En el artículo anterior les contaba nuestro recorrido en la primera parte de este viaje por California para fin de año 2018. Les contaba que empezamos en San Francisco y a partir de ahí hicimos un viaje por tierra por los siguientes destinos, llegando primero al parque nacional Yosemite, donde recibimos el año nuevo.
Salimos del hotel de montaña en la mañana, con los vidrios del carro llenos de copos de nieve, en dirección al sureste. El destino final de ese día era Las Vegas, en el estado de Nevada. La distancia entre ambos hoteles era de 720km y superaba las siete horas de recorrido, por lo que buscamos un punto intermedio para hacer una parada estratégica.
En estos casos, preferimos salir lo más temprano posible y dejamos como primera parada algún restaurante para desayunar en ruta. Luego llegamos a nuestra segunda parada, CALICO, donde pudimos disfrutar por varias horas y almorzar.
1. CALICO, CALIFORNIA
Calico, California Company, es un pueblo fantasma real, fundado en 1880 por su mina de plata. Sin embargo en menos de 2o años el desplome del precio de este metal obligó al pueblo a desplazarse, dejando las construcciones intactas. A partir de 1950 funciona como un punto turístico y se encuentra en la carretera interestatal que une a Los Angeles con Las Vegas. Posee tiendas, restaurantes, museo y todas las instalaciones de la época conservadas.
2. LAS VEGAS, NEVADA
HOSPEDAJE: como la ubicación siempre es indispensable, pensamos en un hotel sobre el bulevar principal, Las Vegas Strip. Hay muchas opciones para todos los gustos, y en realidad es una ciudad con hospedajes mucho más baratos que otras como San Francisco o Nueva York. Al final nos decidimos por el hotel New York- New York, donde además de tener una ambientación de la ciudad, hay montaña rusa que recorre las áreas sociales y bastantes restaurantes.
TRANSPORTE: en este caso dejamos el carro estacionado en el hotel, quienes cobran una tarifa diaria. Sin embargo cuando salimos a conocer la ciudad lo hicimos caminando, así que tampoco fue indispensable tenerlo todo el tiempo.
ITINERARIO: Las Vegas es una ciudad que se disfruta las 24 horas del día. Al menos en este viaje, no nos sentimos atraidos por los casinos y clubs nocturnos. Sin embargo hay mucho más que eso y a nosotros no nos alcanzó el tiempo para conocerlo todo.
Como ya les he contado, nos encanta poder conocer caminando y esta ciudad es ideal para eso. Puedes pasar todo el día recorriendo el bulevar, conociendo cada hotel con sus ambientaciones tan particulares y disfrutar de la gastronomía, de las tiendas y de los espectáculos de todo tipo ( fuimos al show del Circo del Sol “O”). Superó mis espectativas el diseño de la ciudad, y de los edificios, tanto en los ambientes externos como internos.
3. GRAN CAÑÓN, ARIZONA
TRANSPORTE: saliendo del hotel en Las Vegas tomamos un día para ir a conocer el Gran Cañón. El mirador West Rim, de la reserva Hualapai, se ubica a 205km de la ciudad, lo que te permite hacerlo en un día.
Podrías hacerlo con un tour programado si no tienes carro, e incluso hay opciones en helicóptero súper interesantes (decidí evitarlo porque no sabía cómo iba a estar con las náuseas). Además, si lo haces en carro puedes hacer una parada adicional basatante interesante.
ITINERARIO: como siempre, procuramos salir temprano y desayunar en ruta. Nuestra primera parada fue en la frontera entre los estados de Nevada y Arizona. Se dividen por el río Colorado y ahí se ubica la represa Hoover.Tanto el puente como la represa son obras de ingeniería sorprendentes, por su diseño y sus proporciones.
La represa fue construida en la década de 1930’s, con un diseño arquitectónico ART DECO; involucra a los estados de Arizona, Nevada, Los Ángeles, Colorado, Nuevo México, Utah y Wyoming. Ha sido además escenario de importantes películas como Superman, Transformers y la Falla San Andreas.
Por su parte, el puente Mike O’Callaghan-Pat Tillman Memorial fue construido en 2010 para alivianar el tránsito vehicular sobre la represa. Su diseño posee un arco de concreto y acero y se ubica a 300m sobre el nivel del río.
Se puede transitar a pie por ambas estructuras, y el estar desde una te permite ver la otra. La entrada es gratuita, únicamente cobran por el estacionamiento y si deseas tomar un tour por las instalaciones de la represa.
Nosotros seguimos nuestro recorrido hacia Arizona donde nos esperaba el gran cañón. Aquí estacionas el carro, pagas por la entrada y tomas un bus que te lleva a hacer el recorrido por los tres puntos de interés para observar esta maravilla natural, patrimonio de la humanidad desde 1979 (UNESCO). El río Colorado ha ido erosionando el terreno durante 6 millones de años y su garganta alcanza una profundidades entre 800 y 1,600 m.
Poder conocer el Gran Cañón estaba en mi “bucket list”, y en realidad era la principal razón que tenía al escoger visitar Las Vegas, que veía como “algo que debes conocer” pero no me ilusionaba como los otros destinos. Sin embargo nada se compara con poder conocer y entender la magia de cada lugar.
Las Vegas es una ciudad diseñada para el entretenimiento de todo tipo, principalmente para adultos. Es un sitio donde te diviertes con solo caminar por las aceras, donde puedes disfrutar de cualquier tipo de comida y simplemente relajarte en un parque de atracciones urbanas.
Por otro lado, ninguna foto ni ningún relato pueden describir lo magestuoso que es el Gran Cañón. Me hizo sentirme completamente abrumada el estar en un lugar que expone 2,000 millones de historia del planeta Tierra, en un proceso que sigue en movimiento constante. Este tipo de contacto con la naturaleza me hace reconocer que somos parte de todo un sistema complejo y que estamos conectados con cada parte del mismo.
Esta parte del viaje fue similar a la primera (San Francisco – Yosemite) en el sentido de que incluye un destino de ciudad y uno natural. Sin embargo, son completamente diferentes en todo su estilo, San Francisco, ciudad cultural y financiera, reconstruida a inicios del siglo XX no se compara con el estilo de glamoroso de Las Vegas, completamente turística y vacacional. Por otro lado, los bosques de coníferas entre montañas de granito de Yosemite no se comparan con la árido e imponente Gran Cañón.
Hasta el momento no he podido decidirme entre cuál de los dos destinos me gusta más. Creo que debo regresar para poder resolver este dilema!
un abrazo,