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Reflexión; ¿un libro es para siempre?

¿Son los libros eternos o quizás algo efímero?

Hola a todos y bienvenidos un día más, la semana vuela, es increíble.

Hoy toca post improvisado, ya sabéis que escribo sobre la marcha, bien tempranito y con la compañía de mi gato mayor y de un café bien calentito.

Me encanta aprovechar estas horas de silencio, estos momentos en que la ciudad apenas ha despertado y puedo dedicarme a pensar.

Y así, reflexionando despacio salen estos post que en teoría hago para mí sola pero que comparto con tantos de vosotros.

Y sin más rollo empezamos.

Hoy no sabía muy bien de que hablar, pero se me ha venido un recuerdo de ayer a la cabeza.

Seguramente a la mayoría os parecerá una bobada pero ayer cuando fui a tirar la basura vi diseminados por el contenedor bastantes libros.

Y a mí los libros me duelen. Sé que puede ser peor tirar otras cosas como comida, por ejemplo, pero es que los libros...deberían ser sagrados.

Ya he contado muchas veces que mi mayor tesoro son mis libros. Siempre he comprado, a veces más caros, otras más baratos, nuevos, de segunda mano y muchos son regalados.
Y la mayoría me gustan, algunos me decepcionaron y otros ni fu ni fa, los leí una vez y punto. Pero jamás se me ocurriría tirarlos. Si por lo que sea no puedo quedarme con tantos libros, porque a veces pasan cosas y entiendo que no podamos tenerlos, los donaré o regalaré. Aquí en Gijón, al menos, hay distintas opciones, y cualquiera de ellas es mejor que tirar libros a la basura.

En los libros está nuestra historia, la cultura de años y años, la sabiduría de gente que vivió hace muchísimos tiempo y de gente que vive ahora, historias tristes, alegres, diarios de niñas que acaban en campos de concentración, historias de amor, de desamor, podemos seguir a detectives que resuelven casos imposibles en la vieja Inglaterra, recorrer Francia con Dartagnan o incluso vivir en Rusia con Anna Karenina y he deseado ser tan ingeniosa como Elizabeth Benneth, tan lista como Jo March o tener una lucidez cuando sea mayor como la de Miss Marpple.

Con los libros me he reído, me he enamorado de Mr Darcy, de Mark Darcy, de Drácula, de Ponyboy Curtis o de Jay Gatsby.

Y de mi infancia guardo muy buenos recuerdos de mis momentos de lectura, de los sábados por la mañana leyendo cómics que entonces llamábamos tebeos y de los viernes y en las vacaciones devorando todo tipo de libros.

Además no hay nada mejor que oler un libro nuevo, bueno sí, quizás oler un libro viejo sabiendo que ha vivido ya mucho, cualquier olor a libro es mágico, y el tacto de sus páginas también es genial.

Y quizás por eso, porque complementan mi vida soy incapaz de tirarlos, prefiero regalarlos.
Pienso que los ayuntamientos deberían facilitar la donación para la gente que no puede quedarse con ellos por la razón que sea no los tire.

Si esos libros que vi ayer, en vez de estar dentro del contenedor hubieran estado encima, los habría cogido porque me da mucha pena que se estropeen.

Además pienso que deberíamos enseñar a los niños a cuidar los libros y a valorarlos.
Siempre he sido socia de la biblioteca y a mis hijos los llevaba mucho cuando eran pequeños para que se acostumbrasen, y siempre he insistido mucho en cuidar esos libros aunque no fuesen nuestros, porque un libro es un tesoro.

Bueno, la verdad es que la reflexión no da mucho más de sí, simplemente quería decir que los libros son nuestro pasado, nuestro presente y nuestro futuro. Todo el mundo debería tener acceso a los libros, y nadie debería tirarlos.

Además creo que hay que fomentar la lectura entre la gente joven. En mi caso tuve suerte con mis padres porque en el colegio me saturaron con libros que no me convencían nada, si hubiese dependido de esa experiencia ahora no leería nunca.

A mis hijos les dieron unas opciones mejores pero aún así creo que no saben enganchar a los niños, y está claro que a la lectura hay que engancharse de pequeño. En mi casa, además de leer toda la familia, siempre nos regalaban un libro en cada cumple, Navidad y ocasión de recibir regalos, aunque recibiésemos otras cosas el libro caía fijo. Y eran libros que siempre me gustaban.

Y a día de hoy hace muchos años que me propuse comprar como mínimo un libro al mes, si puedo uno bueno genial y si estoy más ajustada voy a una librería donde hay libros nuevos desde 1,95€ así que no tengo excusa.

Y poco a poco me he ido haciendo con una buena biblioteca que es mi tesoro, y si algún día por lo que sea no puedo conservarla y mis hijos tampoco, la donaré pero me moriría de dolor verlos tirados.

Bueno, pues hasta aquí el post de hoy, una reflexión sencilla pero ayer me dio tanta pena, o rabia o no sé, ver libros tirados que tenía que decirlo.
También me da pena cuando veo ropa o juguetes pero he de decir que lo veo muy poco, y no sé, no es lo mismo, pero los libros...ufffff.

Muchísimas gracias por leerme y nos vemos mañana con un post más de viernes, algo alegre para empezar el finde.

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Hasta mañana!!!!!!!

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