LA DORADA: PROTAGONISTA DEL OTOÑO

    Este amplio artículo sobre la PESCA DE LAS DORADAS, quiero dedicárselo a todos los pescadores aficionados que disfrutan de esta pasión por la pesca, en especial a mis compañeros habituales de fatigas con los que comparto tantas y tantas horas en la mar...



         Este reportaje, primero de la saga de artículos relativos a técnicas según especies y estación del año (en este caso el OTOÑO), trata sobre una muy popular - la DORADA-, tanto entre los pescadores, como entre la mayoría de la gente -aficionada o no a la pesca-, puesto que es un pescado que abunda tanto en supermercados y pescaderías, como en el menú de cualquier bar o restaurante. Mucho más desde que se cultivan en piscifactorías, lo que permite una abundancia en el mercado a precios muy asequibles.


       Antes de entrar en faena, quiero hacer un pequeño inciso en el cultivo piscícola y las principales diferencias a nivel morfológico, gastronómico y deportivo entre ejemplares criados en piscifactoría y las "pepas salvajes" -como las llamamos cariñosamente los pescadores- .




http://www.magrama.gob.es/app/jacumar/especies/Documentos/Dorada.pdf

PISCIFACTORÍAS:


Imagen de una jaula de engorde de doradas, en plena extracción de las mismas.
Doradas de jaula a mar abierto (Altea):



En este video se explica la producción, alimentación, etc de las doradas en jaulas a mar abierto en Altea, así como las infraestructuras necesarias.

Doradas de jaula a mar abierto (Carboneras)



En este video se explica el proceso reproductivo previo al engorde en jaulas de las doradas.

Doradas de encañizada en el Mar Menor:



En este video se explican los origenes de la cría de las 

doradas en las encañizadas de las lagunas y albuferas,

 en este caso en las del Mar Menor.

DIFERENCIAS PRINCIPALES:

1- Morfología: El cuerpo de las doradas de piscifactoría es más redondeado, y no se aprecian las bandas doradas longitudinales que dan nombre al pez, así como la mancha dorada y roja de la cabeza (junto a los ojos), que es inapreciable en éstas.


Doradas de PISCIFACTORÍA

Dorada en estado SALVAJE
2-  Alimentación: mientras están en cautividad es a base de pienso, por lo que una vez en libertad, solo comen bocados "blanditos" que no tengan necesidad de triturar ni masticar demasiado. Es por ello que dificilmente podamos pescarlo con crustaceos vivos o moluscos (que tengan que abrir con sus dientes), siendo recomendable hacerlo con langostino o gamba arrocera (si está pelado tanto mejor).

3- Costumbres: puesto que están acostumbradas a vivir "hacinadas", cuando están en libertad acostumbran a formar bancos muy numerosos, por lo que si damos con ellas es relativamente fácil hacer pesqueras cuantiosas. Las salvajes, solo se agrupan en bancos grandes en su fase alevín, y eso sí, en ese breve espacio de tiempo en que se agrupan para frezar es posible encontrar agrupados ejemplares de buen tamaño.

Las doradas en cautividad están acostumbradas 
a compartir un espacio vital muy reducido...

4- Gastronomía: las doradas de piscifactoría tienen un sabor agradable, aunque su textura es mucho más blanda y grasa (hacen menos "deporte"), y tienen un sabor más suave. Por contra, las "pepas" salvajes tienen una carne con mayor firmeza y tonalidad y saben mucho más "a mar". En cualquier caso, incluso las escapadas de piscifactorías, cuando llevan un tiempo en mar abierto comiendo lo mismo que las salvajes, su sabor acaba siendo casi idéntico, acusándose mucho más las diferencias morfológicas que el sabor.

http://comeronocomer.es/consultas-al-experto/que-diferencia-hay-entre-una-dorada-de-piscifactoria-y-otra-salvaje

LA PESCA:

       Este artículo se centrará básicamente en la pesca de la dorada a fondo con volantín en sus lugares querenciosos de freza, durante la época otoñal, excluyendo del mismo la pesca en otras estaciones "a la espera" en que se puede conseguir alguna captura de grandes ejemplares pero de forma muy puntual. Incluiremos también la pesca de las doradas de piscifactoría cuando se escapan (o liberan) de las mismas, una variante que, si bien no optamos a grandes ejemplares, sí puede proporcionarnos momentos de gran diversión, dado lo numerosos que pueden llegar a ser los bancos, si tenemos la suerte de encontrarlos.

