La compasión es comprender el sufrimiento de otro ser. Un sentimiento de pena, de ternura y de identificación ante los males de alguien. Si la empatía es un sentimiento de identificación con algo o alguien, la compasión es tener esa capacidad de compartir sentimientos pero también de sentir la necesidad de aliviar su sufrimiento.
La compasión
La emoción de la compasión se divide en diferentes componentes: un componente cognitivo que engloba la atención y evaluación del sufrimiento ajeno, un componente conductual que incluye el compromiso por parte de cada uno y un componente emocional que nos impulse a actuar desde nuestras entrañas. La compasión nos ayuda a dejar de mirarnos el ombligo y nos proporciona una enorme paz interior. No exige ninguna contrapartida a cambio, es amabilidad incondicional.
Luego existe la autocompasión, que es la compasión hacia nosotros mismos. Esta es sumamente limitante pero difícil de reconocer y aceptar porque le damos un significado erróneo. Para mucha gente significa estar mal, ser débiles, incapaces y menos valiosos que los demás. Pero en realidad la autocompasión indica que durante nuestra infancia o adolescencia aprendimos una actitud que nos impide solucionar nuestros problemas y tener una mejor vida.
La autocompasión
Ya lo dijo el Dalai Lama: "Si quieres que los demás sean felices, practica la compasión. Si quieres ser feliz, practica la compasión".
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