Jueves reflexivo: un paseo que sabe a nuevo
Buenos días a todos y bienvenidos un día más. ¿Qué tal va la semana? Espero que un poco mejor ahora que nos permiten salir.Hoy toca un post improvisado, y se me ha ocurrido compartir el paseo que di el sábado temprano, el primer día que pudimos salir, así que sin más rollo, empezamos.
En mi caso hice le confinamiento a rajatabla. Os pongo en antecedentes. En casa nos pusimos enfermos todos a principios de marzo. No todos empezamos en el mismo momento pero casi, coincidimos muchos días a la vez. Algunos de nosotros(para no saturar no fuimos todos) fuimos a urgencias donde nos preguntaron si habíamos estado con alguien procedente de Italia o Portugal. No pudimos asegurarlo porque habíamos estado en un sitio, por motivos familiares, con mucha gente. Nos hicieron analíticas y placa de tórax y dijeron que seguramente era gripe A pues en Asturias no había Covid19. Así que para casa con paracetamol.
Cuando llevábamos más de una semana con 39,5 de fiebre, dolores, ahogos, tos y demás malestares llamamos al número asigando para el coronavirus y nos dijeron que probablemente lo era. Ya que hicimos cuarentena nos pidieron que siguiéramos en casa hasta mejorar, que no nos hacían el test por la escasez que había y ya que lo teníamos "controlado" esperaríamos a ver. Avisamos a todo el mundo del entorno por si les habíamos contagiado cuando no teníamos síntomas y hala, a quedarse en casa.
Pasamos unos días horribles, no lo he pasado tan mal en mi vida, además tenía una situación psicológica terriblemente mala, pero poco a poco salimos de ello. Hace unos días enviamos los análisis que nos dieron en urgencias a una doctora que hacía consultas on line y dijo que los valores coincidían con el Covid. No es seguro, claro, pero tanto tiempo, esos síntomas, esa fiebre, ese agotamiento(me duchaba de rodillas porque no podía estar de pie)... pero sea lo que sea lo que hemos pasado lo importante es que ya estamos bien y no contagiamos a nadie.
Y claro, ante esa tesitura hemos hecho confinamiento a rajatabla, no ya por nosotros, que nos hemos recuperado, también por los demás. Y desde la primera semana de marzo, antes del estado de alarma.
Y tras vivir algo así salir a la calle ha sido indescriptible.
Los que me leéis habitualmente sabéis que muchas veces salgo a caminar muy temprano, por lo que hacer un paseo a las siete de la mañana no me parece raro, me encanta.
Al ser el primer día y tener un límite de kilómetros decidimos ir por una zona de la ciudad y terminar en uno de mis parques preferidos.
Salir de casa y sentir el aire fue mágico. Llevaba mascarilla pero aún así todo me olía a nuevo, a primavera, a ilusiones que se me habían ido.
Caminamos por unas calles desiertas. Otras veces, cuando salía a esas horas había gente que iba a trabajar, o bares abiertos, o autobuses y coches por las carreteras. El sábado parecía una ciudad apocalíptica.
Fuimos callejeando y hablando un poco, pero poco, porque yo iba mirando con pena todos los locales que estaban cerrados.
En cuanto salimos de las calles más céntricas empecé a ver parquecitos pequeños, y se oía el canto de los pájaros. Las calles sin coches y sin gentes parecían tristes, pero esos trinos tan bonitos las llenaron de vida.
Seguimos caminando y vemos más parques. La naturaleza en estos dos meses ha seguido su camino y vemos flores, hierbas y colores por todas partes. Porque ya lo dijo Neruda, podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera.
Los miniparques entre edificios tiene su encanto
Vamos dejando atrás las calles vacías y llegamos a una de las zonas más alta. Al fondo vemos prados y montañas, y una naturaleza que explosiona en plena primavera.
Seguimos caminando hasta un parque que me encanta. Aquí ya hay gente, bicicletas llenando de vida el carril bici, personas que corren, separadas y solas, pero felices al poder salir y matrimonios que caminan juntos intentando recuperar el tiempo perdido.
Si miro a los lados veo árboles, verde y vida. Las flores están exhuberantes, la hierba ha crecido y los pájaros aquí también cantan.
Pero se echa en falta la algarabía de los niños, o las señoras que caminan juntas, con sus peinados de peluquería, sus ropas elegantes y su calzado deportivo. En mis otros paseos había mamis con niños, chiquillos correteando señoras arreglando el mundo.
Los columpios están vacíos, al igual que los bancos, que han precintado. Pero la casa con el hórreo sigue en su sitio, y las vistas a la ciudad no han cambiado.
Así que despacito, empapándonos de esta experiencia un tanto rara y diferente, inciamos el camino de regreso.
Dejamos atrás el parque, con sus flores y su gente, y nos adentramos de nuevo en la ciudad. Ahora ya no está tan vacía, hay largas colas de gente en los supermercados y en las fruterías. Hay gente, pero no hay vida, son personas con guantes mascarilla, en fila, y separados. No se oyen voces, ni risas.
Este parque es de mayores, pero está tan triste y vacío
Con sentimientos encontrados vuelvo a casa, a ese lugar donde he pasado dos meses. Pero la vuelta es rara, hay que desinfectar el calzado, quitar guantes y mascarilla, lavar manos y nosotros nos duchamos, por si acaso.
No son ni las diez de la mañana y no volveré a salir, así que me quedan un montón de horas para hacer cosas. Y como a todo se acostumbra uno, no me parece una tragedia y se me ocurren bastantes ideas.
Ojalá pronto vuelva la normalidad, pero mientras tanto me conformo con paseos sencillos. Ya he ido a la playa, así que alterno playa y campo, y con salud, que es lo que más valoro en esta vida.
Y por hoy termino el post. Ha sido un paseo raro, que me ha sabido a liberación y que necesitaba.
Mil gracias por leerme nos vemos el sábado con el resumen semanal.
Y vosotros, ¿habéis salido a pasear?¿Vuestra ciudad parece apocalíptica?¿Teníais tantas ganas como yo?
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Feliz jueves!!!!!!!!!!!!!!
Acabo de ver que no le di a publicar, ainnnns, que lo escribí a las seis y media de la mañana. Se ve que no era persona, jejeje.