Fragmento de la novela: "El Visitante Maligno II" de Fernando Edmundo Sobenes Buitrón



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Parada bajo la ducha inmóvil y callada,… lloraba con tristeza, mientras su cuerpo era bañado por el líquido transparente que no lograba despojarla de esa sensación de rabia y amargura a causa de la experiencia que atravesó hacía unas horas. Se sentía sucia y vejada. El hombre la había utilizado como si fuera una cualquiera. Al igual que si se hubiera tratado de una mujerzuela y sin ningún tipo de consideración. Sin que contaran para nada todos sus años de matrimonio; sin que respetara sus deseos y lo que más le afectaba era que no le hubiera importado ser sorprendido por sus hijos. El ataque sexual fue brutal, humillante y doloroso. El ardor del orificio entre sus nalgas aún era agudo y la hacía sentirse miserable… «Fui ultrajada—pensó—fui violada por mi esposo…» Cogiendo el jabón comenzó a frotarse el cuerpo como una maníaca, intentado despojarse de esa costra de suciedad que percibía en su piel que se introdujo hasta sus tejidos óseos y llegó hasta el fondo de su ser. En ese instante odiaba a su marido. Nunca pensó que algún día sucedería eso. Lógicamente con tantos años de estar juntos hubo ocasiones en que discutieron e inclusive pelearon por nimiedades, pero jamás ocurrió algo similar que la hiciera opinar de aquel modo…





El firmamento cual si fuera un oscuro escenario cargado de diamantes, rodeaba a la luna que aparecía radiante brillando a plenitud. Parecía una diva en medio de millares de espectadores que destellaban de admiración ante su impresionante figura. El viento soplaba trayendo consigo un suave hálito con aroma a pinos desde el bosque, que se esparcía por todo el poblado con el perfume embriagador de la naturaleza. A esa hora de la noche casi no circulaban vehículos y el vecindario se mostraba apacible y placentero. Las calles se hallaban desiertas con los faroles encendidos en ambos lados de la calzada, al igual que senderos brillantes entre la indiferente penumbra. Lago Feliz se mostraba como un mar de puntos fluorescentes, como pequeñas estrellas sobre la tierra similares a un gran nacimiento navideño. Si no fuera por los resplandores que emitían las viviendas indicando la presencia de sus habitantes, se hubiera podido afirmar que se trataba de un pueblo fantasma…


Fragmento de la novela: El Visitante Maligno II de

Fernando Edmundo Sobenes Buitrón

EL VISITANTE MALIGNO y EL VISITANTE MALIGNO II

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