Mi madre al cumplir los 100 años
LA ENCINA
Yo he nacido del tronco de una encina
enraizada en las tierras extremeñas,
cuando el canto del grillo suena a luna
y se agrieta la tierra dolorida.
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En mi calle las piedras se adornaban
con el brillo de versos medievales
que en las noches surgían de sonidos
emitidos por citaras remotas.
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Quisieron asomarse a mi ventana,
tras el cendal traslúcido y sedoso,
las largas, verdes y afiladas hojas
de la añosa palmera vigilante.
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Pero fue otro árbol de frondosa copa
que con su fruto me alivió la vida,
el que me diera sombra y buen cobijo
si el calor o la lluvia me atacaban.
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Han pasado ya muchos, muchos años,
tan solo van quedando los recuerdos,
la encina se ha secado, ya es ceniza,
resta el aire impregnado con su aroma.
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JJRME (Terly)