Jueves reflexivo; un paseo.

Reflexión; un paseo de otoño.

Hola a todos y bienvenidos un día más, ya estamos a jueves, qué rápido que pasa el tiempo, esta semana me ha volado.

Los lectores habituales ya sabéis que el post de hoy está hecho sobre la marcha, así que de antemano pido perdón por los posibles fallitos.

Y sin más rollo empezamos.

Estoy aquí con mi gatito, que hoy tiene ganas de mimos y prefiere estar conmigo que con la caja por la que me cambió el otro día. Y con un café bien calentito y un pastel(si, ayer mi hermana me trajo unas tentaciones...a ver quien dice que no) empiezo a escribir.

La verdad es que no se me ocurría ningún tema que estuviera exento de política, que es lo que más nos toca estos días, o del horror de los incendios, así que me ha apetecido hablar de un paseo que di hace unos días, de esos que comparto a veces con vosotros y que luego quedan para el recuerdo, como si estuviese escribiendo un diario.

Hace unos cuantos días salimos de casa sin planes, no teníamos recados pendientes y necesitábamos tiempo de relax después de un mes y medio largo y complicado así que decidimos coger el coche e ir sin rumbo.

Y acabamos en una zona donde tanto mi marido como yo pasamos muchos, muchos días de nuestra infancia, y luego nuestros hijos también.

Este sitio es un pueblo vacacional que está abandonado, pero durante nuestra infancia no lo estaba, simplemente en invierno estaba vacío.

perlora-rodaje-the-walking-dead

Esto es una mínima parte, aquí se puede rodar The walking dead perfectamente.

Cuando llegamos aparcamos el coche en el mismo sitio que hemos aparcado toda la vida, y empezamos a caminar.

La primera parte la hicimos junto al mar, y el agreste Cantábrico de mediados de octubre es un regalo para la vista.

Cuando íbamos avanzando vimos a lo lejos una especie de torre en ruinas que ni mi marido ni yo recordábamos, y claro empezamos a imaginarnos cosas, a inventar historias y a hablar de viejas leyendas.

torre-ruinas-perlora

Aquí se ve a lo lejos.

Cuando llegamos allí estuvimos bastante tiempo viendo el paisaje, el pueblo marinero que también ha visto crecer a varias generaciones de nuestras familias, ese mar...y caminando despacio llegamos hasta otra zona llena de casas abandonadas que salpicaban los prados.

torre-ruinas-perlora

Y aquí con su pajarito y todo.

Claro, de nuevo volvimos a fantasear, y a recordar anécdotas de nuestra infancia, esa época en la que todo es bueno.

Al avanzar llegamos a una zona donde hay un área recreativa con unas mesas y no sabéis lo que me gusta ver a la gente disfrutar. Por un lado parecía mentira que fuese ya otoño, la temperatura era de verano(yo iba en tirantes) pero las hojas secas alrededor nos recordaban que no, que el verano ya se ha terminado.

Siempre me ha gustado ver a esas familias que se reúnen para comer y cenar por ahí, supongo que porque la mía es una de esas, es algo que he hecho siempre, y ver niños jugando con los abuelos, madres y abuelas que charlan con complicidad y las mesas repletas de los mismos platos que siempre he comido yo es algo que me resulta muy muy familiar, en ese mismo lugar he comido yo, en verano y también en otoño, pero más abrigaditos.

La zona en general estaba tranquila pero justo donde las mesas podíamos oír risas, conversaciones, patadas al balón, carreras, lo que yo llamo vida.

Y poco a poco fuimos saliendo de allí y llegando a la zona de las playas. Allí también había familias pero además había grupos de adolescentes(de nuevo viajé en el tiempo) que estaban por allí a sus cosas, o parejas de novios buscando un rincón romántico.

La verdad es que había mucha gente y a la vez todo estaba muy tranquilo, no sé como explicarlo.

Al llegar a una acera llena de hojas secas amontonadas en la carretera(apenas hay coches) no pude evitar hacer lo que hacía siempre de niña, echar a correr y saltar encima.

Cuando era pequeña y paseaba por este mismo sitio con mis padres por esas fechas jamás fui en tirantes, íbamos vestidos de otoño, con chaquetas de punto, faldas de cuadros y leotardos, y todo olía a otoño de verdad. Mi hermana y yo corríamos y saltábamos sobre las hojas mientras mis padres charlaban, aunque a veces ellos también saltaban.

Eran tiempos felices, y ahora también lo son, pero nos han robado el otoño.