 

PESCA DE LAS DORADAS DE PISCIFACTORÍA:

     Como ya se ha comentado, esta modalidad no tiene mucho más mérito que localizar un banco, puesto que, una vez hecho ésto y anguado el pescado en el lugar donde fondeamos, es fácil pescarlas logrando dobletes e incluso tripletes si el banco es grande y están hambrientas. Simplemente se trata de fondear el banco correctamente y ... a pescar!!!

     Es frecuente localizarlas en fondos mixtos de roca y fango o arena, situados en zonas próximas a las piscifactorías de donde se escapan o liberan. Me vienen a la memoria algunas pesqueras inolvidables de hace ya unos años (entre el 2006 y el 2009), en las que una vez localizadas y esperando a que se decidieran a comer (su carácter caprichoso hace que a veces no quieran aunque estén allí abajo), hemos hecho pescas realmente impresionantes de ejemplares entre 250 y 600 gr. Eso sí, en los puntos donde abundan éstas, se hace más difícil conseguir ejemplares de "pepas" salvajes de buen porte, puesto que aquellas tienden a colonizar la zona en bancos tan numerosos, que dificilmente caben otros "intrusos".


http://www.laverdad.es/alicante/prensa/20070217/provincia_alicante/piscifactoria-realiza-primera-suelta_20070217.html

     Aunque comparten hábitats similares, es menos frecuente localizar las doradas de piscifactorías en fondos de roca abruptos, puesto que a diferencia de las salvajes de buen tamaño, se conforman con profundidades menores donde abunden las plantas y fondos detríticos. Además, dada su tendencia natural a dar vueltas en círculo -como hacían en cautividad-, dificilmente se separan del hábitat elegido, por lo que si tenemos la prudencia y la suerte de no espantarlas estarán esperando boquiabiertas a que nuestros chambeles caigan en sus dominios, como si fueran las mangueras de pienso que anteriormente suministraban su ración de alimento.

Arriba: David T. (del PATATY) posando con un triplete de doradas de piscifactoría. Abajo: el que suscribe, con un doblete de doradas de tamaño mediano, en un día en que capturamos indistintamente doradas salvajes y de piscifactoría.

     En nuestra área de pesca, existen algunas zonas muy conocidas denominadas "el Tomillar" y "la Magdalena" en que las doradas de piscifactoría se daban cita en buen número todos los años bien avanzado el otoño. Es una zona cercana al Puerto de Torrevieja, muy accesible y concurrida en esa época del año. En general está bastante castigada por deportivos y trasmalleros, pero cuando hacen acto de presencia las doradas se pueden conseguir pescatas notables. 
       En los últimos 3 o 4 años ha disminuído la población de éstas en favor de las salvajes, probablemente por diversos factores que a modo de HIPÓTESIS me aventuraré a reseñar:

1- La creciente presión ejercida por los pescadores deportivos -cada vez más y mejor equipados-, unido a la relativa facilidad con que pueden pescarse éstas una vez localizadas, ha "esquilmado" sus zonas querenciosas, arrasando no solo con ejemplares adultos, sino también con peces en su etapa alevín.

Imagen de una de las zonas de pesca en plena época de freza de las doradas. En esas fechas hay una auténtica "fiebre" por pescarlas, pagándose muy caro el m2 de mar en esas fechas...

2- La crisis económica, como en otros sectores, ha repercutido sobre la industria acuícola, reduciéndose los cupos de las piscifactorías, y por tanto disminuyendo las cantidades de ejemplares liberados voluntariamente o por accidente (rotura de las jaulas).

PESCA DE LAS DORADAS SALVAJES:

      No hay mayor reto para el pescador de fondo desde embarcación que regresar a puerto con un buen puñado de grandes "pepas". La astucia con la que comen la carnada, la gran lucha que presentan en combate, unido a su gran valor gastronómico hacen de este pez uno de los trofeos más codiciados del pescador deportivo. Y aunque no sea fácil que se produzca esta circunstancia, es una especie que cuando se agrupa para frezar puede llegar a formar bancos relativamente numerosos de ejemplares de buen tamaño.


