Hola a todos y bienvenidos un día más. Hoy andamos de fiesta local así que os dejo un post ligero y relajante; los mejores momentos que nos dejó febrero.
Y sin más rollo empezamos.
Ya sabéis que no me gusta febrero por una asociación de malos recuerdos, pero es cierto que también tengo muy muy buenos recuerdos de este mes, y es con eso con lo que me gusta quedarme.
Este año febrero ha llegado cargado de sol, de días llenos de luz y de buenas temperaturas. Hemos podido saborear el mes a tope dando largos paseos por la playa, con un mar limpio y calmado que no parecía el bravo Cantábrico de febrero.
Y nos escapamos con el coche, sin rumbo, a perdernos por carreteras secundarias, de esas tranquilas y que dan paz.
Otras veces caminamos buscando mimosas en flor para llenar toda la casa de olores ricos, y sentir que se acerca la primavera.
A veces nos íbamos a pasar la tarde a la finca familiar, y entre otras cosas nos entreteníamos viendo a las vacas y ovejas, que volvían felices a su casa.
Recuerdo un sábado de sol, sentados con el mar a nuestras espaldas y a nuestros pies la ciudad. Y si mirábamos atentamente, al fondo, se veían las montañas nevadas.
Febrero ha sido el mes de los paseos, y eso conlleva encontrar lugares increiblemente hermosos.
Y también nos hemos encontrado amigos guapérrimos como estos, que adornan cualquier paisaje.
Ir a la zona alta de la ciudad siempre es agradable porque podemos pasar horas observando el horizonte. ¿Qué mágico poder tendrá que me tiene horas mirando, contemplando esa raya de bordes difusos que no sé donde empieza ni donde termina?
Otras veces nos encontramos lugares diferentes, con encanto, de los que invitan a entrar a tomar algo rico.
O simplemente mirar hacia arriba y perder nuestra vista entre los rayos de sol que enredan, juguetones, entre las hojas de los árboles.
Y la playa vuelve una y otra vez, siempre hay algo nuevo que descubrir. Estos días el paddle surf y el surf han sido los reyes indiscutibles.
En algunos de esos viajes en coches tuvimos que detenernos a contemplar el paisaje porque era un dolor perdérselo.
Y de nuevo volvimos a la parte alta, a pasear sin prisa, con el sol acompañando nuestros pasos.
Y nos sentamos con una botella de sidra en lugares de siempre, y visité mi museo preferido, que estaba muy muy tranquilo.
Y uno de esos días sin sol estos chicos guapos iluminaron el día jugando sin prisa, y con ellos despedimos febrero, deseando que marzo llegue lleno de cosas buenas, de noticias esperanzadoras, de risas, de momentos inolvidables y de buenos recuerdos.
Mil gracias por leerme y nos vemos mañana con un truco.
Fuente: este post proviene de Pequeños trucos para sobrevivir a la crisis , donde puedes consultar el contenido original.
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