Opinión sin spoilesa de L vida sale al encuentro de José Luis Martín Vigil
Hola a todos y bienvenidos un día más. ¿Qué tal ha ido el finde? Espero que genial. Yo he desconectado mucho en la playa, el campo y con algo de ciudad, ha habido planes improvisados y saber que mañana es fiesta me anima aún más.Hoy vengo con una reseña. Mis lectores habituales sabéis que me gusta hacer reseñas de libros poco conocidos, diferentes y que, por supuesto, he leído y tienen algo especial para mí.
En este caso voy a hablar de un libro que me produce sentimientos encontrados. Me gusta la historia, adoro los lugares en los que se desarrolla y me gusta mucho la narrativa. Pero es un libro que tiene algunos momentos duros y además la religión es una parte importante, y la religión y yo no somos muy amigas (aunque considero indispensable tener conocimientos sobre este tema pues es la base del arte y de muchas etapas de la historia, pero eso daría para otro post). Para analizar la obra más en profundidad lo mejor será dejarme de rollos y empezar, así que vamos a ello.
Este libro puede leerse a cualquier edad pero en realidad está dirigido al público juvenil. Yo lo leí por primera vez cuando era adolescente, y volví a leerlo muchos años después, ya con más experiencia en la vida.
La historia es la siguiente. Ignacio es un niño que en los años 50 vive en Vigo (lugar que adoro) y pertenece a una familia acomodada. Tiene dos hermanos, Mito y Cheché: el primero es otro adolescente y el segundo es más pequeño y sufrió una enfermedad que le dañó una pierna. La relación con Cheché es especial; se quieren y protegen de una forma muy tierna. Y también forma parte de la historia Patri, la prima, y Karin, una huérfana alemana que tiene la misma edad que Ignacio y que vive con la familia de Patri.
No podían faltar en el libro los días de colegio, en este caso un colegio de curas y masculino, algo muy de la época. De esta parte destacaría al padre Urcola, que se vuelca en la educación de los muchachos y que, según los entendidos, es una especie de alterego del autor.
Desde la primera vez que leí la obra hasta la última se me olvidaron bastantes cosas, pero algo que llevaba grabado es el lugar de veraneo de la familia de Ignacio. Pasan las vacaciones en Asturias, y todos los sitios que describen los conozco muy bien. Obviamente no los conocí en los años cincuenta, pero en mi mente están las descripciones que hacían mis padres y coinciden bastante con el texto. Además, hay lugares como Avilés, San Juan de Nieva o Salinas que no han cambiado gran cosa, o Comillas, que ya sé que está en Cantabria, pero aparece y sigue igual.
De adolescente usaba como marcapáginas una etiqueta de jersey y la conservo
Para continuar diciendo cosas buenas me gustaría señalar lo presente que está el mar en el libro. Cuando habla de navegación, de naufragios o de barcos, me da muy buena sensación, sabe del tema y logra transmitirlo con sus descripciones y metáforas, y para alguien que adora el mar por encima de todo, como es mi caso, esto siempre suma.
Obviamente aparecen temas duros, como la muerte de algún ser querido, con lo que duele, y sobre todo a esa edad. Y habla de amor, de relaciones...de todos esos temas que en la adolescencia nos desbordan como el primer beso, el amor no correspondido, las dudas... Y también toca el tema de la homosexualidad, pero muy de soslayo y de manera velada, era una época difícil para expresarse con libertad.
El autor, José Luis Martín Vigil, es asturiano, de Oviedo, y aunque estudió filosofía, Teología e ingeniería también fue jesuita y profesor en el mismo colegio en el que se desarrolla la obra. Algún tiempo después renunció a la compañía de Jesús y más tarde al sacerdocio.
Fue autor de más novelas, tanto religiosas como juveniles o eróticas y llegó a presentar programas de radio sobre educación sexual.
Murió hace diez años en el olvido, algo lamentable, y cuando se tuvo noticia de su fallecimiento muchos medios resaltaban su homosexualidad, y no de las mejores formas, obviando una carrera larga y prolífica en la literatura. En fin.
Para ir terminando os diré que esta novela es muy concreta. No me atrevo a recomendarla. A mí me gusta pero hay que verla con perspectiva, yo al menos no quiero pensar que pretenden adoctrinarme ni nada así.
Ya digo que me gusta la narrativa porque el chico de 15 años habla y piensa como un chico de 15 años de la época, no queda forzado, y además, para redondear, las descripciones son geniales. También suma que adoro los escenarios que aparecen, y como novela la encuentro muy interesante, sobre todo porque me gustan mucho las obras ambientadas en la España de los cincuenta. Y precisamente por eso digo lo de la perspectiva, porque era una época en la que la sociedad y la familia pesaban: hay que entender la forma de pensar del protagonista, en aquellos años la gente aspiraba a casarse y educar a los hijos como los habían educado a ellos, en especial a los hijos varones. Pero leer este tipo de historias también es educativo, así vemos lo diferente que era la vida entonces. Yo creo que una persona joven seguramente se quedará perpleja al leer que nuestro protagonista lleva un cilicio cuando tiene una situación familiar grave y necesita la ayuda de Dios, pero nunca está de más saber como vivían nuestros padres o abuelos.
En resumen, es una obra bien escrita y entretenida, que hay que leer sabiendo que la vida ha cambiado mucho, que nos cuentan una historia y lo mejor es sumergirnos en ella sin juzgar.
Muchas gracias por leerme y nos vemos el miércoles con algún truco.
Muy feliz semana a todos.