Afortunada pesquera (noviembre de 2012) de doradas de buen tamaño, junto a una buena URTA de 2 kg. La mayor de las doradas pesó 1,900 kg

La pesca y algunos de sus secretos:    
      Tengo la suerte de poder afirmar -algo que no muchos pescadores han podido experimentar- que he llegado a tener debajo del barco esperando a que llegara la carnada con la boca abierta ejemplares de doradas de mas de 1 kg de peso. A pesar de mis años en la mar y mis incontables salidas buscando este fascinante espárido, no son muchas las ocasiones que me ha sucedido ésto. Pero las 3 o 4 ocasiones que he podido disfrutarlo es una vivencia indescriptible e imborrable. En alguna de esas ocasiones, era tal el frenesí alimenticio de las doradas que en algunos lances no daba tiempo a cobrar un poco de línea con el carrete para poner en acción la caña. Eran capaces de devorar los ermitaños o langostinos con una facilidad pasmosa. Y no hablamos de ejemplares de tamaño mediano, sino de piezas que en algunos casos tenían entre 1,5 y 3 kg de peso. La primera de las veces que me sucedió, aprendí bien la lección de que hay que ir muy bien pertrechado de aparejos de varios tamaños de anzuelos y grosores de línea. Recuerdo uno de los lances en que habiendo cambiado al nylon del 45 (anteriormente ya me habían roto dos veces el fluorocarbono del 40 (SEAGUAR), fueron capaces de romperme de nuevo el chambel en las primeras embestidas abajo (probablemente iban clavados dos ejemplares descomunales). 

     Pero al respecto de lo anterior, entramos en el eterno dilema de si pescar fino aumentando las posibilidades de picada al recelar menos el pez, o montar aparejos más resistentes, con el aumento del riesgo a que el pez descubra el "engaño". En mi opinión no hay verdades absolutas y aconsejo al pescador estar bien preparados para ir haciendo las pruebas y cambios pertinentes sobre la marcha, hasta dar con la solución que mejor se adapte a pescar lo que tenemos unos cuantos metros más abajo. O pescar con varias cañas, montadas cada una con aparejos diferentes para descubrir la mejor solución por el método prueba-error. 

     Otro consejo que me permitiré dar, es llevar anzuelos sueltos atados para sustituirlos por los que llevamos en el volantín, puesto que dada la fuerte mandíbula de las doradas, es fácil que nos partan algún anzuelo, o que éste se quede dentro de la boca del pez al intentar desanzuelarlo. De esta forma no será necesario proceder a la sustitución total del chambel, sin más pérdida de tiempo que enhebrar la gameta nueva en la perlita donde se alojaba el anzuelo sustituído. Puedo asegurar que, en esos momentos -a veces breves- de frenesí, cualquier error o demora excesiva a la hora de calar nuestros aparejos, puede dar al traste con lo que podría haber sido una jornada inolvidable. 

Una de esas pesqueras "inolvidables", conseguidas en el AVIZOR en 2.013, junto a Manolo Ruiz. Ese día estaban "amasadas", como puede observarse en la imagen de la sonda.
     En muchos casos ni siquiera depende de nosotros prolongar lo máximo posible esos "momentos mágicos", puesto que existen factores externos que pueden desbaratar la "operación pepa" con cierta facilidad, por diversas causas: -Que el viento nos haga bornear sacándonos del "punto caliente". 
-Un ejemplar que se desprende abajo y arrastra en su huída a los demás. 
-Un ancla arrojada por otro barco en nuestras inmediaciones produciendo la "espantá" del banco.

      En otro orden de cosas, la pesca de las grandes doradas es una de las que más puede poner a prueba la PACIENCIA de un pescador. 


      Estar dotado de esta virtud, si bien constituye un gran tópico, se hace imprescindible en esta modalidad puesto que en la mayoría de ocasiones, el carácter caprichoso de las doradas hace que, aun teniéndolas cerca no se decidan a comer hasta la hora -variable casi siempre- que a ellas les apetezca. Si bien es un pez anárquico en ese sentido, puedo afirmar que en muchos casos deciden "arrancarse" a comer a mediodía (cuando más calienta el sol), con el consiguiente disgusto de aquellos pescadores que han previsto su llegada a puerto a la hora de comer, por compromisos con sus familias.        

Doradas de buen tamaño medio, conseguidas a bordo del AVIZOR junto a Manolo y Andrés, a principios de temporada (mediados de Noviembre), en las horas centrales del día.
    
