Jueves reflexivo: contradicciones
Hola a todos y bienvenidos un día más. Ya estamos a jueves y toca post reflexivo e improvisado. En estos momentos la casa está en silencio, todos(excepto mi marido y yo) están durmiendo, y saboreando una taza de té rojo y con un trocito de bizcocho de calabaza y chocolate, empiezo el post.
El arco iris nace de una contradicción: la lluvia y el sol
Estos días me ha dado por pensar que estamos hechos de contradicciones, y yo concretamente soy una contradición enorme.
Todo empezó porque encontré, de un modo casual, un enlace a un vídeo de un concierto en el que participaron mis hijos hace tres años y medio. Fue un concierto precioso, en el teatro de mi ciudad y toda la familia acudió a verlos, al igual que muchos amigos.
Al final cantamos Asturias patria querida y Gijón del alma, y en un segundo, en un solo segundo, pasé de estar realmente eufórica y feliz a sentir la tristeza más absoluta al darme cuenta de que mi padre se había perdido aquello, él, que jamás faltaba a nada de sus nietos. Obviamente me alegraba que estuvieran mis suegros, mi tío, mi madre, mi hermana...pero la angustia que en un solo momento me invadió pareció eclipsar esa felicidad que sentía apenas unos segundos antes. Y al ver el vídeo me pasó igual, me estaba encantando hasta que me dio un bajón tremendo.
Os dejo el vídeo, lo subieron hace un año, por eso yo no lo había visto y ver las caras de mis hijos...
Si me pongo a pensar soy contradictoria en muchas más cosas. Por ejemplo soy muy friolera, pero mucho. He llegado a estar en sitios(en Roma, en el Sahara o en una pista de Fórmula 1 a 45º, por ejemplo) donde la gente desfallecía de calor y yo llevaba la chaqueta en el bolso por si acaso. Cuando fui a Grecia con mis padres hubo una ola de calor con muertos y todo y yo ni sudaba. Pues bien, con lo friolera que soy adoro el otoño, los días cortos, el frío del atardecer(que aquí ha tardado en llegar), comer castañas para calentarme las manos...
Adoro ir a la nieve, lanzar bolas y descender por las laderas en trineo. ¿Cómo es posible si me paso la vida muerta de frío?
Me encanta la nieve
Y también está lo de la paciencia. Soy terriblemente impaciente, cuando quiero algo lo quiero para ayer. Si vamos a ir a un sitio no puedo esperar, si voy a dar una sorpresa a alguien me cuesta la vida no soltarlo, en cambio para algunas cosas soy muy paciente. Por ejemplo he hecho manualidades o recetas de esas de mil pasos con largos tiempos de espera entre unos y otros, o he preparado fiestas en casa o en la finca muy laboriosas, con decoración, canapés, disfraces...y no solo he tenido paciencia, es que he disfrutado el proceso.
Y otra de mis contradicciones, que hablamos mucho en casa, es mi capacidad de reacción ante un accidente o similar. He visto algunos accidentes o caídas en la calle y siempre reacciono rápido, intento ayudar, tranquilizo a la persona, pido ayuda o hago lo que sea. Vamos, que reacciono bastante bien.
Pues cuando es alguien de casa, en especial mis hijos, es terrible. Una vez, cuando mi hijo tenía ocho años, estaba jugando en un tobogán conmigo y con mi otra hija. Estábamos haciendo el tonto y el niño se cayó de cabeza. Yo estaba al lado y al verlo me quedé tan paralizada que no pude frenarlo ni evitar la caída ni nada. Y el niño se hizo una brecha pequeña pero que sangraba horrores.
Ese día estaba con mis padres, estábamos haciendo tiempo para que llegase mi marido e ir a cenar, así que nos llevó mi padre al centro de salud. Una madre normal tranquiliza a su hijo, pues yo iba sentada detrás, entre ellos, encajada entre las sillitas(bueno, alzadores) y los tres íbamos llorando. Un cuadro.
Otra vez mi hija tuvo que ir al dentista por un diente de leche que no se le caía y le estaba torciendo mucho el definitivo. Fuimos a consulta y hubo que quitar el diente; la extracción no es nada, es una tontería. Antes de nada diré que en general la sangre no me impresiona. Yo estaba a su lado para darle ánimos y al sacarle el diente empezó a sangrar bastante y yo me puse fatal. Empecé a marearme, y el dentista y la enfermera tuvieron que sacarme porque casi me caigo encima de todo, y me sentaron en un escalón y me abanicaron. Todo terriblemente ridículo, pero ver así a mi hija...uffff, qué poco valgo.
