a pesar de ello, este método a menudo se esconde bajo otras áreas científicas.
La cristalografía ofrece a los científicos un conocimiento útil de la estructura de las proteínas y a partir de allí, pueden desarrollar experimentos para crear nuevos fármacos, por ejemplo.
El desarrollo de los fármacos modernos, de la nanotecnología y de la biotecnología se basa en los resultados cristalográficos. Las propiedades de las formas sólidas de los ingredientes farmacológicos activos depende mucho de su estructura interna.
A veces los cristales crecen dentro de nuestro organismo y son los culpables de las dolorosas piedras del riñón y de la gota, que se solucionan gracias a otros cristales presentes en antibióticos y medicamentos.
Pero no sólo eso. Los experimentos cristalográficos dan base al desarrollo de prácticamente todos los materiales nuevos, desde los cotidianos como la pasta de dientes y la vitrocerámica con la que nos cocinamos la comida, hasta materiales de última generación para construir aviones y dispositivos electrónicos como ordenadores y teléfonos móviles.