       Al respecto de lo anterior quiero recordar una anécdota muy ilustrativa de esta situación:
     Fué un día hace unos pocos años, a principios de la temporada de doradas (comienzos de noviembre) en que salí en el AVIZOR a pescarlas junto a un familiar (pescador ocasional y escéptico como pocos). Eran las 11 de la mañana y sólo llevábamos dos doradas de unos 300-400 gramos, y sacábamos las carnadas intactas en muchas ocasiones. Él, de naturaleza pesimista y "aguafiestas", no paraba de rezar "aquí no hay na" o "si a las 12 no pican mejor vámonos y llegamos a comer a casa"... Yo sabía que estaban ahí bajo porque ya habían "dado la cara" y porque la mancha que se apreciaba en la sonda era densa y pegada al fondo (solo podían ser ellas, y no pocas). Vista la sonda y dejándome llevar por mi instinto, me permití rebatir sus afirmaciones vaticinando que volveríamos a puerto "cargaos" de pescado. Y no me equivoqué, puesto que al rato de escuchar sus "oraciones" negativas, empezaron a comer -paulatinamente-, hasta que acabamos sacando doradas, con algún que otro triplete, hasta las 5 de la tarde. No eran demasiado grandes (entre 300 gramos y 1 kg), pero fué una de esas jornadas que quedan en la memoria y de las que aficionan a cualquiera, a pesar de que no comenzó demasiado bien.             
              
     Por ello, cuando llega la ÉPOCA DE FREZA de esta especie y siempre que me sea posible, intento salir a pescarlas sin madrugar demasiado, pero teniendo las cosas organizadas para que, si se arrancan avanzada la mañana, no tener la obligación de tener que "sacar el hierro" para volver a puerto cuando estás en pleno fervor de pesca. No son pocas las veces que nos hemos visto en la tesitura de estar toda la mañana esperándolas, anguándolas, incluso "viéndolas" en la sonda, pero "sin tocar escama", y cuando estábamos a punto de irnos ponerse a comer como locas, con el consiguiente fastidio que supone dejar esa "mina de oro" sin explotar. 

Buena pesquera de doradas del "Playa de Torrevieja", homónima del AVIZOR y vecina de pantalán. Su patrón, JUANJO J., un hombre de la mar, comparte conmigo la teoría de que hay que esperarlas a la tarde que es cuando están más activas. En esta ocasión JUANJO y ANGEL G. (gran pescador deportivo y Campeón del Mundo) arrivaron  a puerto ya de noche, pero la espera mereció la pena...
     Así pues, aunque no hay reglas fijas, la experiencia me dice que tienden a comer más bien de media mañana hacia adelante, siendo su momento de apogeo cuando comienza el ocaso. Incluso, en fases de plenilunio, hemos tenido comiendo las doradas las primeras horas de la noche, si es que habíamos conseguido concentrarlas bajo del barco antes de que ésta cayera.

Buena pesquera de doradas, conseguida en las últimas horas de la tarde, arribando a puerto ya entrada la noche.
       También me gustaría decir que -por norma general- las doradas son "honradas trabajadoras" al servicio del pescador entre semana y unas grandes "holgazanas" los fines de semana. Esta afirmación tan peregrina, subjetiva y no exenta de "guasa" -que no tiene ninguna base científica-, seguramente se debe al gran recelo que provoca en ellas la aglomeración de embarcaciones en la zona de pesca durante los fines de semana, siendo más proclives y fáciles de pescar cuando no detectan tanto movimiento de anclas, aparejos en el agua, etc, hecho que se produce entre semana cuando la mayoría de pescadores deportivos no tienen la oportunidad de salir a la mar. Es por ello que los fines de semana que salimos a pescarlas en plena "temporada alta", lo hagamos teniendo en cuenta ambas consideraciones: ir a pesqueros no demasiado concurridos (tarea cada vez más difícil) y estar organizados para esperarlas a su hora de comer si no conseguimos pescarlas en las primeras horas de la jornada, aguantando hasta el atardecer si es preciso (lo que también presenta una complicación, pues nos puede suponer la "venganza" de la "parienta" en forma de obligaciones del hogar y/o compras, cuando llegamos reventados de la mar). Aunque eso sí, volver a casa con un buen puñado de exquisitas doradas -aunque sea tarde y con pocas fuerzas para "obligaciones conyugales"-, suele ser un "atenuante" muy a tener en cuenta por la "jefa" de la casa...

Aunque no se someten a reglas fijas, normalmente, las horas del ocaso suelen ser muy fructíferas para la pesca de la dorada, especialmente para los grandes ejemplares.
   El hecho de buscar lugares más apartados no se debe solo a la hipotética tranquilidad de las doradas, sino también a evitar que nos pillen "in fraganti" otras embarcaciones en nuestros puntos calientes.