Cuando ya dejamos atrás todo eso fuimos a una zona que es un parque donde todos, todos los miembros de mi familia han jugado. Allí mis hijos aprendieron a montar en bici de dos ruedas y a patinar, yo iba a jugar al baloncesto y mi marido al fútbol, todos hemos usado la tirolina...es un parque muy nuestro. Y me gustó ver a los niños disfrutando.

parque-perlora

Esta foto tiene mucho tiempo, creo que no tenía ni el blog, ahora está algo distinto, y es solo un trocito el parque es grande y en ese trozo de "carretera" que asoma, que no es una carretera, es del parque, mis hijos aprendieron a montar en bici y patinar .

Como me gusta tanto imaginar no pude evitar contemplar a las familias e inventarme historias. Me fijé en un matrimonio joven con dos gemelas pequeñas que no paraban de reír mientras las niñas bajaban por un tobogán, de ellos solo pude imaginar que no llevaban demasiados años juntos y que estaban en una etapa muy feliz.

También vi a una abuelita con un niño y me imaginé que los papás estarían trabajando y ella había decidido llevar al niño a respirar aire del mar. Quizás era la conductora de uno de los coches del aparcamiento o a lo mejor había ido en tren, como hacía yo con mis hijos a modo de premio muchas veces, porque eran unos fanáticos del tren. Y no sé por qué me imaginé que era de Gijón, aunque podía ser perfectamente de cualquier casa de los alrededores. Y cuando llegasen a casa los papás estarían esperando y el niño les contaría emocionado, mientras cenaban, todo lo que había hecho en el parque.

También pude ver a un grupo de mamis, de esos que siempre están en los parques, y me imaginé que eran madres que vivían por las casas que hay en los alrededores y llevaban juntos a los niños al parque para que se lo pasaran genial. Y me imagino la vuelta a casa, las madres hablando de sus cosas y los niños correteando incansables.

Después de atravesar el parque, ver pasar el tren y saludar(yo siempre saludo y cuando mis hijos eran pequeños nos devolvían el saludo pitando, qué ilusión) decidimos caminar hasta las afueras y hacer un poco de una ruta que hacemos mucho y que nos lleva hasta un lugar que ya os he puesto y me encanta, es muy bucólico con dos bancos mirando al mar.

bancos-ruta-perlora-xivares

Esta foto no es de ese día como las anteriores, es de otro pero me encanta.

Y durante ese camino no hablamos mucho, más bien íbamos relajados y contentos, con ganas de saborearlo.

Nos cruzamos con bastante gente, muchos con perros adorables que habían ido a caminar, matrimonios con niños y algunos ciclistas. Y todos me dieron mucha sensación de vida a pesar de estar en un sitio prácticamente abandonado.

Bueno, no quiero aburriros con un paseo interminable, así que poco a poco llegamos al final y dimos la vuelta. Esta vez hablamos un poco más, hicimos planes, nos reímos y nos olvidamos del reloj, que es algo que cada vez hacemos menos.

Y sin darnos cuenta estábamos junto al coche. Antes de entrar vi que varias familias se iban, llenaban el coche con los bártulos que habían llevado para pasar el día y me gustó verlo, es algo que siempre he hecho y me gusta ver que se sigue haciendo.

Y me imaginaba a la perfección esa sensación de delicioso cansancio que se siente tras un día así, y que se remata en casa con una peli y un chocolate.

Y cuando ya nos íbamos en el coche pude ver al grupo de madres tal como me las había imaginado, y sin darme cuenta me sentí feliz, si, con una cosa tan tonta.

Y cuando ya llevábamos bastante tiempo en el coche pude ver un prado con unos rollos de hierba y el sol oblicuo que me cautivó, de hecho hice unas fotos y he puesto por aquí alguna.

rollos-hierba-asturias

Esta si es de ese día, justo de ese momento.

Luego ya sabéis lo que toca, llegar a casa, ducharnos antes de que llegaran mis hijos y ver un poco la tele antes de cenar y cuando llegaron mis hijos nos dijeron que el próximo día se apuntan, jejeje, y eso que fuimos con ellos no hace mucho. Ese día había dejado la cena hecha así que tuve relax de verdad. Lo único malo es que al día siguiente tuve bastante lío pero lo afronté con muchas ganas después del paseo.

Bueno, pues hasta aquí el post y mi paseo, mil gracias por leerme y nos vemos el sábado con el repaso semanal y también por RRSS que voy rescatando algunos post antiguos.

Durante el finde prometo contestar comentarios es que los de ayer no he podido.

¡¡¡¡Hasta el sábado!!!!!!

Fuente: este post proviene de Pequeños trucos para sobrevivir a la crisis , donde puedes consultar el contenido original.
¿Vulnera este post tus derechos? Pincha aquí.
Creado:
¿Qué te ha parecido esta idea?

Esta idea proviene de:

Y estas son sus últimas ideas publicadas:

Recomendamos