Con un comienzo impactante para enganchar al suscriptor, y con los inevitables capítulos de transición, podemos constatar que se eleva por encima del nivel alcanzado en la versión cinematográfica al evitar estilosas filigranas videocliperas, que eran la mayor rémora de la película de Joe Wright. No hay que obviar al trío protagonista; un adecuado Joel Kinnaman en el papel del acerado padre e instructor del arma letal en que se ha convertido Hanna, a su vez interpretada por la novel actriz británica Esme Creed-Miles con frialdad y furia contenida, a la que da rienda suelta en contadas y celebradas ocasiones. Por último Mireille Enos, intérprete de difícil físico que impregna a su personaje de una dualidad que bascula entre despiadadas vesanias y atisbos de humanidad. Dudamos que pueda dar más de sí en la anunciada segunda temporada, pero todo es posible en la Viña del Señor.
Puntuación @tomgut65: 6/10