Algunos buenos amigos y colegas pescadores presentado buenos ejemplares de doradas. Arriba:  "el Maestro" y Luis (patrón del GLAND). En el centro: Andrés y José Luis (patrón del GINTONIC). Abajo izqda: David (patrón del PATATY). Abajo dcha: Enrique (patrón del PEMAR III).

Zonas de pesca:

     En la pesca de doradas a embarcación fondeada -como ocurre con otras especies- es fundamental conocer los fondos donde vamos a pescarlas y tener "pinchados" un buen número de waypoints, para decidir sobre cuál pescamos según lo que veamos en la sonda. En nuestra área existen varias zonas calientes para la pesca de la dorada:
- El Tomillar - Junquico- La Magdalena: zona cercana al puerto de Torrevieja, frente a la playa de la Zenia y Cabo Roig. Dista unas 2 millas perpendicularmente a la costa, y es una zona muy rica en vegetación y gorgonias, donde abundan las doradas de tamaño medio, consiguiéndose algunas capturas puntuales de tamaño XL. Se pesca en profundidades entre 35 y 40 m. Está muy concurrida en la época de freza, dada su cercanía al puerto de Torrevieja, Cabo Roig, Campoamor y La Torre. En la conocida como La Magdalena (frente a Cabo Roig), suelen agruparse las doradas de piscifactoría y doradas salvajes de menor tamaño.

En este mapa confeccionado por mí en base a mis propios "waypoints", observamos las zonas más concurridas para la pesca de la DORADA en la costa de TORREVIEJA.

-  Cordillera del CARRILÓN: es una barra rocosa de 16 millas de largo, que empieza enfrente de Cabo Cervera y termina frente a la Isla Grosa. Los puntos calientes de doradas se encuentran entre los rumbos 110º y  130º desde la bocana del Puerto de Torrevieja, entre 5 y 6 millas de distancia. Se pesca en profundidades entre 50 y 60 m, consiguiéndose menor cantidad de capturas que en la zona anterior, pero se pueden conseguir de un tamaño medio muy superior. También en la llamada "culata" (rumbo al 70º-80º) se pueden conseguir pescatas notables de doradas, aunque de tamaño algo inferior a las del 110º-130º.
-  Piedras frente a la Desembocadura del Segura: entre Guardamar y Santa Pola hay una zona elevada a modo de meseta, que sube desde los 45 hasta los 35 m, conocida como "la masella", en la que se consiguen pescatas abundantes de doradas de tamaño medio y algunas de talla grande. En algunos años se han concentrado las doradas de piscifactoría en gran número. No es una zona tan concurrida como la primera, por lo que se puede pescar sin tener que "pelear" con otros barcos por un buen puesto.
El fondeo:                  
     Tanto más importante es la precisión del fondeo, cuanto más abrupto sea el fondo y mayores sean los ejemplares que se presupone que aspiramos a capturar. Algunos pescadores defienden que es mejor salirse de lo alto de la piedra (la zona fuerte donde se enroca), para evitar la morralla y puesto que las doradas se anguan igualmente fuera de ésta. Mi teoría particular es que, siempre que estemos en la parte más fuerte y alta de la roca o acantilado, las posibilidades de capturar doradas grandes aumentan, y eso sí, también las de enrocar y perder aparejos. Otro cantar es cuando se trata de ejemplares de talla media agrupados en bancos más o menos grandes, puesto que son menos dependientes de la piedras y tienen un comportamiento menos arraigado a las mismas.       Esta operación crucial no depende de la suerte, sino que es posible predecir hacia donde derivaremos una vez lanzada el ancla, si conocemos la corriente dominante (si la hay) y el viento instantáneo, o el que previsiblemente soplará a corto o medio plazo. En la práctica, mi "modus operandi" es fondear con la mayor precisión posible sobre la vertical de la piedra, pero una vez tengamos anguado el pescado aguantar sobre ella, aunque no hayamos caído arriba del todo o el viento nos haya sacado. Más vale pescar un poco fuera de ella (pero no demasiado) que espantar el pescado sacando el ancla sucesivamente....

En la imagen superior observamos un fondo querencioso de doradas, a base de roca con gorgonias. Se observa el color negro intenso en la zona más alta de la piedra, y el mayor relieve de su perfil. También se ve la mancha de pescado (probablemente doradas) un poco desplazadas de la cumbre. En la imagen inferior, esquema de fondeo sobre la zona querenciosa, teniendo en cuenta el viento y la corriente existentes.
El material y la técnica de pesca:     

       En cuanto al material, pescamos con cañas finas y largas de 3 a 4 m, con punteros hipersensibles de carbono alto módulo o de fibra de vidrio de última generación, para notar las finas picadas de las doradas.

