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Jueves reflexivo; cambios.

Reflexión del jueves; cambios.

Hola a todos. Me he dormido(ainnnns el verano) y se me ha ocurrido rescatar este post improvisado de hace unos meses, de un día en que también se me complicaron un poco las cosas, espero que os guste. Mil gracias a todos y nos vemos el sábado.

Hola a todos y bienvenidos. Normalmente escribo estos post a las seis de la mañana, pero hoy me ha pasado de todo así que me pongo a las nueve, ainnnns. Por supuesto, es improvisado, como siempre, y mi gatito me acompaña, no me ha cambiado por el radiador, jejeje.

Y sin más rollo empezamos.

Hoy no sabía sobre qué escribir, pero ayer, hablando con mi querida Sandry, se me ocurrió. Los cambios, eso que tanto miedo nos da.

Mi hija ha estado estudiando una carrera que en teoría tiene futuro y que a ella se le da bien, pero yo sabía que no era lo suyo, y las señales de la vida la han ido llevando a otra parte, así que al final ha cambiado, y yo estoy muy contenta porque quizás no tenga futuro, tal vez acabe trabajando en algo que no le gusta, pero no quiero que su sueño quede frustrado por no intentarlo. El cambio le daba miedo, todos los cambios dan miedo, pero hay tantas cosas que hacen que compense...


Sheldon tiene terror a los cambios. ¿A qué mola el dibujo de mi hija?

La madre de alguien muy querido para mí vivía con un hombre que la hacía terriblemente infeliz. En aquellos años si el marido no te pegaba tocaba aguantar, y a ella no le pegaba, no, pero la vida con él era una tristeza para ella y sus hijos, en aquella casa nunca se oían risas, no había ilusión ni felicidad. Y ella decidió cambiar eso. Claro, todo el mundo se la comió viva porque renunció a una estabilidad y a un dinero fijo, no entendían que las personas necesitamos más que el dinero.

Al principio fue duro pero cuando yo la conocí estaba en un momento en el que habían superado esas dificultades y eran una familia feliz, se reían, hacían meriendas y excursiones...eran felices y el cambio valió la pena. Fue duro, si, y a la madre le dio mucho miedo y le costó muchas lágrimas, como ella me dijo, pero le mereció la pena.


Hay parejas que no pueden estar juntas y es mejor dejarlo. (También lo ha dibujado mi hija)

Y en mi caso el cambio vino a mí sin buscarlo. Yo vivía bien, tenía mi coche, salíamos todos los días, mis hijos iban a las extraescolares que les gustaban, hacíamos escapadas y teníamos vacaciones, y aunque yo nunca me he considerado derrochadora, vivía bien, al menos normal. Y de repente, ¡zas! Una crisis que no solo me tocó a mí, fue brutal.

Y los primeros días estaba asustada y perdida, no quería que nadie de mi familia lo supiera para evitar preocupaciones(lo oculté mucho tiempo) y claro, era una lucha por salir adelante, por hacer que mis hijos tuviesen una buena adolescencia y evitar que los míos sufrieran.

Pero en cuanto lo asimilé, me dediqué a buscar lo bueno. Mi marido tenía un horario muchísimo mejor, yo empecé a participar en concursos literarios y gané unos cuantos, lo que además de unos ingresos extra me ayudó moralmente, y me inventé las cenas especiales de los viernes. Además, me sirvió para disfrutar aún más de las cosas, y cuando todo fue mejorando seguí saboreando la vida intensamente.

Además esta situación nos hizo buscar soluciones y discurrir, nos hizo no conformarnos y buscar salidas, es como si nos hubiéramos vuelto más listos, jejeje, aunque pasamos momentos muy muy complicados.


Él también lo pasó mal cuando perdió los poderes.(Dibujo de mi hija, of course)

Y claro, están los cambios horribles, esos que no se pueden evitar, cuando alguien se muere. En este caso yo lo llevo peor. El primero fue el de mi abuelo y lo pasé muy muy mal, con los demás abuelos también, pero con el primero fue horrible. Como tenía a mis hijos pequeños(con unos 9 o 10 años) pues tiré y lo superé.

Hace dos años, de repente y en plenas navidades, falleció mi padre. Y confieso que lo sigo llevando mal, a veces me dan muchos bajones, pero en el día a día intento ser feliz porque sé que él no querría verme mal, y porque mi madre no se merece más tristeza, ni mis hijos.

Esos cambios no los podemos evitar, vienen como tantas cosas de la vida, y hay que llevarlos lo mejor posible.

Pero los demás, los que dependen de nosotros, esos que a veces nos sacan de nuestra zona de confort y nos llevan a otra distinta, seguramente mejor pero distinta, siempre dan miedo. Pero yo creo que la vida es tan corta que hay que arriesgarse.

Si queremos poner un negocio, por ejemplo, nos parece que puede funcionar y tenemos los medios, pues deberíamos intentarlo. Puede salir mal, claro, pero si nadie se arriesga va a llegar el día en que no tengamos ni tiendas, ni bares, ni hoteles ni nada. Y si queremos estudiar algo que nos parece que tiene poco futuro, pues también, en realidad, ¿qué tiene futuro? Yo le digo a mi hija que cuando acabe lo que está haciendo debería estudiar algo relacionado con la pintura, pues mirad como dibuja. Ya sé que mucha gente dibuja bien, pero debería intentarlo.


Dibuja genial y debería intentarlo. Ainnns, adoro a Legolas.

Ya empiezo a divagar, y la verdad es que hoy no me concentro igual que otros días, ya hay vida en el edificio y en la calle, no me envuelve esa niebla del amanecer que suele acompañar mis reflexiones y mi gato no duerme, me mira con sus preciosos ojos, así que le acaricio en vez de teclear, jejeje.

Bueno, pues nada, me voy despidiendo. No he llegado a nada, en realidad, simplemente creo que los cambios forman parte de la vida y la especie que sobrevive, como diría Darwin, es la que mejor se adapta, y yo añadiría, qué la que es feliz en esa adaptación.

Mil gracias por leerme y nos vemos mañana viernes para despedir la semana.

¡¡¡¡¡Hasta mañana!!!!!

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