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Reflexiones del jueves: Soledad.



Hola, ya sabéis que la entrada de los jueves la escribo sobre la marcha, casi sin repasar y poniendo solo lo que me dicta el corazón, y hoy me he levantado sin tener idea sobre el tema de mi reflexión, pero de repente, viendo el silencio que me rodea se me ha ocurrido que puedo hablar de la soledad. Y con el cafñe humeante en la mano y mi gato en el regazo empiezo a compartir estos pensamientos con vosotros.
Hay tantos tipos de soledad, tantos; la soledad buscada, la soledad de quienes no tienen la suerte de tener gente cercana, la soledad del que está rodeado de gente pero se siente solo, la soledad que sentimos tras la muerte de un ser querido, o cuando una pareja se rompe, o esa soledad del que empieza de cero en un lugar distinto, donde hace nuevos amigos pero que sigue sintiendo que le faltan los de siempre.
Yo nunca me he sentido sola, o al menos muy pocas veces, pero a pesar de ello o tal vez por ello necesito mi soledad, es algo que siempre he necesitado.
Muchas veces me veo rodeada de demasiada gente, y aunque me gusta, no lo voy a negar, y me encanta estar con los míos, desde pequeña he necesitado un espacio para mí, sin nadie que me distraiga para pensar y ser consciente de lo que me está pasando y estoy viviendo, sea bueno o malo.
Recuerdo que cuando era pequeña me costaba mucho encontrar momentos para estar sola. En el cole tenía que atender en clase y el resto del tiempo jugaba con otros niños y en el autocar jugaba o cantaba, así que no podía pensar.
En casa tenía que comer-merendar-cenar, bañarme, hacer los deberes, ver la tele en familia y jugar, así que mi tiempo de reflexión era en dos sitios, uno de ellos bastante triste; el baño.
Solo reflexionaba y pensaba tranquila en el baño o en la cama, me encantaba quedarme despierta de noche o despertar temprano los fines de semana para quedarme pensando. Pensaba en lo bueno que me había pasado, en las ganas que tenía de ir a algún sitio, ya fuese un cumple, una merienda o un paseo. Y claro, pensaba en cosas malas, en que me había enfadado con una amiga o en el miedo que tenía a que les pasase algo a los míos porque yo tenía algunos amigos que habían perdido a un padre o abuelo.
Y al ir creciendo siempre necesité mi momento de soledad para pensar y ser consciente de lo que estoy viviendo.
Cuando iba al instituto, un par de días a la semana cogía el autobús muy temprano e iba prácticamente sola, y esos días los dedicaba a pensar, y me encantaba sentarme sola, con la radio del autobús de fondo y pensar.
Recuerdo que el día que murió Freddy Mercury lo oí en la radio del bus, mientras sonaban algunas canciones suyas de fondo, y aunque sabía que estaba enfermo me pilló tan de sorpresa que me puse a pensar y pensar y estaba tan distraída que me pasé la parada, jeje, y tuve que caminar bastante.
Y la verdad es que aún a día de hoy esos momentos solo para mí son esenciales.
Algún tiempo después cogí la costumbre de pasear sola a la orilla del mar, y me pasé muchas mañanas pensando y meditando mientras mis pies hacían kilómetros sin apenas darse cuenta.
Pero al llegar mis hijos y llenar mi mundo de vida empecé a perder esa soledad tan buscada. Al principio no lograba sacar tiempo para estar sola porque cuando no estaba con ellos o haciendo cosas y trabajo estaba con mi marido, y si no en reuniones familiares o en cualquier recado.
Por supuesto era incapaz de ponerme a pensar antes de dormir porque mi hijo pequeño no dormía nada y claro, cuando tenía un minuto me quedaba frita, era incapaz de pensar, y madrugaba tanto que no podía robar minutos para mí.
Y yo necesitaba esa soledad, la necesitaba a toda costa así que empecé a pensar en la ducha(si a lo que haces con dos niños pequeños se puede llamar ducha) hasta que empezaron a dormir la siesta a la vez y dedicaba un poco de ese tiempo a estar sola.
No necesito gran cosa para disfrutar de mi soledad, con un poco de silencio y una taza de té o café me sirve, solo quiero pensar y ser consciente de lo que vivo, pensar en ello y disfrutarlo o asimilarlo si es algo malo.
Ahora que tengo hijos mayores busco esa soledad aunque sea durante cinco o diez minutos al día. A veces, si voy a los recados salgo antes y paseo por la orilla del mar en silencio. Y si me acompaña mi marido caminamos sin hablar, para concentrarme en mí. Y también pienso mucho cuando monto en bici, y mi marido también, siempre que vamos a montar en bici lo hacemos sumidos en nuestros pensamientos.
Y mientras estoy así, pienso que en el fondo tengo miedo a la soledad no deseada y me pregunto si yo sería capaz de ser feliz si me sintiese sola, pero sola de verdad.
Conozco algunos casos de personas, especialmente algunas bastante mayores, que están solas, ya sea porque su familia se ha desentendido(desconozco los motivos y ni se me ocurriría juzgar) o porque no tienen a nadie, y me doy cuenta de que en muchos casos la soledad pesa.
Una de esas personas que conozco está totalmente sola en el mundo, no tiene parientes, pero no es una persona que esté realmente sola, es tan alegre que siempre sonríe, vive en una residencia y siempre está haciendo algo, y recibe muchas visitas y yo la veo feliz, y ella me dice que no se casó porque no quiso atarse a nadie sin amor y es feliz así. Y lo creo, se ve feliz.
En cambio en esa misma residencia conocí a una señora que también está sola por circunstancias de la vida y está muy triste, y siempre dice que no hay mayor dolor que la soledad. Y a mí me entra una angustia...
A veces pienso que la soledad es relativa en cada persona. Un tío de mi madre enviudó hace un años, y él y su mujer llevaban 60 años juntos. El hombre jamás está solo, está con sus hijos, nietos, vive junto a dos sobrinas, tienen amigos de toda la vida...nunca le falta compañía de gente que le quiere de verdad, en cambio el dice que desde que ella falta se siente más solo que nunca y no tiene ganas de vivir, ni su nieto bebé le levanta el ánimo.
Y lo entiendo, yo llevo una temporada difícil y sé muy bien lo que siente, la soledad no se basa en estar rodeado de gente sino en sentir que quien está a tu lado camina contigo.
Bueno, realmente no puedo extenderme mucho más, solo decir que la soledad es algo muy relativo, podemos sentirnos solos rodeados de gente y muy acompañados sentados en silencio con nuestro gato, depende de muchas cosas.
Y además podemos querer estar solos o simplemente necesitemos estar siempre con alguien, depende de cada uno, en mi caso yo necesito un poco de soledad, y ahora más que nunca necesito mi tiempo, a veces llorar sola o pensar sola es necesario, al menos para mí, aunque el resto del tiempo quiera pasarlo con los míos, pero mis minutos de silencio son indispensables.
Bueno, pues muchísimas gracias por leerme y por comentar, os recuerdo que para decirme cualquier cosa en privado tenéis un formulario arriba a la derecha. Y claro, me gustaría saber si a vosotros os gusta la soledad, si necesitáis a veces estar solos sin nadie que distraiga vuestros pensamientos o si por el contrario teméis veros solos algún día.
Besinosssss y nos vemos mañana con algo divertido que es viernes.
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