Catálogo de punteros de distintos materiales con los que pescamos a fondo. La tecnología al servicio del pescador facilita obtener buenos resultados. Eso sí, hay que rascarse el bolsillo...
       
        También solemos calar alguna caña más corta (para que moleste menos en el barco) con algún cebo que aguante en el anzuelo (cangrejos, mejillones o ermitaños muy grandes bien cosidos al anzuelo) buscando piezas superlativas. Por lo general, es un volantín de tres anzuelos (entre el nº 1/0 y el nº 2) con el anzuelo "rastrero" de mayor tamaño que los dos superiores. En la caña corta ponemos un volantín de dos anzuelos o incluso un plomo corredizo con un solo anzuelo (si el fondo no es demasiado "fuerte"), en el que ponemos de carnada un gran cangrejo, ermitaño o mejillón. Por norma general esta caña "se aburre", pero cuando pesca algo suele ser algún trofeo digno de portada de revista. Respecto al grosor de los sedales, preferiblemente serán de 0,33, pudiendo aumentarse hasta el 0,40 si vemos que hay opciones de capturar buenas piezas.               
      La acción de pesca varía dependiendo de las condiciones del mar, las corrientes o el cebo con el que estemos pescando, aunque de forma general y universal me permitiré dar algunos consejos:
- Intentar mantener la caña en equilibrio y lo más paralela posible a la superficie del mar, para tener la tensión justa para percibir la picada del pez, sin que éste note una tensión excesiva que le haga escupir o desconfiar de la carnada. Si tenemos la caña demasiado agachada no tendremos recorrido para dejar comer al pez cuando percibamos sus primeros tanteos al cebo.
-  En condiciones de CORRIENTE INTENSA intentar lanzar hacia donde viene ésta para ir acompañando a la caña en su trayectoria evitando tensiones demasiado grandes. Si es necesario, cuando se haya alejado mucho del barco por efecto de ésta, recoger y repetir la operación. Las doradas, como la mayoría de peces, son muy recelosas de un bocado sobre el que actúan tensiones "sospechosas".

En situaciones en que la corriente es intensa y superior al viento, ambos factores se componen a la hora de fondear, resultando una trayectoria de fondeo dificil de preveer (a menos que la conozcamos de antemano). En el caso de la figura (muy típico de nuestra zona), una corriente del 225º (proveniente de Cabo Palos) y una suave brisa de XALOC (135º) se componen para fondear del 190º. En estas situaciones es conveniente dejar la piedra o punto querencioso por sotavento de la embarcación (y ligeramente hacia atrás), de manera que evitemos pescar con la caña en tensión por efecto de la corriente.  En el recorrido del aparejo por el fondo en dirección a la embarcación, existen más posibilidades de picada de las recelosas doradas, cuando el aparejo se situa entre los puntos 2 y 3. Una vez alejado éste del punto de concentración del pescado (en el lado contrario de la roca en la dirección de la corriente), es conveniente izar el aparejo al llegar al punto 4, donde existirán menores probabilidades de picadas, puesto que estará ya alejado del "punto caliente". Evidentemente, es más fácil alcanzar la roca dejándola al fondear en el centro o el lado opuesto, pero tendremos que pescarla con el sedal en tensión, con el inconveniente que ésto supone cuando las DORADAS se ponen "meticulosas".
- Cuando pescamos con CEBOS DUROS (ermitaños, cangrejos, etc), deberemos dejar comer bastante al pez, puesto que si damos el cachete antes de tiempo, probablemente se lo quitemos de la boca mientras estaba triturándolo cuidadosamente. La dorada no suele "engullir" este tipo de cebos. ¿Tú lo harías con una langosta o un bogavante, o lo saborearías tranquilamente?

Los ermitaños son a las doradas lo que una langosta a los humanos...
- Si pescamos con CEBO BLANDO, como el langostino, la dorada lo engulle y mastica con mayor facilidad, por lo que las picadas suelen ser menos "sutiles" y debemos dejarlas comer en su justa medida, sin demorarnos demasiado en dar el cachete.
-  Al dar el tirón, es conveniente mantener la caña arriba y no agacharla rápidamente. Hay que tener en cuenta que la fuerte mandíbula de la dorada requiere un buen tirón y que el anzuelo termine de clavar. Si esta operación no se hace con pericia, corremos el riesgo de "revolcar" muchas piezas o desclavarlas abajo. Y una vez el pez está clavado, ase
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