Detalle de la portada de Los enamoramientos de Javier Marías publicado en DeBolsillo
Pero desde el principio sabemos -desde que se nos mueren- que ya no debemos contar con ellos, ni siquiera para los más nimio, para una llamada trivial o una pregunta tonta ("¿Me he dejado ahí las llaves del coche?", "¿A qué hora salían hoy los niños?"), para nada. Nada es nada. En realidad es incomprensible, porque supone tener incertidumbres y eso está reñido con nuestra naturaleza: la de que alguien no va a venir más, ni a decir más, ni a dar un paso ya nunca -para acercarse ni para apartarse-, ni a mirarnos, ni a desviar la vista. No sé cómo lo resistimos, ni cómo nos recuperamos. No sé cómo nos olvidamos a ratos, cuando el tiempo ya ha pasado y nos ha alejado de ellos, que se quedaron quietos.
Javier Marías. Los enamoramientos.