Por Nedda R. Thomas, History Publishing, Palisades, N.Y., 2014, $18.95.
Hay pocos relatos personales de pilotos de aviones de carga de la Segunda Guerra Mundial, y menos aún de los que volaron “sobre el Hump”, el nombre de los Aliados para la ruta de suministro aéreo del norte de la India a China a través del Himalaya. Nedda Thomas ha producido un relato enérgico de las experiencias de su padre, Ned Thomas, quien a finales de la guerra luchó con un Curtiss C-46 Commando sobre las montañas más altas del mundo.
Los aviones de transporte comenzaron a volar por la ruta del Himalaya en 1942, cuando las condiciones operativas eran extremadamente duras, incluyendo órdenes permanentes de que los pilotos debían ignorar el mal tiempo y seguir adelante a pesar de ello. Cuando el padre del autor volaba el Hump, las cosas habían mejorado considerablemente, pero seguía siendo un trabajo desalentador.
La autora favorece al líder nacionalista chino Chiang Kai-Shek y a la comandante de la Decimocuarta Fuerza Aérea, Mayor General Claire Chennault, en detrimento del subcomandante del sudeste asiático, Teniente General Joseph Stilwell, a quien describe como un general de infantería anticuado que no aprecia el poder aéreo. Aunque hay mucho de cierto en esa acusación, no todo fue culpa de Stilwell. “Vinagre Joe” Stilwell era un personaje espinoso, pero luchaba sin suficientes hombres ni suministros mientras trataba con chinos corruptos y aliados británicos embrollados, así como subordinados como Chennault, que iban a sus espaldas para promover sus propias agendas personales. Tal discordia estaba detrás de la broma que CBI, el acrónimo del Teatro China-Birmania-India, significaba “Confusión más allá de la imaginación”.
Hump Pilot ofrece una entretenida ventana a lo que fue volar la carga por la ruta aérea más peligrosa del mundo en las peores condiciones de vuelo imaginables. La tasa de desgaste entre las tripulaciones de Hump era espantosa, incluso cuando se comparaba con lo que la Octava Fuerza Aérea experimentó sobre Europa. Todos estos hombres eran conscientes de que, incluso si lograban salir con éxito de un avión averiado, sus posibilidades de sobrevivir en la selva o en las montañas eran escasas.
Robert Guttman
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