Hola a todos y bienvenidos un días más. ¿Qué tal ha ido el finde? El mío muy bien, familia, paseos, relax...y la verdad es que lo necesitaba porque este año he tenido meses muy muy malos.
Hoy vengo con un repaso de septiembre, los que me leéis habtualmente ya sabéis que me gusta repasar lo mejor de cada mes, y este no podía ser menos.
Y sin más rollo empezamos.
Cuando iba a preparar el post he visto que en septiembre hice más de mil fotos, pero al menos la mitad eran familiares, así que esas las descarte.Quedarme luego con unas 24 entre 500 ha sido difícil. Alguna(muy pocas) las había compartido en redes sociales, pero el resto son nuevas.
He intentado que sean variadas y no están editadas porque os pregunté el mes pasado y todos me dijísteis que al ser fotos de momento queríais que fueran al natural, sin retoques.
Septiembre ha venido con sol y días de verano, así que pasamos muchas mañanas en la playa, cuando apenas hay gente y pasear es una delicia.
Pero algunos días el sol quiso jugar al escondite, así que saboreamos el encanto de los días nublados junto a un faro que me ha visto crecer, que vio crecer a mis hijos, a mis padres y que incluso vivió la juventud de mis abuelos.
Y visitamos antiguos asentamientos de los astures, que los días nublados invitan a hacer muchas cosas.
Pero el sol volvió a aparecer y decidimos empaparnos de sus atardeceres a la orilla de un pantano, en un picnic de esos que saben a felicidad.
Porque septiembre no solo es el mes de la vuelta al cole y de los inicios, también hay alguna despedida y en mi familia siempre hacemos alguna excursión de fin de verano, y aunque por desgracia cada vez somos menos las vivimos con intensidad y agradecimiento por estar vivos y sanos. Son excursones variadas y diferentes, quizás por eso alucinamos con aerogeneradores enormes envueltos en niebla.
Y con los monasterios en ruinas cargados de leyendas.
La verdad es que me daba un poco de miedo, solo un poco, porque a mi mente acudían esas historias terroríficas que se cuentan desde hace años.
Pero el miedo se me pasa enseguida al pasear de puntillas por esas salas abandonas, con partículas de polvo flotando en el aire y ese olor a viejo y humedad que tanto inspira.
Algunos días nos encontramos preciosos lavaderos casi a la vuelta de la esquina, cubiertos de ipomeas y muchas otras flores. Hace 4 años, en un post sobre lo que me gusta de otoño os dejé una foto de este lavadero, podéis verla aquí, era espectacular.
Y los pueblos marineros se vistieron de fiesta. Todos los años os pongo alguna foto de los barrios marineros, me chiflan esas redes, y las medusas...
Y en alguna de esas excursiones nos perdemos por pueblecitos del interior, paseamos por las callejuelas del occidente asturiano que nos regalan casas como estas.
¿Os apetece tomar algo en la Taberna de Moe? Os lo digo por adelantado: Homer no estaba.
Y es curioso descubrir que un pueblecito enterrado entre montañas está hermanado con un pueblo sevillano(Las Cabezas de San Juan) y que le rinden un pequeño homenaje.
Y claro, también buscamos historia. Desde este balcon el general Riego dio su famoso discurso el 4 de octubre de 1820(en tres días estamos de aniversario).
Pero no todo han sido excursiones a la otra punta de la región. Algunos días nos quedamos más cerca y pudimos hacer nuevos amigos.
Y aunque el día amaneciese gris nos deleitamos con uno de los miradores más bonitos de la ciudad.
Otras veces el sol quiso acompañarnos y caminamos al borde de acantilados de esos que subyugan y enamoran.
Y como me gusta llevar la contraria pasamos una tarde genial rodeados de unas plantas que todos odian porque son invasibas, pero que en cambio a mí me gustan y además me daba la sensación de estar en un pueblo perdido en EEUU, con sus torres de la luz, sus carreteras serpenteantes y kilómetros y kilómetros de llanuras.
Y de nuevo seguimos haciendo amigos, aunque en este caso no me apetece que esté muy cerca, me da un poco de miedo.
Y seguimos disfrutando del mar, de los rayos de sol y de la tranquilidad. ¿Se os ocurre algo mejor que eso?
Y durante esos paseos me encontré esta hoja medio enterrada en la arena, y no pude evitar preguntarme si sería el adorno del pelo de alguna sirena, que lo había perdido.
Me gusta tanto la variedad que fue un placer encontrar algunos días grises, para perderme en el monte y contar historias de miedo o imaginarme que venían los Wendols de El guerrero número 13.
Y seguimos haciendo amigos...este me pareció de lo más adorable.
Y envueltos en los cielos rojos del atardecer nos vamos despidiendo.
Espero que octubre sea un mes tan bueno como este, largo y sin demasiados obstáculos, intenso y eterno como estas vías del tren.
Y nos vamos cerrando los ojos y soplando fuerte para que nuestro deseo se cumpla.
Mil gracias a todos por leerme y nos vemos el miércoles con algún truco.
Fuente: este post proviene de Pequeños trucos para sobrevivir a la crisis , donde puedes consultar el contenido original.
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