Y este año mi hijo tuvo que sacar una muela del jucio mediante cirugía. Todo salió bien y nos dijeron que había que esperar 20 minutos en la sala de espera poniendo hielo en la zona 10 minutos si y 10 minutos no. Mi hijo estaba algo atontado por la cantidad de anestesia pero yo me encontaba fatal de angustia, me mareaba y no podía ni hablar ni moverme. Cuando salieron a llamar para ver que todo estaba bien mi hijo estaba en ese momento sin hielo(que era lo que delataba que era paciente), y era una enfermera que acababa de empezar su turno, no la que lo había atendido. Pues al vernos a los dos pálidos, apoyados el uno en el otro como dos moribundos, no supo cual era el paciente.
En esas ocasiones me sentí como una madre con síndrome de Munchausen, que enferman a sus hijos para ser ellas atendidas y cuidadas. Pero nada más lejos de la realidad, lo paso fatal por ellos.
Lo curioso es que en situaciones muy muy críticas, en las que por desgracia me ha tocado asistir a sedaciones y tomar decisiones terribles, reacciono mejor. Creo que es porque tardo en asumir las cosas, parece que no me está pasando a mí, y claro, mantengo la cabeza fría. Eso sí, cuando lo asumo llegan unos batacazos tremendos.
Y con el blog me pasa algo así. Me encanta escribir, leer los comentarios, responder y visitar otros blogs. Cada día o la mayoría, dedico un ratito y lo disfruto mucho, pero cuando dejo el ordenador y me pongo a otras cosas, no pienso en ello. Las fotos de I´m currently loving las tengo porque siempre he hecho fotos a lo largo del mes(pero empecé a publicarlas hace 5 años), pero noestoy pendiente de las cosas de Internet, ni miro el móvil, ni redes sociales...cuando estoy por ahí estoy fuera, en el mundo 1.0. Algún día, en verano, subí algún story a Instagram, pero es rarísimo, suelo estar centrada en el presente, en hablar, pasear, comer, leer, coger moras o lo que sea. Y cuando vuelvo al mundo blog me dedico a disfrutar de leer, escribir o comentar.
Y terminaré con mi última contradicción. Odio las rutinas. Sé que son necesarias, pero no me refiero a los horarios de trabajo, o a comer a las horas, limpiar la casa a menudo, hacer menús semanales de comida o tener una rutina de baños o estudio en los hijos. Me refiero a hacer lo mismo los fines de semana, vacaciones o ratitos libres. Tener un horario o calendario para los momentos exentos de obligaciones.
No me gusta tener que ir todos los domigos a comer a tal sitio, o los viernes a ver a tal persona...y con esto no va por abuelos o gente directa, que vamos a ver cuando se puede. Me gusta la improvisación, no saber qué voy a hacer el sábado hasta que es, por lo menos, jueves. Y cuando tengo una tarde libre me gusta improvisar, ir de paseo temprano, o ver algo en la tele y salir tarde. O quedarme toda la tarde a leer, o por el contrario ir a la finca y llegar a casa ya cenados.
Pero a la vez me encanta tener tradiciones. Nosotros nos hemos inventado unas cuantas. Por ejemplo cada año en otoño nos vamos a una zona de la ciudad a ver un árbol que tiene unos frutos rojos chulísimos. Alguna vez he puesto fotos en el blog.
Las fotos son de este año(la que está sacada lloviendo), de 2017 y 2016. Cada año vamos dando un paseo y terminamos con una merienda chula.
También tenemos una excursión familiar de finales de verano, y la recolección de moras, castañas, nueces o manzanas en la época correspondiente.
Durante años organicé las cenas especiales de los viernes, un día a la semana venía mi tío a comer a casa y elegía él el menú(mi semana se ha quedado incompleta desde que no está), y es tradición en otoño hacer una excursión con mi madre y mi hermana a una zona concreta de Asturias. Y en verano no puedo faltar a los eventos del verano gijonés.
En Navidad veo la lotería comiendo turrón de chocolate, lo hago desde muy pequeña.
Vamos, que no me gustan las rutinas pero al fnal soy más de rutinas que nadie. Yo creo que lo que no me gusta es tener obligaciones en el tiempo de ocio, quiero hacer las cosas porque me apetece, no ir a un sitio o con alguien por obligación.
Madre mía que rollo os he metido. Creo que se me ha acabado la conversación para todo el día, jejejeje.
*Yo creo que tardo más en poner fotos y vídeos que en escribir el post, jejeje.
Ahora toca empezar la jornada, desayunos, carreras y yo además me voy en un ratito. En cuanto tenga hueco me pongo con vuestros blogs y los comentarios.
Mil gracias por leerme y nos vemos el sábado con el resumen semanal y un especial.
Muy feliz jueves a todos.