Hay una esquina en algún lugar que me espera,
un rincón donde solo levantando la cabeza
veré a las estrellas, porque tienen manto,
un lugar exacto para brillar
como esos ojos asustados que me miran
desde la otra esquina bajo la farola.
Mi nombre no importa, soy un "Juan sin nombre",
uno más de esta inmensa desdicha
creada por el hombre.
Es el único punto que nos queda
en esta ciudad rota de por la desidia
junto al olor a castañas...
En esas noches, aún sonara la música callejera
como luciérnagas de ilusiones fantasmales,
las terrazas repletas de los mismos, iguales pero diferentes.
La gente pasa, mira y calla,
mira y siempre calla.
Carlos Gargallo (c)
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